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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Michael

Salvador Sostres el

Michael Corleone y su esposa tienen en la Coda del Padrino una de sus muchas discusiones sobre la educación de sus hijos. Acierta Diane Keaton pidiéndole a Michael que libere al niño de estudiar Derecho para que pueda plenamente dedicarse a su carrera musical. Es en lo único que acierta Keaton. En lo demás Michael, para bien y para mal, tiene razón: en el carácter, en la dureza, en el amor entendido como un todo entre la familia, en preservar esta estructura como eje vertebrador de las vidas de cada uno de sus miembros. Es absurdo pensar que El Padrino ataca a la familia asesinando a Fredo. Fredo se autoexcluye de la familia, él es quien se sitúa por fuera del círculo y pone demasiadas cosas en riesgo como para que su vida continúe siendo interesante para el conjunto.

Es un error, dramático, tratar de interferir en los vínculos entre hijos y padres. Es un atentado trasladar a los hijos la bronca entre sus padres, por duras que estas broncas sean, por delictivas que incluso lleguen a resultar. Cualquier buen padre preserva la figura de la madre y al revés. Cualquier buena madre sabe que la estructura fundamental no tiene que tambalearse, ni mucho menos romperse, y que cuando esto sucede, se vuelve cráter ingobernable el agujero que todos llevamos inevitablemente dentro.

Michael Corleone es un buen padre. Pero si tú te casaste con uno que resulta no serlo, y tuviste hijos con él, no es tu derecho juzgarlo, sino tu deber ayudarlo a que cumpla con su misión paternal en las mejores condiciones posibles. No por él, sino pir tis hijos. Todo el mundo es responsable de sus elecciones, y este hombre fue tu elección, y tener hijos fue tu elección, y no puedes desentenderte en lo más crucial de tu vida, de lo único que probablemente sea de verdad crucial en tu vida.

Un hijo tiene que poder querer a su padre y a su madre y si alguno de los dos caminos se atasca es imprescindible que el otro acuda en su ayuda inmediata. De hecho, lo deseable, es que ya no permita que la situación de salga de madre, eligiendo bien o remediando el defecto antes de que supure.

El amor no es casualidad. Decidir casarse no es causalidad y ser padre mucho menos. Nadie nos obliga a ello y la sociedad y la Ciencia ponen al alcance de todos muchos métodos para que, sin renunciar a nada, no tengamos que ser padres si no queremos. Pero una vez llegados los hijos, son el centro de tu vida, el centro de tu amor, tu primer y último sentido, tu única vocación, y tu vida no tiene ninguna importancia comparada con la suya, ninguna prioridad, y no hay absolutamente ningún sacrificio que no tengas que hacer protegerlos y asegurar su bienestar.

Michael Corleone es un mafioso pero lo que se le opone es peor: un sistema policial, político y eclesiástico profundamente cínico y corrompido, unos socios sin ningún escrúpulo y una exmujer débil, sin inteligencia para defender su posición con los argumentos acertados, sin fuerza para cambiar lo que no le gusta y sin talento para que sus hijos puedan ser más que lacónicas sombras de sus padres: Anthony es un tenorcillo de tercera regional y Mary, amantísima hija de Michael, sólo adquiere algún valor cuando la matan, es decir, en relación a lo que le hacen a su padre, porque su vida en sí, a parte de su atractivo físico, no tiene ningún interés ni destaca por nada.

Michael Corleone es una persona indiscutible y un padre irreprochable. Esto puede llevarte, y con razón, a la cárcel. Pero de entre todas las virtudes de un hombre, ser buen padre es la más importante. Yo diría que la única importante. La única en que un hombre se mide en la más alta escala. Todo lo demás son asuntos que en casa, solemos dejar en manos del contable.

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