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Blogs Que la fuerza te acompañe por Alfonso M. Arce

Mujer y entrenamiento de fuerza: un binomio perfectamente compatible

Elimina tus prejuicios sobre el entrenamiento con pesas

Mujer y entrenamiento de fuerza: un binomio perfectamente compatible
Alfonso M. Arce el

En esta ocasión el contenido está especialmente dirigido a vosotras. Es muy complicado no abordar el papel de los entrenamientos de fuerza en mujeres sin que determinados prejuicios aparezcan desvirtuando la conversación.

Para no poner paños calientes y que el foco de atención se desvíe a territorios ajenos a los nuestros, os diré: sí, la biología ha dotado de más fuerza bruta a hombres que a mujeres y, sí, también afirmo todavía más alto que a diario entreno con mujeres mucho (muchísimo) más fuertes que yo. Ninguno de los dos casos significa absolutamente nada ¿sabéis por qué? Porque no se tiene lo que no se trabaja, si quieres ganar fuerza necesitas trabajarla, da igual tu sexo.

Entonces ¿por qué en una sociedad en la que la legítima y justa lucha por la igualdad entre hombres y mujeres en todos los terrenos, surge una extraña «anomalía» a la hora de hablar de ejercicio físico? Valiosísimas mujeres, brillantes en su vida personal y profesional, llegan al gimnasio y establecen una barrera virtual en el límite del esfuerzo que quieren realizar o creen que pueden soportar. Solo quieren tonificar. No quieren «pasarse».

No sé qué resultados tan temidos esperan algunas mujeres al utilizar sistemas de entrenamiento de fuerza, pero hay dos grandes grupos que engloban a la llamada mayoría. El grupo que entiende que la fuerza no es prioritaria para ellas y el grupo que afirma que este tipo de entrenamiento genera una respuesta muscular desmesurada en su cuerpo. El primer grupo tiene dos opciones, replantearse su postura al entender que los beneficios de un trabajo de fuerza son generales y que tendrán un retorno positivo en su salud; o en base a sus circunstancias o gustos, seguir con la rutina en la que se sienten cómodas y enganchadas. En este sentido recordad que el ejercicio bueno es el que se hace, no el que se piensa hacer. Nada más que añadir.

El lío llega con el segundo grupo en el que la percepción personal de los cambios que va a sufrir su cuerpo está completamente alejada de la realidad. No se trata de tachar a nadie de mentirosa, es muy real que cualquier persona sea hombre o mujer, cuando empieza a hacer ejercicio, especialmente si era sedentaria, va a notar una mejora física muy rápida y evidente en sus primeras semanas de entrenamientos. Tu cuerpo reacciona a lo que no está acostumbrado. Igual que todos entendemos que las agujetas del primer día no se repiten, la respuesta muscular que se obtiene de hacer ejercicio es mucho más notable al principio. Después se estanca y las progresiones son lentas y requieren de mucho esfuerzo. Aunque hayas notado que tus músculos salen hinchados tras una clase de bodypump, puedes hacer las que quieras que no serás el increíble Hulk en un año. Es imposible.

He hablado del increíble Hulk porque es un ejemplo nombrado muy a menudo por mujeres que temen muscular mucho. Añaden a esta apreciación un «es que no es bonito» o es que «no es femenino». En este punto me gustaría aclarar que el cuerpo que había bajo Hulk en la serie clásica de televisión era el de Lou Ferrigno, un culturista profesional que medía 1,96 metros y pesaba 136 kilogramos, entendámonos, ese físico no es ni femenino, ni masculino, ni de este mundo.

A la izquierda Lou Ferrigno, el culturista bajo la piel de Hulk en la serie de televisión (derecha). En el centro, Camile Leblanc-Bazinet, ganadora de los Crossfit Games del año 2014. Ella es muy fuerte. Mucho. Es una atleta de élite. Las diferencias son evidentes

Nuestros organismos no están preparados para crecer muscularmente hasta el infinito. En el caso de las mujeres todavía menos dado sus niveles inferiores de testosterona, hormona cuya relación con el desarrollo muscular es directa. Así que, dando por hecho que no podremos llegar a ser Hulk y que si eres mujer todavía lo tienes más complicado, solo nos quedaría hablar de esa percepción de cuerpo musculado o poco femenino que cuesta aceptar.

En mi enfoque bienestario, la prioridad es la salud. Mientras que la percepción de lo que es estético es subjetiva, la salud es objetiva. Tu percepción de lo que es femenino o masculino es tuya, tú y nadie más debe sentirse cómoda con cómo es y cómo se siente. El diagnostico, por ejemplo, de padecer diabetes es objetivo y las consecuencias de tu enfermedad también las van a sufrir tus seres queridos, van a trascender a tu persona.

¿Estoy diciendo que si no entreno fuerza voy a enfermar? En absoluto. Lo que quiero poner encima de la mesa, sin entrar a discutir qué patrón estético debemos seguir socialmente, es que nuestra salud debe estar por encima de todo. Porque un cuerpo sano y fuerte conlleva otros beneficios paralelos de bienestar, seguridad, optimismo, vitalidad, calidad del descanso y otros tantos que créeme, merece la pena.

Al fin y al cabo Hulk es un cómic. Y nosotr@s binestari@s.

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