El 28 de octubre de 2018 murió Chad Michael Wilkinson, era un soldado americano muy aficionado al montañismo. Se estaba preparando para una ascensión al Aconcagua y su mujer contaba que para preparase físicamente solía ponerse su mochila de escalada, la cargaba con veinte kilos y subía 1.000 veces un cajón. Tras su muerte, un amigo suyo propuso repetir este entrenamiento como homenaje. El reto se hizo viral muy rápido y el entrenamiento llamado «Chad» fue realizado literalmente por miles de personas en todo el mundo en las Navidades de 2018 hasta hoy.
Son «solo» mil pasos, mil subidas a un cajón. Si los veinte kilos te parecen mucho, puedes bajar el peso o puedes regular la altura del cajón al que subas (oficialmente se hacía con un cajón de 50 centímetros de altura). Lleva un tiempo comprendido entre los sesenta y ochenta minutos de media, pero te ahorras nueve mil pasos de los míticos diez mil necesarios para calmar conciencias. Quizás aquí hay algo que no te encaja o ya te están entrando ganas de cerrar y dejar de leer, por favor continúa un poco más que te voy a contar otra historia épica.
¿Sabías que un chaval de 12 años escaló el Everest en menos de veinticuatro horas?
Seth Charles, en pleno confinamiento decidió subir las escaleras de su casa un total de 2.507 veces, el desnivel acumulado sumaba el número total de metros de la cima del mundo, el monte Everest. Me parece que le salía un cálculo cercano a los 90.000 pasos. Cuando acabó decía que solo quería dormir. Normal. Olé con el niño que se tiró casi 24 horas para dar un titular de prensa de esos con trampa, como el de este artículo, porque todo en relación a los dichosos pasos diarios es tramposo y es un estándar ficticio sobre que dar vueltas y vueltas de tuerca a la matraca de los diez mil pasos ¿A qué trampa nos referimos?
El número de pasos es una información bastante incompleta.
Empezábamos proponiendo un ahorro de nueve mil pasos con un entrenamiento de mil que, claramente, eran una paliza tremenda siendo eso, «solo» mil. De hecho es un famoso entrenamiento de los gimnasios de CrossFit, clasificado como especialmente duro. En el segundo ejemplo, nos hacemos eco de la noticia del chaval que había subido el Everest en menos de un día, cuando las expediciones que acuden al Himalaya para afrontar ese desafío pueden necesitar dos meses desde que aterrizan, llegan, se aclimatan y afrontan el tramo final. En el primer caso estamos viendo cómo cambian las cosas con el peso (la carga de la mochila) y el tiempo (hacerlo todo seguido en el menor tiempo posible). La comparativa del Everest es casi ofensiva, porque por muy duro que sea subir las escaleras de tu casa, todos entendemos que hay oxígeno suficiente, la temperatura no es inferior a los -30 grados y los escalones no son de hielo.
10.000 pasos no son ni mucho ni poco. Es un indicador, un número de referencia para animar a personas sedentarias a tener un objetivo que se ha fijado como un mínimo. Y en este sentido está muy bien, porque caminar es muy bueno, pero no es suficiente. Deberías incorporar siempre trabajo de fuerza. Si te niegas porque es lesivo, porque no te gusta, porque piensas que es de idiotas, que para eso hay que drogarse… lo que quieras; entonces aplica el sentido común e introduce la variable tiempo y distancia a los dichosos 10.000 pasos. Si piensas en la legión desfilando, cabra incluida, te darás cuenta de que así no podrías caminar mucho rato. Claro, van a paso ligero que son 160 pasos al minuto. Eso significa que alcanzan los 10.000 pasos en menos de 63 minutos. Mucha gente se queda bien tranquila porque al llegar a casa su «reloj saludable» le dice que ha caminado 11.733 pasos…. ¡En todo un día! Permitidme volver al Everest para poner el ejemplo contrario. El último tramo de cualquier ascensión a un pico de más de ocho mil metros de altura, suele llevar a los montañeros entre doce y dieciséis horas, y «solo» les quedan unos pocos cientos de metros de desnivel. Quien ha pasado por eso afirma que sientes cada paso como un esfuerzo irrepetible. No sé cuántos pasos tendrán que dar para ese último tramo, pero son muchísimos menos de diez mil e intentar el paso ligero de la legión resultaría humanamente imposible (aquí a la cabra le iría mejor, sin duda), sin embargo la exigencia es extrema.
Si eras una persona sedentaria que está empezando a moverse tras muchos años de malas costumbres, o tienes algún problema de salud previo, unas buenas caminatas son una muy fantástica opción, puede que incluso sean tu única opción. Pero esto no puede ser un estándar de salud general para toda la población. Por favor, tengamos en cuenta que para los que hacen deporte regularmente, ese indicador de 10.000 pasos no es relevante, no se fijan en él. Sin embargo es la excusa para que muchos digan «ya está, ya me he movido suficiente». Y no, no es suficiente. Que la fuerza te acompañe.
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