
No hay dinero mejor invertido que el utilizado para comprar buen calzado. Consideraciones fetichistas al margen, nuestros pies son una maravilla evolutiva capaz de soportar día tras día cientos de toneladas de peso en movimiento – multiplica pasos diarios por tu peso corporal e igual alucinas – para lo que necesita que sus innumerables partes funcionen de manera conjunta, desde los dedos hasta el talón. El pie humano tiene 26 huesos, 33 articulaciones y más de 100 músculos, ligamentos y tendones hechos de tejidos fibrosos fuertes para mantener juntas todas las partes móviles, sin mencionar más glándulas sudoríparas que cualquier otra parte del cuerpo.

Normalmente las consideraciones sobre la salud de nuestros pies se resumen en que hay que llevar unas zapatillas adecuadas para tu pisada y peso, y que no es recomendable estar a diario sobre unos tacones de aguja. Todo perfecto, pero no todo en la vida es correr ni lucir como una estrella de Hollywood en la alfombra roja. Hagas la vida que hagas, un estudio biomecánico de tu pisada en una buena clínica podológica especializada, siempre es una buena idea para salir de dudas.
Un escalador utiliza unos pies de gato, que buscan el máximo contacto y sensibilidad con la superficie y sus pies sufren torsiones y fuerzas que nada tienen que ver con otros deportes. Pocos saben el suplicio que es pasar horas con una bota de esquí de competición bien ajustada. Cada deporte tiene sus características. El problema de pies que puede ser grave para un futbolista, igual no representa ningún inconveniente para un ciclista. Practiques el deporte que sea, es importante que prestemos especial atención a cualquier molestia que no desaparezca, ya que puede estar dándonos información de que algo no va bien y, en ese caso, hay que ver rápidamente si podemos ponerle remedio nosotros o es necesaria la intervención de un podólogo o un traumatólogo. Esto son algunos de los problemas más comunes en la salud de tus pies y qué posibles soluciones tienen:

Pie de atleta
Aunque suena muy bien porque parece que es el «pie de alguien que hace mucho deporte», se trata de un hongo al que le gustan los ambientes cálidos, oscuros y húmedos, que dicho así ya tiene una pinta mucho peor. Afecta normalmente a las áreas entre los dedos y a la planta de los pies inflamando la piel y causando una erupción escamosa blanca con una base roja. Otros síntomas son el picor, escozor, descamación y, a veces, un ligero olor.

El mejor remedio para evitar el pie de atleta es mantener tus pies limpios y secos. Ojo con la humedad mantenida durante horas y/o el calzado no transpirable. Es conveniente evitar caminar descalzo por vestuarios y duchas públicas. Si el caso no es muy grave, hay cremas y aerosoles de venta en farmacias sin receta, que pueden solucionar el problema. También existen polvos para esparcir en el interior del calzado y acabar con hongos persistentes que han decidido montar su domicilio en tus zapatillas de ultimísima generación. Si estos remedios no funcionan, hay que acudir a un médico para poner un tratamiento adecuado. Es importante saber que esta infección puede migrar a otras partes del cuerpo si no se trata correctamente.
Dedos de martillo, en mazo y en garra.
Si tu segundo, tercer o cuarto dedo está cruzado, doblado por la articulación del medio, o simplemente apuntando en un ángulo extraño, es posible que tengas lo que se llama un dedo de martillo. En caso de que la articulación doblada sea la más próxima a la punta del dedo, hablamos de dedo en mazo. Si ambas articulaciones están dobladas, tendríamos un dedo en garra que describe muy bien su aspecto a simple vista.

