Salvador Sostres el 10 oct, 2022 Desde que el viernes por la tarde Junts anunció que abandonaba el Govern, se convirtió en un peligro pasear por Barcelona y no servían ni los semáforos de lo rápido que iba en su auto arriba y abajo Jaume Giró para convencer a quien hiciera falta de que le permitieran continuar como conseller. El peligro desapareció cuando a las 8 de la tarde del domingo, Aragonès anunció su nuevo gobierno. “Hemos querido incorporar a independientes pero nunca nos planteamos mantener a Giró, porque es un ser despreciable”, me dijo una persona del entorno del president. Superado el miedo a morir atropellado por un consejero aferrándose a las últimas migas de su cargo, este lunes mi ciudad ha amanecido con una amenaza menos dramática pero mucho más plausible, que es la de poder encontrarse a un Giró totalmente ocioso vagando por cualquier calle. En Barcelona ya no es seguro sentarse a tomar un café porque en cualquier momento puede aparecer Jaume sin nada qué hacer, haciendo ver que le llaman pero sin descolgar la llamada -falsa- para poderte dar la conferencia completa de cómo ya él tenía calculada la implosión del Govern y ha sido el gran ideólogo y el gran beneficiado; así como los importantes clientes que empezaron a solicitar sus servicios desde el minuto 1 en que se conoció la deserción de Junts. El que fue un peligro público desde el viernes por la tarde hasta que Aragonès anunció a los nuevos consejeros, a todo gas por la Bonanova, se ha vuelto la sombra de un coñazo andante y los columnistas de derechas ya no podemos pasear tranquilos, mirar los escaparates o sentarnos en un banco porque ahí puede estar Jaume, vigilando unas obras, resolviendo un crucigrama o mandando un whatsapp a Jaume Roures para pedirle trabajo, que por ahí podrían ir los tiros. Hoy en Barcelona hay que mirar a lado y lado de la calle mucho más por si viene Giró que por si vienen coches. Pocos personajes han intentado ser tanto para acabar siendo tan poco. Además, todos le han visto el plumero y cada vez que con el dinero de los demás ha hecho ver que se ofrecía para ayudar, creaba contextos humillantes y ahora se extraña de que los que él creía que eran amigos corran a patear su cadáver. Sólo otro enajenado como Roures podría cometer el error de contratarle, y para acabar a palos a los dos días. Incluso a los que tratamos de mantenernos a una prudente distancia de la política catalana, nos afecta la onda expansiva de cada desastre. Mira ahora esta ociosidad sin rumbo cierto del exconseller, esta angustia en que han quedado suspendidas las mañanas de Barcelona, siempre con el corazón en un puño por si doblas la esquina y está Jaume y tan pronto te dice que él es el único que tiene la solución para la independencia de Cataluña como te invita a almorzar de menú con dos cupones que le han tocado en una rifa. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 10 oct, 2022