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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Querido Pablo

Salvador Sostres el

El PP ha pedido más tiempo para Pablo Casado pero quien tiene que pedirlo es él. Yo le tengo un gran aprecio a Pablo. Me gusta, me interesa, le respeto y me cae muy bien. Me parece que lo anuncié hace meses pero para que quede claro, certifico que le voté. Y viendo hoy los resultados, continúo creyendo que mi voto fue el adecuado.

Pero si quiere tiempo tiene que salir a pedirlo él y a explicarnos para qué lo quiere. No digo que tenga que hacerlo mañana, pero a la mayor brevedad posible ha de preguntarse honestamente si tiene algo que ofrecerle al PP, al centro derecha español y a España en general, y si es capaz de poderlo explicar para que podamos entenderlo. Porque lo sustancial, lo que verdaderamente importa, no es si Pablo tiene “derecho” a más tiempo, tal como sus antecesores lo tuvieron, perdiendo dos elecciones; sino el derecho que tienen los españoles de buena voluntad a tener un centro derecha propositivo, estable, centrado y con vocación mayoritaria. Pablo no puede pensar en sí mismo, ni lamerse las heridas, ni eludir el hondo examen de conciencia que ha de llevarle a dilucidar si realmente su continuidad tiene algún sentido.

Yo pienso que España necesita tener de vuelta cuanto antes a su partido alfa, el de los propietarios, un centro derecha conservador y moderado, más bien liberal en lo económico, aunque compasivo de fondo -más compasivo que solidario, esa palabra la izquierda ha embrutecido tanto-; un partido como el que el presidente Rajoy lideraba, que pese a lo que digan las histéricas desbarató el golpe al Estado que hubo en Cataluña, dejó al independentismo sin un propósito claro, peleado, y sin articulación política posible, y lo consiguió además sin generar más bronca que la estrictamente necesaria.

Un PP como el de Rajoy, que ganaba elecciones en las situaciones más angustiosas, cuando todos los líderes de los países de nuestro entorno las perdían por causa de los populismos y la crisis. Un PP sólido, previsible, tranquilo, tal vez con las ideas más claras en la batalla contra el totalitarismo feminista. España no puede depender de un Narciso sin escrúpulos como Rivera, ni el centro derecha puede mirarse en el espejo de Vox porque esto es regalarle a los socialistas -y cosas peores- el centro y por lo tanto La Moncloa.

Ya hemos visto dónde nos ha llevado el voto impulsivo, el voto de darse el gustazo, la injusta impaciencia con que hemos tratado al PP, el no entender -como lo entendió enseguida el presidente Rajoy- que España es un país de izquierdas en el que la derecha sólo gana cuando está milimétricamente centrada. Ya hemos visto dónde nos ha llevado tanta arrogancia del más listo de la clase: muchísimas gracias y muchísimas felicidades.

Ahora podríamos volver a entender la realidad antes de querer cambiarla, entender a los españoles, entender cómo funciona España, y votar con el cerebro y no con cualquier otra víscera. Éste es el único camino que tiene el centro derecha para recuperar el poder, y por mucho que algunos se empeñen en estridencias que yo intelectualmente puedo perfectamente compartir, y defenderlas en mis artículos, de camino sólo hay uno, y tarde lo que tarde esta nueva derecha tripartita en darse cuenta, continuará habiendo sólo uno, será exactamente el mismo, y la única diferencia son los años. Los años que permitiremos que Sánchez continúe en el poder secándonos la prosperidad y disparando contra todas y cada una de nuestras esperanzas.

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