El principal problema de estas patologías es que avanzan lentamente por lo que el propio paciente puede no advertirlo hasta que el problema es evidente a simple vista. Un calzado mal elegido, demasiado apretado, o patrones de movimiento incorrectos pueden ir, poco a poco, siendo los aliados para que aparezcan estas deformaciones. Entre los posibles tratamientos están el uso de plantillas ortopédicas personalizadas y siliconas a medida, junto estiramientos de los músculos que ocasionan el agarrotamiento. En los casos más severos puede ser necesaria la cirugía.
Ampollas
Encontrar a una persona que no haya tenido nunca una, es como encontrar una aguja en un pajar. La mayoría de las ampollas son causadas por la fricción entre la piel del pie y el interior de los zapatos, es muy típico que ocurra el día que estrenamos calzado, incluso si es cómodo. Aprovecho este momento para recomendar que nadie haga la temeridad de comprarse unas zapatillas para estrenarlas en una carrera de larga distancia, por muy buenas que sean. El mejor remedio para las ampollas es la prevención. Vigilar que el calzado ajusta correctamente, que nuestros calcetines tienen un tamaño adecuado y utilizando algún apósito si vemos una costura o alguna zona con toda la pinta de que puede rozar. Hay unos sticks antifricción que funcionan de maravilla, se aplican en las zonas delicadas o propensas a la aparición de las ampollas y van realmente bien. En este último caso os hablo por experiencia personal.

Aunque una ampolla pueda parecer una tontería menor, hay que tener en cuenta que igual una persona practica un deporte con etapas, o está de excursión varias jornadas por la montaña, por lo que unas ampollas importantes desde el primer momento, pueden convertir la experiencia en un calvario. Por otro lado, si tienes diabetes u otra condición de salud que te haga propenso a las infecciones, puede que sea necesario consultar a un médico. En general la recomendación es no reventarlas, sino cubrirlas y dejar que “exploten” de manera natural, momento en el cual, sí que puede ser recomendable aplicar una crema antibiótica dependiendo de su tamaño y aspecto.
Juanetes
Un juanete es un bulto óseo en la base de la articulación del dedo gordo del pie, que se gira hacia los dedos más pequeños. Los juanetes suelen tener un origen congénito, hereditario, o derivar del uso habitual de zapatos que son demasiado estrechos en la punta. El tratamiento conservador para los juanetes consistiría en el uso de zapatos más anchos y plantillas acolchadas. Si esos métodos no son suficientes puede ser necesaria la cirugía. Una vez más, las recomendaciones que pueden parecer sencillas como un «pues usa un calzado más ancho y cómodo», pueden no ser válidas porque en un deporte en concreto no exista dicha posibilidad o, al menos no sea tan evidente. De nuevo, pongo el ejemplo de unas botas de esquí de competición, que pueden ser una tortura medieval para alguien con juanetes.

Callos y callosidades
Los callos y callosidades son unas durezas que se forman por la fricción repetida contra un área ósea del pie. Mientras que un callo se forma en la parte de arriba o en un lado de un dedo del pie, la callosidad se forma en las plantas de los pies y también en las manos. La callosidad es una reacción protectora que tiene como consecuencia el engrosamiento de la piel para hacerla más resistente. Los callos pueden llegar a ocasionar mucho dolor al caminar. En general los podemos tratar sin acudir a un médico remojando el área afectada con agua tibia hasta ablandar la piel y usar piedra pómez húmeda para quitar la piel muerta. No hay que pasarse ya que quitar demasiada piel puede causar sangrado e infección. Si esto no es suficiente, hay que visitar al podólogo para que valore el caso.

Fascitis plantar
La fascitis plantar es un trastorno doloroso en el que el ligamento (la fascia) que conecta la parte anterior del pie con el talón se inflama o incluso se desgarra. A diferencia de todo lo que hemos visto hasta ahora, la fascitis plantar no tiene signos o síntomas visuales, solo dolor y rigidez en el pie. Es un problema frecuente entre los corredores y otros atletas cuya actividad implique un impacto prolongado en la planta del pie. En general se soluciona aprendiendo a estirar adecuadamente la fascia. Son pocos los casos que requieren una intervención para tratar la afección.

