Salvador Sostres el 17 jul, 2015 Para tratar de disimular que Convergència perdÃa, Mas intentó la candidatura única. Esquerra la rechazó hasta que las encuestas le advirtieron que también perdÃa y claudicó ante su más odiado enemigo, que ni es España ni es Rajoy, sino su vecino de catalanismo. Y luego el grotesco engaño de tratar de disimular que Mas es el candidato a presidente poniendo a esta tisana comunista a encabezar la lista. La candidatura unitaria del soberanismo vale mucho más por lo que trata de esconder que por lo que quiere decir, y está mucho más motivada por el temor de perder que por la confianza en la victoria. Es de un cinismo sin precedentes que quien tanta democracia le exige a Rajoy -democracia incluso por encima de la Ley- pretenda luego retorcer cada voto hasta pervertirlo y desfigurar la voluntad de los catalanes con uniones forzadas, disimulos de pacotilla y comunistas rapados para enredar a los clochards y colarles a Mas de presidente cuando se crean que la izquierda ha ganado. ¡Casi, pobres! Se ha vuelto todo muy de mercerÃa de la tÃa Mercè en la polÃtica catalana, mi tÃa Mercè que fingió haberse quedado paralÃtica como excusa para no salir de casa. Entre Mas que parece el “senyor” Llopis viniendo de hacer juegos de manos a los niños, las señoras de la agitación callejera y el comunista como florero transversal, el catalanismo polÃtico es un pobre desgraciado que ha perdido la cabeza por una chica del “peep show” mientras su mujer le ruega desesperada que haga el favor de volver a casa. Todo se ha ido corrompiendo y los que presumen de ser una mayorÃa aplastante para chantajear al Gobierno, cada dÃa son menos y tienen que buscar alianzas más artificiales para alcanzar ni que sólo sea la mitad. Hay una mentira fundamental como siempre que los comunistas vuelven al barrio. Gotea la derrota como el cadáver justo antes de que la policÃa mire dentro del armario. Perdimos el orden, perdimos la estabilidad. Prohibimos los toros y todo empezó a degenerar. Decretamos jornada de puertas abiertas en el manicomio para que pareciera que somos más. Y David Fernández (CUP), apodado el chófer de ETA por ser el enlace de Otegi en Barcelona, es el polÃtico mejor valorado de Cataluña, y hemos convertido a una chica que considera que hacer sus necesidades en la calle es arte en la dircom del ayuntamiento de mi ciudad. Por de pronto, y más urgente que un Estado, lo que parecemos necesitar es un váter. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 17 jul, 2015