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En África sobra talento pero faltan oportunidades

Ousmani Traore (Mauritania)

En África sobra talento pero faltan oportunidades
Ignacio Gil el

“Lo difícil no acaba en la patera. Llegas aquí y tienes que empezar de cero: no conoces a nadie, estás solo, no hablas el idioma y no hay vuelta a atrás”. El cuarto de nueve hermanos, desde pequeño aprendió a buscarse la vida en su Mauritania natal.  “Quería ser futbolista, Fernando Torres era mi ídolo. Hacíamos más de diez kilómetros a pie hasta otro pueblo que tenía televisión para ver los partidos”.  

Ante nosotros tenemos, con su metro noventa y seis y sus 85 kilos, al imponente campeón de España de Muay Thai, conocido como el arte de las ocho extremidades, deporte de contacto de los más peligrosos que hay, en el que los golpes se pueden realizar con técnicas combinadas de codos, rodillas y puños. ¿Que queda de ese niño de catorce años, tímido pero siempre alegre, que salió de su casa buscando el sueño europeo y tras cruzar el continente africano llegó a Tenerife en una patera a la deriva? 

“Desde Francia volvían de visita los que habían emigrado y nos hablaban de una Europa dorada y rica. Pero luego lo que he vivido en nada se parece a lo que nos vendían. Se crea un mito, una ilusión. Me sedujo ese sueño de progreso”.

La primera escala de su viaje migratorio fue la costa, no había visto nunca el mar ni sabía nadar. Pero no lo dudó. “Te arriesgas sin pensarlo mucho, por la necesidad y la falta de oportunidades. Eso es lo que buscamos. Nos atrevemos a soñar grande. Nunca hay que dejar de perseguir esos sueños. Cuando alcanzas uno, tienes que marcarte una nueva meta, no bajar la guardia y seguir luchando”. Salió con lo puesto, para pagar el pasaje – 1.500 euros – tuvo que trabajar durante un año y medio.”Allí se gana muy poco, es un milagro conseguir ahorrar. Dices que sí a todos los trabajos que te ofrecen. Te buscas la vida de cualquier manera”. 

En agosto del 2008 llegó el momento esperado. “Éramos 62 personas. Zarpamos de noche en la absoluta oscuridad. Algunos nos conocíamos de vista, pero nada más. Te entra miedo, mejor dicho, pánico”. La travesía fue larga: tres días y sus tres noches. “Recuerdo estar mojado y que no sentía las manos ni los pies del frío. Dormíamos casi de pie. Se pararon los motores varias veces. Durante gran parte de la travesía íbamos pensando que íbamos a morir”.

Les rescató una barca de Cruz Roja cerca de la costa de Tenerife y a los menores les llevaron a un centro. “Llegas y eres muy pequeño, estás muy solo y no tienes nada. Es otra vida ya. Es como volver a nacer. A partir de ahí tienes que tomar decisiones. Puedes aprovechar las oportunidades que se te presentan o no. Yo sabía que quería superarme y progresar. No había arriesgado mi vida para perder el tiempo”. 

Meses después le trasladaron a Ponferrada. “¡Soy ponferradino! Mi gente, la gente que ha creído en mi, está allí. Y allí empecé a caminar en este mundo del boxeo. Me fue gustando poco a poco. Ha sido mucho esfuerzo, trabajo y sacrificio”. A priori no parece tener la agresividad que requiere un deporte de tanta violencia. Pero, al parecer, en el ring se transforma porque tiene madera de campeón. “Si no sudo en el gimnasio, no siento que haya merecido la pena. Si no lo doy todo, no me siento satisfecho”.

Sus victorias se las dedica a su familia, en especial a su madre. “Se que están orgullosos de mi. Soy ese niño que vino de la nada y hace diez años nadie hubiera dado un duro por mi”.  Ahora se le abren las puertas del campeonato de Europa. “Si se trabaja, si se cree en uno mismo, claro que se puede”.

Es consciente de que ahora es un ídolo para los jóvenes africanos. “Nos idealizan y no ven la parte dura, la soledad, el racismo y la cantidad de barreras que tienes que derribar”. Tiene una ONG y trata de contarles la cruda realidad. “No les recomiendo venir, aunque yo lo tuve que hacer. En África el día se te va en nada, en sobrevivir. Sobra el talento, pero faltan las oportunidades”.

Los golpes duelen y mucho. “Pero lo más doloroso es saber llevar una derrota. En mi debut perdí por KO. Levantarte después de eso es complicado. Esa pelea es una de las que mas me ha enseñado. Si te sabes levantar, te hace más fuerte y más sabio”.

Tiene muchos más proyectos, entre lo que destaca escribir un libro contando su historia. La vida le ha dado una oportunidad y Ousmani no se permite no exprimir cada instante.

Rocío Gayarre

 

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