El terrorista de París odiaba. Odiaba a todo lo francés. Odiaba a todo lo que le protegía de la intemperie porque el resentimiento le impedía entender lo mucho que tenía que perder y el yihadismo supo canalizar su rabia.
La semilla del mal es el odio y por eso Dios es amor. La barbarie empieza cuando odias al que tiene más que tú en lugar de trabajar para competir y ganarle. La destrucción de Occidente nace del resentimiento y la Yihad es una central del horror que sabe cómo detonar tus tinieblas.
El último asesino de París no era especialmente religioso. No acudía a la mezquita. Era especialmente mediocre y estúpido. Se radicalizó por internet en la prisión. Daesh es la mayor organización criminal de nuestra era pero no podría hacernos tanto daño si en nombre del buenismo y de la corrección política no hubiéramos enseñado a nuestros jóvenes o odiarse y a odiarnos, a despreciar las notables y universales prestaciones de los países libres y a quejarse en lugar de esforzarse como si la vida fuera un regalo y les debiéramos algo. Bin Laden leía a Chomsky y el sueño del odio produjo aviones.
Podemos en el conjunto de España y el soberanismo en Cataluña son nuestras escuelas del resentimiento. El final de trayecto de lo que propone Podemos luce hoy con todo su esplendor en Venezuela. La primera consecuencia del independentismo ha sido Ada Colau y la última será el caos violento que ansía la CUP y no la república próspera y feliz en la que los independentistas de buena fe quieren creer. Según todos los informes de seguridad, Daesh recluta a un escalofriante ejército en Cataluña y aunque a los secesionistas les gusta presumir de pacifismo y de sonrisa cuando educas en el odio a España lo mismo pueden salirte hijos que quieran separarse de ella o que la quieran hacer explotar.
El odio suele tener consecuencias mucho peores de las que sus agitadores pretenden. Ni Mas, ni Pablo Iglesias ni Chomsky son terroristas pero hay una bomba, un camión o una bala que alguien en la sombra minuciosamente prepara para que resuene en el eco de sus mejores frases.
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