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Blogs French 75 por Salvador Sostres

Un azul tan gélido

Salvador Sostres el

Todo el mundo critica a Putin, pero no por lo que hace, sino porque le tienen miedo. Putin es el único carácter fuerte que queda en Europa. Es perverso, peligroso, desestabilizador y un grave problema para nuestra ya de por sí frágil recuperación. Pero también refleja nuestra debilidad, nuestra impotencia, la absoluta y dramática carencia de un líder capaz, entero, valiente que pueda hacer algo más que lloriquear y anunciar sanciones de las que él se ríe pero sin hacer ni una mueca con su cara del museo de cera y sus ojos de un azul tan gélido.

Putin y Xi Jinping -el chino más discreto, menos folklórico, más letal- son los únicos líderes con sentimiento de imperio y compararlos con Hitler es una derrota. Reagan tuvo carácter y voluntad de imperio, como la magnífica señora Thatcher, única y tal vez irrepetible, y a quien tanto echamos de menos. Trump también sabía que América era algo más que esta insufrible visita a las tías en que Biden la ha convertido. Juan Pablo II derribó el comunismo con su amor y su fuerza, y su agonía fue un mensaje de esperanza que traspasó cualquier frontera.

A Occidente le falta un carácter masculino y acertivo, y por eso estamos en regresión, en crisis, en decadencia. Nadie de los nuestros desembarcaría hoy en Normandía. Y para qué vamos a engañarnos, tampoco ninguno de nosotros se prestaría voluntario para grandes sacrificios. La profesionalización del ejército es un concepto que nos vino muy bien a todos, a mí el primero. Pero es una bandera blanca de rendición. Por eso Putin pudo invadir Crimea y ahora Ucrania, y no me cuenten entre los que le ríen las gracias, pero lo peor de algunos pueblos no es que no tengan la bomba atómica, sino que no la quieren.

Putin es la versión maligna de la tensión en que la libertad tendría que vivir siempre. Así avanza el mundo, y así progresa, y la única respuesta posible a los que intentan asustarnos es darles todavía más miedo. Éste es el único pacifismo, y no cantar “Here comes the sun” a las puertas de los colegios.

La barbarie avanza y se fortalece en el terreno libre que por temor o por pereza le dejamos. Enseñar de entrada la fuerza es la mejor manera de no tener que utilizarla. Mientras Europa se esconde y tiembla, Putin se exhibe y con su mirada perturbada y fría detiene el tiempo justo allí donde le interesa. Biden parece una versión anciana de la señora Doubtfire regañando a los enemigos de Occidente. Es así, exactamente así como se pierde.

En el vigor de Putin está la nostalgia de cuando queríamos ganar y ganábamos, porque sentimiento y destino son una sola cosa. Así derrotamos a Hitler, así cayó el Muro y fuimos a por Sadam y Bin Laden. Ahora vienen a por nosotros y si alguien nos reclamara sangre, sudor y lágrimas -Valentí Puig lo escribe- las piernas nos temblarían demasiado.

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