Gota
La gota es un tipo de artritis causada por una acumulación de ácido úrico en los tejidos de las articulaciones y el líquido de las articulaciones. Ocurre cuando el cuerpo no puede mantener los niveles de ácido úrico bajo control. Esto quiere decir que la gota es un problema sistémico y no una enfermedad del pie en sí misma pero, en general, uno de los primeros lugares donde se produce esta acumulación es en la articulación del dedo gordo del pie. El motivo es que, en términos de temperatura, los dedos de los pies son las partes más frías del cuerpo y el ácido úrico cristaliza con los cambios de temperatura.

Un ataque de gota se identifica cuando la articulación que une el dedo gordo con el pie se calienta, enrojece e hincha y siendo doloroso hasta el más mínimo contacto. En este caso ni calzado, ni deporte, ni plantillas ni nada, tu dieta es la principal responsable. Minimiza el consumo de carnes rojas, los mariscos y el alcohol. Todo el alcohol. Si sufres de un ataque de gota, beber agua abundante para mantenerse hidratado y permanecer en la cama puede ayudar, pero si tienes ataques frecuentes y no ha sido algo aislado, es probable que tu médico te derive a un reumatólogo para controlar la afección.
Uñas encarnadas
Ocurre cuando unas o varias zonas del borde de la uña se clavan en la piel, causando dolor e incluso una infección. El corte adecuado de las uñas de los pies, en línea recta y no demasiado corta, es clave para prevenir las uñas encarnadas. También pueden producirse por calzado que presiona los dedos o uñas de los pies inusualmente curvas. Si el caso no es grave, con baños de agua tibia, secar y mantener la zona limpia aparcando unos días el calzado más estrecho y nuestras ansias por salir a correr, será suficiente. Si tienes diabetes u otra causa de flujo sanguíneo reducido a los dedos de los pies, debes consultar a un médico, quien puede levantar o extraer la uña afectada y recomendar el uso de algún antibiótico tópico para prevenir infecciones.

Hongos en las uñas
Estos hongos a menudo se forman después de un daño en la uña que hace que se rompa la unión entre la piel y dicha uña. Esto puede ocurrir después de una pedicura, por un calzado inadecuado, o después de un trauma repetitivo por correr o caminar, que hace que la uña se levante o se presione hasta aparecer una rotura o una grieta. El tratamiento de los hongos en las uñas de los pies puede ser difícil, ya que a menudo regresan incluso después de un tratamiento exitoso. Debes consultar a tu médico para que valore si necesitas un medicamento antimicótico bajo receta, porque es probable que los tratamientos de venta libre no funcionen.

Pie plano y pie cavo
Hemos dejado para el final estos dos clásicos. Un pie normal tiene un arco que se identifica claramente por la huella de la pisada en la arena o al caminar con los pies mojados. En el caso del pie plano, no hay arco y el pie cavo tiene demasiado. Por supuesto hay grados, siendo los más extremos los que pueden dar más guerra. Casi todos tenemos un pie que tiende más a plano o a cavo, el pie perfecto, de libro, no es el más habitual. De hecho en cualquier marca de zapatillas deportivas tienes modelos destinados a pronadores, supinadores y para pisada neutra, clara demostración de que hay un volumen suficiente de consumidores para hacer que la industria fabrique calzado para cada tipo de pisada. Hay deportistas de élite con pies planos o cavos que ni si quiera han llegado a desarrollar molestias, otros necesitan de plantillas ortopédicas para corregir la pisada. Aunque no es lo habitual, los casos más complicados pueden llegar a requerir cirugía.

Lo más importante es que, igual que existe una concienciación general de que es bueno hacerse una vez al año una análisis de sangre, todos tendríamos que acudir al menos una vez a una clínica especializada en biomecánica del pie, para que podamos adelantarnos y poner remedio a muchas patologías que, cuando dan la cara de verdad, a veces es demasiado tarde. Cuida tus pies. Y que la fuerza te acompañe.
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