Salvador Sostres el 12 jul, 2016 Sucedió hace dos semanas en la zona alta Barcelona. Dos mayordomos filipinos eran muy amigos. Uno de ellos contrajo jugando una deuda de 13.000 euros y le pidió al otro el dinero para afrontarla. El amigo, que nunca supo que la deuda venÃa causada por el juego, acudió al banco, pidió un crédito que avaló personalmente, y le prestó a su amigo el dinero bajo el compromiso de que lo irÃa devolviendo según los plazos acordados con la directora de la oficina. Pasaron los dÃas, y los plazos, y el mayordomo deudor no habÃa manera de que ni siquiera empezara a cumplir con lo establecido, hasta que un dÃa recibió en la casa donde trabajaba la visita de su amigo, preocupado por la situación, en tanto que el banco le empezaba a presionar recordándole que habÃa avalado personalmente el crédito. Los dos amigos discutieron, la discusión subió de tono, y el mayordomo jugador asesinó al mayordomo fraternal y generoso con un cuchillo de cocina, y escondió el cadáver en el cuarto del servicio. Bajó a la calle, tomó su motocicleta, se dirigió a la sucursal bancaria que le habÃa concedido el crédito a su ya difunto amigo, y con la intención de asesinar a la directora apremiante, asesinó a la subdirectora, que ocupaba su despacho al hallarse la jefa de vacaciones. Luego el hombre se suicidó lanzándose a la Ronda de Dalt por el puente de Doctor Fleming con Mitre. ¿Cuál el es la idea de esta historia? ¿Qué información nos deja? Somos generosos, increÃblemente generosos a través de nuestro régimen socialdemócrata controlado por ludópatas. Vivimos de crédito para pagar sus deudas, haciendo ver que no vemos que no pagamos hospitales y colegios sino la sinrazón de un sistema ineficaz, estéril y enloquecido. Cuando a pesar de todo el dinero ofrecido, y derrochado, la economÃa colapsa, vienen los de Podemos, azuzados por la izquierda teóricamente seria, pero totalmente irresponsable en su dÃa a dÃa, a llamarnos avaros, ladrones e insolidarios, a culparnos por nuestro esfuerzo diario, a reprocharnos nuestros ingresos, y a poco menos que amenazarnos con pasarnos a cuchillo, a cuchillo de cocina como el mayordomo filipino, si algún dÃa ganan. También desprecian a los bancos, les rodean, les culpan de no regalar el dinero y llaman criminales a sus directivos, como hizo Ada Colau en su famosa comparecencia en el Congreso, antes de convertirse en alcaldesa de Barcelona. El final de la pelÃcula, que todavÃa no hemos visto, porque la derecha ganó milagrosamente las elecciones de finales de junio, pero que veremos, y en todo su esplendor, si insistimos en votar como estúpidos, es que la izquierda y la extrema izquierda asesinan nuestra economÃa, todas y cada una de nuestras esperanzas y a nosotros mismos. Y luego corren a saltar de un puente para suicidarse, como está haciendo Nicolás Maduro en Venezuela. También es cierto que todo esto no habrÃa pasado si la burguesÃa catalana fuera menos frivolona y más consistente; y pagara lo que es debido por un adecuado mayordomo inglés en lugar de esta parodia del lujo de alquilar a filipinos. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 12 jul, 2016