Salvador Sostres el 29 nov, 2021 Unas notas malas de mi hija. No malas en el sentido en que son malas para todo el mundo, sino para ella. La más baja de su vida, un 6 con 4 de inglés. Era una prueba sobre los verbos irregulares. El problema no es la nota sino que cuando me enfadé al saberla la mandé a su cuarto y en media hora los estudió y en el examen que yo le hice sacó un 10. Acertó los 60 que le pregunté. ¿Cuánto tiempo dedicó al estudio el día antes del examen? Si estudiando media hora sacó conmigo un 10, ni un solo error, al examen de verdad no le dedicó ni diez minutos y sólo fue con lo recordaba de memoria. Esto era más grave que la nota, porque implica que no cuidó de su trabajo: no sólo que no lo hizo, porque una que hace el trabajo no se queda con un 6 con 4; sino que no cuidó de él, que no lo puso en el centro de su vida, de su autoestima y de su amor. Me gustó tener esta conversación mientras entrábamos en el hotel Costes de París. Otros padres te habrían castigado sin este viaje pero yo quiero que entres aquí con tu porquería de examen, con tu dejadez, con tu autoestima por los suelos por no poderte sentir orgullosa de tu trabajo. Estas camareras, este olor, este terciopelo color de sangre son sólo un decorado. No valen nada hasta que nosotros proyectamos nuestra excitación y nuestra valía en ellos, nuestra alegría, nuestras ganas de vivir, nuestra esperanza. Es entonces cuando este hotel -y tantos otros- se convierten en lujo, en el lujo que nos eleva y nos hace soñar y nos salva. ¿Qué puedes proyectar tú con un 6 con 4? El lujo nunca es suficiente para los que no son nadie porque no hacen nada. El lujo se desvanece para ellos y por eso los que no pueden proyectar su talento ni sus resultados, necesitan alcohol y drogas para olvidar la vida; o despreciar el lujo haciéndose los austeros porque temen entrar en los palacios y tener que verse en los espejos. Si no haces tu trabajo, y si no lo haces de un modo que pueda ser la afirmación de tu lugar en el mundo, y de tu autoestima, y de tu orgullo; el problema no será que yo te castigue sin ir aquí o allá, sin esto o aquello, sino que nada te va a parecer importante porque tú dejarás de ser importante, nada te parecerá suficiente porque tú serás insuficiente, y todo se te caerá porque no habrás sido capaz de mantener tu posición ni la compostura. Tú eres la mayor castigada cuando no haces bien las cosas, cuando no cuidas de tu trabajo, de la altísima calidad de tu trabajo, que es como no cuidar de ti y de tu altísimo lugar en el mundo, desde el que tanto te gusta mirarlo todo y aprender de los abismos y las brechas de los demás. “Los demás”, que acabarás siendo uno de ellos si no trabajas, si no te esfuerzas, si con mucho empeño no das forma a tu talento y llegan los resultados. Sin los resultados, nada vale, como nada vale un 6 con 4. Tú dices que vas a mejorar y yo te creo. Pero no te lo digo porque prefiero que llores en esta noche de decepción y que la rabia te empuje mañana a ser mucho mejor para poder vivir mucho mejor, tal como siempre te ha enseñado tu padre. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 29 nov, 2021