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Balurdo en el Báltico

Balurdo en el Báltico
Jorge Cachinero el

NB: Una versión distinta de este artículo fue publicada anteriormente en El Economista con un título diferente.

El Economista, 3 de abril de 2023, p. 31.

300 años después de que el Tratado de Nystad fuera firmado, en 1721, en la que era, entonces, una ciudad sueca, hoy, noruega, la región del Báltico se ha convertido, de nuevo, en fuente de amenazas a la estabilidad de Europa y del mundo.

Firma del Tratado de Nystad, 1721.

Aquel pacto fue negociado entre el Imperio sueco y el Zar de Rusia, Pedro I el Grande, Pyotr Alekseyevich o Pyotr Veliky, en ruso, quien reinó, conjuntamente, con su hermanastro Iván V, entre 1682 y 1696, y, posteriormente, en solitario, desde 1696 a 1725, y quien, en 1721, fue proclamado Imperator.

El pacto de Nystad fue un acuerdo de paz con el que se concluyó la Gran Guerra del Norte, que duró desde 1700 a 1721, gracias a la cual Rusia desafió, con éxito, el dominio de Suecia en la región del Báltico, ganó vastos territorios en la zona y terminó por trasvasar el liderazgo de poder sueco en esa región hacia sí misma.

El objetivo de convertir a Rusia en una potencia marítima determinó la política exterior de Pedro I el Grande y, por ello, su estrategia naval estuvo siempre dirigida a mejorar la posición de su nación en los mares y a obtener más salidas marítimas para su país.

Ese fue el caso de su ambición de acceder al Mar Negro, contra el Imperio Otomano, y al Mar Caspio, contra Persia, con la ayuda de los turcos.

Flota de Pedro I el Grande.

El convenio de Nystad certificó el paso que Rusia dio entonces para convertirse en una de las mayores potencias de Europa.

Desgraciadamente, en estos momentos, el Báltico se ha convertido en un caso de estudio sobre cómo convertir una región, que había sido pacífica durante los últimos 30 años, en el escenario potencial de confrontación militar del futuro más próximo.

En noviembre de 1990 se firmó, en París, el Tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en EuropaThe Conventional Armed Forces in Europe (CFE) Treaty, en inglés-, entre los países miembros respectivos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), liderados por Estados Unidos (EE. UU.), y del Pacto de Varsovia, liderados por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), estas dos últimas, hoy extintas.

El CFE estableció límites iguales a la cantidad de carros de combate, de vehículos blindados de combate, de piezas de artillería pesada, de aviones de combate y de helicópteros de ataque que la OTAN y el Pacto de Varsovia podían desplegar entre el Océano Atlántico y los Montes Urales, incluyendo el territorio del Distrito Militar del Báltico de la URSS.

En septiembre de 1991, la URSS concedió la independencia a los tres países bálticos -Estonia, Letonia y Lituania-, sin que se hubieran resuelto las negociaciones que estaban en marcha sobre el acceso mutuo a infraestructuras compartidas y sobre los derechos de la numerosa población ruso parlante en esos nuevos estados independientes.

Vilna, Lituania.

De forma complementaria, los firmantes del CFE decidieron excluir a esos nuevos países de ese Tratado y convirtieron a su territorio en una zona neutral, tras lo cual las tropas soviéticas se retiraron de dichos territorios y la URSS suprimió el Distrito Militar del Báltico.

Sin embargo, la OTAN aprobó en 1993, bajo la presidencia de EE. UU. de Clinton, su política de puertas abiertasNATO Open Door Policy, en inglés-.

A pesar de ello, aún en 1997, Rusia y la OTAN firmaron su Acta Fundacional de Relaciones Mutuas, Cooperación y Seguridad o Acta Fundacional OTAN-Rusia, por brevedad –The NATO-Russia Founding Act on Mutual Relations, Cooperation and Security o NATO-Russia Founding Act, en inglés-.

No obstante, a pesar de todas las promesas en sentido contrario, en 2004, los tres países bálticos se incorporaron a la OTAN.

A partir de esa decisión, la Alianza Atlántica extendió su política aérea a aquella región, reforzó las infraestructuras portuarias y aeroportuarias de Estonia, de Letonia y de Lituania y comenzó a instalar brigadas de la OTAN en sus territorios, a sólo unos minutos de vuelo de San Petersburgo.

De forma adicional, durante los últimos años, EE. UU. ha convertido a Polonia en el centro europeo para su Fuerza Aérea, a Finlandia y a Suecia se les invitó a unirse a la OTAN en la cumbre OTAN 2022 y los tres países bálticos aceptaron la invitación de Alemania de sumarse a su escudo antimisiles.

Asimismo, desde el comienzo de la guerra híbrida que EE. UU. lanzó contra Rusia en Ucrania, en febrero de 2022, y de acuerdo con las informaciones publicadas por el periodista estadounidense de investigación, Seymour Hersh, en septiembre de 2022, EE. UU. saboteó y destruyó el gasoducto NordStream, con la complicidad, según la información de la que dice disponer Hersh, de Noruega y de Alemania.

Seymour Hersh.

Por último, EE. UU. pretende trasladar armas nucleares a los tres países bálticos.

En definitiva, la región báltica ha pasado de ser un territorio de entendimiento entre el oeste y el este de Europa a convertirse en una zona de enfrentamiento potencial de naturaleza nuclear.

 

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