Pedro Sánchez es justo allí donde llevan las primarias y la democracia interna. Pedro Sánchez. Ese culo de vaso de una fiesta que se nos fue de las manos.
La democracia interna es un mito y las primarias son para gente que tiene problemas. En otros sistemas políticos tienen su prestigio y su utilidad, pero ni son una garantía de más ni mejor democracia, ni son exportables a nuestra vida pública, como ha quedado demostrado.
El PSOE no es un partido más democrático que el PP por tener primarias, ni es más demócrata Sánchez por haber sido elegido por este método, que Rajoy por haber sido designado por Aznar.
A fin de cuentas, Rajoy no ha hecho más que ganar elecciones y Sánchez no ha hecho más que perderlas, sin aceptar jamás el resultado, y llegando a intentar el pucherazo entre sus propios compañeros, como aquella fraudulenta urna tras el biombo que se sacó de la manga el sábado en Ferraz.
Ni las familias, ni las empresas ni los programas de radio funcionan con democracia interna, y no por ello sus miembros son unos totalitarios, ni participan menos de los valores democráticos o creen menos en la libertad.
Lo plebiscitario suele ser en cambio de república bananera, y no hay nada más fascista que azuzar a la turba para salir de noche a romper cristales.
Pedro Sánchez es allí donde llevan las primarias. Los socialistas tendrían que reflexionar. Ni el PP sabría cómo hacerle al PSOE tanto daño como le han hecho sus propios militantes.
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