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Corea del Norte, desarrollos de una potencia nuclear

Corea del Norte, desarrollos de una potencia nuclear
Jong-un (c) delante del Hwansong-17, lanzado en febrero y en marzo de 2022
Jorge Cachinero el

El 10 de octubre de 2020, en Pyongyang, capital de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), se celebró un desfile militar nocturno, algo realmente inusual, bajo la presidencia de Kim Jong-un, Líder Supremo -en la nomenclatura política interna- del país, con el objeto de celebrar el 75º aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores de Corea, del que Jong-un es, asimismo, su líder.

Aparte de las imágenes, ya, de por sí, impactantes, de aquella velada insólita e inquietante, los observadores internacionales de la misma se sobresaltaron al comprobar que, en aquel desfile, iluminado por los focos de la plaza Kim Il-sung, nombre del fundador y primer presidente de la RPDC y abuelo de Kim Jong-un, circuló, por primera vez, el Hwansong-17, un misil balístico intercontinental –Intercontinental Ballistic Missile (ICBM), en inglés-, cuyas dimensiones dejaron perplejo al mundo.

Desfile militar nocturno, 10 de octubre de 2020, Pyongyang, RPDC

Los expertos internacionales sobre misiles balísticos estiman que el Hwansong-17 pesa entre 80.000 y 150.000 kilogramos, alcanza una longitud de 25 metros, posee un diámetro de casi 3 metros, incorpora una cabeza nuclear de entre 2.000 y 3.500 kilogramos de peso y, lo más dramático, es capaz de enviarla contra el territorio de los Estados Unidos (EE. UU.), dado que su alcance operativo es de 15.000 kilómetros, con lo que sobrepasa el rango de su antecesor, el Hwansong-15, testado y lanzado el 28 de noviembre de 2017, que es de 13.000 kilómetros.

A algún analista se le ocurrió bautizar al Hwansong-17 con el remoquete siniestro del ‘misil monstruo’ y como tal es conocido, ahora, en todo el mundo.

Con posterioridad a aquel desfile, el misil monstruo fue testado el 16 de marzo de 2022 -en adición, durante 2022, a las, por lo menos, dos pruebas que la RPDC ha realizado con misiles hipersónicos y al séptimo examen nuclear subterráneo, tras los seis anteriores, que se realizaron entre 2016 y 2017-, de tal forma que ese ensayo fue el primero, desde 2017, que la RPDC ha llevado a cabo con ICBMs, a pesar de tenerlos prohibidos expresamente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Además, en lo que va del presente año 2022, la RPDC ha realizado 31 lanzamientos de misiles, una cifra superior a la de los 25 que se hicieron en 2021, que ya fue el récord histórico de lanzamientos de misiles del país, y la RPDC ha construido una nueva instalación para realizar este tipo de pruebas.

El liderazgo del país está directa y visiblemente comprometido con estos nuevos desarrollos.

En abril de 2022, el presidente de la RPDC, Kim Jong-un, asistió en persona a los ensayos del uso de armamento táctico que podría ser equipado con cabezas nucleares.

Por su parte, la hermana del presidente, Kim Yo Jong, avisó, el 5 de abril de 2022, de que estas armas serán utilizadas contra la República de Corea, o Corea del Sur, en la que fue la primera ocasión en que un miembro del liderazgo de la RPDC realizaba afirmaciones públicas de ese tenor, dado que, históricamente, la RPDC siempre ha defendido que construyó sus capacidades nucleares para protegerse de EE. UU. y, en ningún caso, para atacar a Corea del Sur.

Kim Yo Jong

En 2022, la tensión nuclear ha aumentado en todo el mundo, en general, y en Asia y en la península de Corea, en particular, y las tres grandes potencias, EE. UU., China y Rusia, tienen un punto de vista propio sobre los desarrollos nucleares que se están produciendo en la RPDC.

EE. UU. insiste en mantener la presión sobre Corea del Norte para que ésta abandone sus armas nucleares -aunque Biden no quiere dialogar con Kim Jong-un, como hizo el presidente Trump-, a través de una política que recuerda a la de la llamada “paciencia estratégica” de Barack Obama, que, realidad, no está dando frutos, ni entonces, ni ahora, porque no es más que una presión sin resultados, mientras que la RPDC sigue avanzando en su programa nuclear.

Lo que sí hizo Biden fue visitar al presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, el pasado mes de mayo, con su propuesta de que se alinee junto a EE. UU. frente a China y en favor del desarrollo de una OTAN asiática.

La aproximación de China a los riesgos que proceden de la península de Corea es analizarlos como cualquier otro asunto asiático, es decir, a través de las lentes de su rivalidad estratégica con EE. UU., de tal forma que, en China, se evalúa el programa nuclear de la RPDC como una herramienta con valor potencial para la propia China.

Para China, las armas nucleares de Corea del Norte no representan una amenaza para ella, sino, más bien, un problema para EE. UU. y para sus aliados.

Por último, Rusia ha contado con el apoyo incondicional de la RPDC en el conflicto que mantiene contra EE. UU., la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea (UE), a través de su apoderadoproxy, en inglés-, Ucrania, en el este de Europa, como puso de manifiesto mediante su voto en la ONU de oposición a las sanciones allí propuestas contra Rusia y a través del reconocimiento norcoreano de la República Popular de Donetsk (RPD) y de la República Popular de Lugansk (RPL).

Es interesante subrayar que, a pesar del lenguaje que a Corea del Sur le gusta usar, en relación con Rusia, a quien se refiere como un aliado estratégico suyo, Rusia no cree que esa sea la mejor definición del estado de sus relaciones bilaterales, aunque ésta reconozca que ambos países no son adversarios y que Corea del Sur es el eslabón más débil en las alianzas que EE. UU. está tratando de construir contra Rusia -también, contra China- en Asia.

La península de Corea goza de cierta estabilidad, aunque no parezca que sea sostenible en el tiempo, especialmente, mientras no se aborden las raíces de los problemas que la recorren desde 1953, año de la firma del armisticio entre las dos partes en conflicto.

Mirador en la confluencia de las fronteras de China, de Rusia y de Corea del Norte

El mundo debe ser consciente de que la élite de los dirigentes de la RPDC -y, con ésta, los 5 millones de norcoreanos, de un total de 24, que forman parte y viven del régimen vigente, junto con sus familias- quieren mantener el actual sistema político y la separación de la península de Corea.

Todos ellos saben perfectamente que el programa nuclear de Corea del Norte les garantiza su supervivencia personal, la del régimen político imperante y la de la propia RPDC.

No existe, por ello, un incentivo económico suficientemente valioso como para que los líderes norcoreanos permitan que la RPDC abandone su programa nuclear y se arriesguen a su desaparición.

 

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