Salvador Sostres el 30 jun, 2015 El ayuntamiento de Barcelona tiene un coche Mercedes en propiedad que era el que usaba el alcalde y Ada Colau ha decidido no aprovecharlo para hacerse la pobretona y ha mandado alquilar un Seat Alhambra a una empresa de Sevilla, porque no encontró en mi ciudad ninguna compañÃa que ofreciera esta marca concreta. Ésta es la falsa humildad de la izquierda, su hipocresÃa, su parodia de la solidaridad que siempre pagamos los demás y que no ayuda a nadie. Ésta es la mentira que siempre subyace en el igualitarismo atroz y en la pretendida superioridad moral de sus apologetas. Colau ganó prometiendo la reducción de gastos innecesarios y vamos a tener que pagarle su pijada de no querer ir en el coche del ayuntamiento; y se ofreció como alternativa a la casta y lo primero que han hecho ella y su mano derecha es contratar a sus respectivas parejas, con el agravante de que la alcaldesa, que se debe pensar que somos idiotas, ha dicho, para justificarse, que a su “compañero” no lo ha contratado la administración sino el partido, como si los partidos, y especialmente el suyo, no vivieran del dinero público. Cada vez que depositamos nuestro voto en favor de los que nos venden una pureza que no existe estamos pidiendo a gritos que nos defrauden, y dejar de creer en Dios para creer en estos sucedáneos es un negocio lamentable. TendrÃamos que reflexionar sobre por qué es tan fácil engañarnos. Lo del coche de Colau es una estafa, pero es mucho peor que tantos y tantos cretinos acudieran a las urnas como ratas al son del flautismo de creer que lo importante en su ciudad son los coches oficiales. Un poco más de estructura mental no creo que sea pedir demasiado. En otra demostración de su idea del mundo, la alcaldesa de Barcelona ha fichado de directora de comunicación a una activista post-porno, Ànega Bañón, que cree que las cosas se arreglan organizando protestas y mostrando sus partes. Van de modernos, de rompedores y creen que son una superación de la Historia. Pero todo en ello es desván polvoriento de reliquias y trastos. Son la misma vulgaridad, y el mismo atraso, regresar al utilitario de alquiler teniendo un Mercedes pagado que desnudarse para comunicar en un mundo en el que existe el lino de Bel y la lencerÃa de Andrés Sardá. La izquierda es volver a subir al árbol. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 30 jun, 2015