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Blogs Que la fuerza te acompañe por Alfonso M. Arce

¿Es mejor hacer ejercicio al final o al comienzo del día?

Te ayudamos a elegir en el mejor momento del día para entrenar

¿Es mejor hacer ejercicio al final o al comienzo del día?
Alfonso M. Arce el

Preguntarse si te viene mejor hacer ejercicio al empezar o al acabar el día, es bastante habitual y no es una tontería. Efectivamente hay diferencias entre una y otra opción. Antes de entrar a analizar los beneficios e inconvenientes de cada una, a nivel personal debes priorizar siempre que tu elección sea la que te facilite adquirir un hábito. Si consideras que entrenar a primera hora de la mañana es lo ideal para ti, pero te es imposible levantarte de la cama una hora antes para conseguirlo, de poco vale. Por el contrario, si crees que la última hora es lo mejor, pero la realidad demuestra que tu agenda del día se complica siempre y ese rato nunca llega, tampoco es una opción en tu caso.

Eso sí, no busques una excusa. Si crees que te vendría mejor hacer ejercicio al final del día y solo puedes por la mañana, pues que sea por la mañana. Ten en cuenta que hablamos de matices pero ni una u otra opción, salvo que empieces a tener un nivel y objetivos muy concretos, marcará una diferencia significativa para que la elección nos angustie.

¿Qué me aporta el ejercicio a primera hora de la mañana?

Al levantarte, muchos procesos de tu organismo se encuentran en su nivel más bajo, esto tiene como mayor inconveniente que te va a costar todo mucho, pero activará tu cuerpo dejándolo listo para el resto del día y facilitando que por la noche obtengas una mejor calidad del sueño.

En el «haber» de entrenar a primera hora destacaríamos:

  • Adherencia. Aunque cueste al principio, es mucho más fácil ser fiel a hacer ejercicio madrugando, dado que todavía no hay interferencias del trabajo o tu vida personal. Tendrás la oportunidad de enfocarte en ese momento y, además de los beneficios físicos, mentalmente despeja muchísimo.
  • Ayuda a la quema de grasa de manera más eficiente que un entrenamiento al finalizar el día. Producirá una activación de tu metabolismo que tiene como resultado un mayor consumo calórico a lo largo de la jornada.
  • Empezarás el día con una energía muy alta. Aunque pienses que te vas a cansar mucho, la realidad es que ese cansancio llega por la tarde. Tu sensación será la de estar «con la pila puesta» desde primera hora.

En el «debe» de entrenar a primera hora destacaríamos

  • Es duro levantarse para hacer ejercicio. Hay que admitirlo. Tu cuerpo está en modo reposo y salir de ese estado cuesta.
  • Debido a que nos acabamos de levantar, los músculos y articulaciones se encuentran en un estado menos predispuesto para el ejercicio. Hay que darles un poco de tiempo para calentarlos y dejar que corra la sangre. Esto es especialmente delicado en las épocas más frías del año si te gusta salir a ejercitarte al aire libre.
  • Si consigues convertirlo en un hábito, hay que tener cuidado con eso de entrenar en ayunas. No en todos los casos es recomendable y dependiendo de la intensidad o el tipo de entrenamiento, puede que hacerlo en ayunas acabe creando un cansancio o falta de energía innecesario y contraproducente.

¿Qué me aporta ejercitarme a última hora del día?

Hay una gran ventaja asociada al entrenamiento al final del día. No es otra que el tener tu cuerpo mucho más activo y listo para afrontar un esfuerzo físico, por este motivo normalmente por la tarde/noche se pueden alcanzar intensidades mayores que por la mañana. Por otro lado, te puede resultar un poco cuesta arriba tras un día duro de trabajo.

En el «haber» del entrenamiento a última hora del día destacaríamos:

  • Tus músculos y articulaciones llegan más preparados para el ejercicio en comparación con la primera hora de la mañana. Hay estudios que apuntan a que su elasticidad es hasta un 20% mayor, lo cual disminuye el riesgo de lesión.
  • Es muy probable que tengas más energía en la segunda mitad del día de la que se tiene a primera hora de la mañana. Tu metabolismo está a pleno rendimiento y normalmente eso te va a aportar más fuerza y resistencia.
  • A nivel mental, acabar el día haciendo ejercicio, te puede ayudar a liberar el estrés acumulado para irte a la cama con la mente despejada.

En el «debe» del entrenamiento a última hora del día destacaríamos:

  • Si el sueño de la primera hora es una gran excusa para no hacer ejercicio, el cansancio acumulado por un largo día de trabajo no lo es menos. Al margen de excusas, es una realidad de que es más fácil que surjan imprevistos que te impidan encontrar ese hueco al final del día.
  • Si no pasa mucho tiempo entre tu ejercicio y la hora de ir a la cama, al contrario de lo que se pueda pensar, te puede costar mucho conciliar el sueño. Esto se debe a que llevarías a tu organismo a un nivel de activación producido por el ejercicio, que en ningún caso tu cerebro interpreta como señales para entrar en un estado de relax y descanso.
  • Si te gusta ir a entrenar a un parque o a un gimnasio concreto, al final del día es cuando suele haber más personas. Aunque resulte alucinante, no es raro ver gente esperando turno en las máquinas de los gimnasios. No es menos incómodo correr en un parque prestando más atención a no chocar con alguien que al propio ejercicio. Estas circunstancias, además de no ser muy apetecibles, pueden añadir estrés a un momento que debería ser para todo lo contrario.
Este nivel de ocupación puede suponer un estrés adicional a tu día.

Conclusiones

Aunque es muy relativo, dado que es más importante el tipo de entrenamiento que se haga, el tiempo dedicado y la intensidad a la que llegue cada persona, como principios generales podríamos decir que entrenar a primera hora del día tiene mayores beneficios para control y pérdida de peso. Para mejorar marcas y entrenar a tu máximo rendimiento, la tarde-noche sería mejor. Pero no te obsesiones, el ejercicio bueno es el que se hace, no el que se piensa hacer. Los hechos son siempre más importantes que las buenas intenciones. Que la fuerza te acompañe.

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