En su indecente propaganda, y sin ningún remordimiento por usar políticamente a los muertos, Pedro Sánchez ha reclamado en su última alocución chavista culto a su personalidad y ciega obediencia, disfrazánzolo todo ello de un cínico llamamiemto a la unidad. ¿Qué nos pedirían los muertos?, se ha preguntado Sánchez, para retorcerlos aún más en su deceso.
Yo se lo voy a responder. Nos pedirían lo que todas las víctimas piden, que es justicia. Nos pedirían que nadie pusiera sus sucias manos sobre sus cadáveres, nos pedirían que además de haber muerto no les volvieran a asesinar con mentiras. Esto es lo que pedirían las víctimas del coronavirus y de la nefasta gestión de Pedro Sánchez. Ni siquiera venganza, esa venganza turbia con que este presidente envenena cada una de sus palabras y de us actos. Nos pedirían justicia, nos pedirían que pusiéramos al Gobierno ante sus responsabilidad, que es lo que hacen los ciudadanos libres, libres aunque hayan muerto, libres aunque les hayan dejado morir de incompetencia y de necedad.
Nos pedirían, señor presidente, luz contra su tiniebla, libertad contra su tiranía encubierta, mucha más vida contra sus políticas fúnebres, y que nadie les retorciera en su reposo ni se aprovechara de ellos. Le pedirían, señor presidente, que les mostrara por fin alguna forma de respeto, aunque fuera postrera, y que los tratara en su muerte mejor de lo que en vida les trató con su arrogancia, su negligencia y su desprecio.
Esto es lo que pedirían los muertos. Lo que nos piden, señor presidente. Y créame, nos vamos a detener hasta que se lo demos.
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