Salvador Sostres el 31 jul, 2016 El independentismo político, tal como está hoy organizado, es el cinturón de Dolcce & Gabanna que Carme Forcadell se compró a los pocos meses de ser presidenta de la ANC, con las dos iniciales bien grandotas en la hebilla. Y este viaje a Etiopía que ha anunciado que emprende esta misma semana. Secretaria, secretaria. Abisinia y hojalata. El independentismo político tal como hoy está planteado es un ejército de secretarias elevadas a viajeras de lo exótico por la causa. También la trama Gürtel organizaba sus viajes a este continente. Todas las corrupciones terminan en África. Es una cuestión de gusto. Una cosa lleva a la otra y terminas en África. Yo pasé unos días muy malos y casi caigo. Suerte que en Marbella remonté, y aquella misma tarde aterricé en París, perfectamente aseado. Carme Forcadell es la metáfora del independentismo como última oportunidad para ser alguien. No todo el independentismo es así, ni todos los independentistas se parecen a ella, pero hay muchos que no tienen nada que perder, que todos los trenes les habían pasado, que nunca demostraron ningún talento, ni ninguna habilidad, y que ahora ven sus vidas redimidas, y justificadas, a través de esta causa: algo así como los antifranquistas, que poco podían presumir de demócratas si estaban mayormente organizados a través del Partido Comunista, y que hacer la parodia de que “luchaban” contra Franco -¡menudos luchadores si murió en la cama tras 40 años!- les sirvió para dotarse de un sentido, de un destino y hasta de una identidad: “yo soy antifranquista”, lo que tuvo que ser mucho para tanta gente hasta entonces acostumbrada a no ser nada. Carme, como Carrillo o Pasionaria, además de identidad ha tenido un cargo, y este cinturón, y este viaje. Es lo que pasa cuando todo va tan rápido: África. Si mañana el Constitucional la inhabilita, le hará un inmenso favor a los independentistas serios y razonables, que por supuesto entienden que necesitan desprenderse de todo este folclore de las necesidades para poder avanzar. El viaje a Etiopía es moral, como el cinturón de las letras grandotas, como mis días en Marbella, como toda esta gente del montón que por fin se siente algo envuelta en su estelada. Supongo que todo el mundo tiene derecho a buscar su espacio, y en el fondo es entrañable, y por eso yo creo que Carme, según cómo sea de dura la sentencia del TC, haría bien en alargar su estancia en África, donde tanta gente que no tiene la suerte de ser independentista, va también a buscar la última oportunidad de encontrarse a ella misma. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 31 jul, 2016