Salvador Sostres el 23 ago, 2021 Mi vida es sólo lo que puedo escribir y lo que no se puede no es mi vida, ni por supuesto literatura, ni nada que a mí me pueda importar. Mi hija se escribe, mi mujer se escribe aunque ella no querría, pero yo le digo que sí y no es por joderla, sino porque quiero que exista, la necesito, es la única a la que necesito y sólo le pido que se me dé tal como la recuerdo cuando por haberla tratado mal tengo mala conciencia y pienso que sería genial que ahora estuviera aquí a mi lado, pendiente de mí, haciéndome caso sólo a mi y no esas cosas que hace de hablarme mientras pone lavadoras, o censura cualquier plan porque es cansado, o lejos, o caro, qué le importa a ella que sea caro, desde cuándo los paga; me gusta mucho mi esposa cuando la pienso, cuando la recuerdo, me gusta cuando veo sus méritos y sus virtudes reflejarse en el Cielo. Pero cuando vuelves todo es difícil todo está enredado nada fluye el recuerdo se enmaraña se envilece. Salen los defectos las virtudes duermen. Yo te necesito como mi esposa que nunca falla en la reuniones sociales que siempre eres lo mejor de mí mismo; y que nadie se fija en mí estando tú en la mesa y todos dicen cuando nos vamos que algo debo de valer si tú estás a mi lado. Tú necesitas un marido para estar tranquila. Yo necesito una cómplice para estar enamorado. Tú quieres pactar con la realidad. Yo quiero que la realidad venga de rodillas a pactar conmigo. Nos parecemos más de lo que parece, aunque también estamos más lejos de lo que creíamos estar cuando nos conocimos y nos casamos. Ahora tenemos a nuestra hija, María, como un puente entre ambos. Un puente que no es cínico ni para ti ni para mí, un puente que es la mejor y casi única verdad que tú y yo hemos dicho juntos en tantos años. Es una verdad tan bonita y tan audaz que yo no sé si queda alguna otra verdad por decir tan hermosa en este mundo. Mi vida es lo que escribo y lo que no escribo ni es mi vida ni forma parte de mí y me daría vergüenza que alguien lo relacionara conmigo. Yo escribo, yo soy padre escribiendo, yo soy marido escribiendo, yo soy amigo escribiendo, yo soy Salvador escribiendo y si no escribo no soy yo y además no me importa. No me gustan y los aborrezco los escritores que enseñan a escribir a los jóvenes que empiezan, y dan vergonzosos consejos que ellos mismos saben que son falsos y no sirven para nada. No me gustan los poetas mediocres que se refugian en la columna para intentar verter en ella los restos de azúcar que el poema no acepta. Deploro con todas mis fuerzas a los impostores que banalizan la literatura com teorías deprimentes y con lecciones que no va ninguna parte, con metáforas que sse caen en mitad de la metáfora y no resisten la bomba de cinismo puesta bajo su alfombra. Es importante saber que esta bomba tarde o temprano explota, y que mi labor no es el recuento de cadáveres sino explicar cómo y por qué quedaron tendidos en el suelo. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 23 ago, 2021