Voy a hacerte una pregunta más complicada de lo que puede parecer ¿Estás consiguiendo una mejora global de tu salud con tu entrenamiento? Lo más probable es que la respuesta sea afirmativa. El deporte indudablemente mejora una gran cantidad de indicadores de salud, pero siendo críticos y realistas con lo que hacemos, no escapa a nadie el hecho de que puede haber gente que admita que su entrenamiento no contribuye a mejorar su salud, más bien lo contrario, hasta les está haciendo daño.
Es importante que seamos conscientes de esto: hay determinadas maneras de entrenar que, de ninguna manera, maximizan tu salud.
Para abordar de una manera objetiva este asunto, vamos a tomar como referencia algunos indicadores de rendimiento y composición corporal: fuerza, tamaño, porcentaje de grasa, flexibilidad y resistencia. Ahora vamos a adjudicar unos números hipotéticos a una persona, pongamos que es un hombre, que entrena para conseguir una salud de hierro destacando en prácticamente todos los indicadores antes expuestos. Esta persona tiene las siguientes marcas deportivas:
- Levanta 150 kilos en sentadilla.
- Levanta 100 kilos en press de banca.
- Levanta 180 kilos en peso muerto.
- Pesa 80 kilos con un 12% de grasa corporal.
- Su flexibilidad y movilidad son buenas, no tiene limitaciones en el recorrido de sus hombros, puede tocar el suelo fácilmente con las manos sin doblar lo más mínimo sus piernas, etc
- Corre 5 kilómetros en 24 minutos.
Algunos de estos números te resultarán imposibles de alcanzar. Otros puede que los mejores con facilidad, pero lo que está claro es que, para todos, esta persona está indudablemente fuerte como un roble y que goza de buena salud.
Supongamos que esta misma persona entra en el típico bucle del “qué tal un poco más” y se decide por empezar a competir en halterofilia o a prepararse para hacer una buena marca en una maratón. ¿Piensas que al dar ese paso hacia la competición, estirando sus límites de fuerza y resistencia física a expensas del resto de factores, le harán mejorar más su salud?
Podemos imaginar qué ocurriría si se decide por el contorsionismo. Si se centra en perder masa muscular a toda costa para conseguir unos niveles de flexibilidad articular fuera de todo rango normal ¿es sano?
¿Qué te parece si apuesta por el culturismo? Bajar su grasa corporal a un 4% con el máximo volumen muscular que sea capaz de desarrollar no parece que le vaya a suponer una mejora respecto a su salud actual.
A pesar de que todas estas disciplinas u objetivos están asociados con algunas mejoras positivas para la salud (fuerza, resistencia cardiovascular, flexibilidad, masa muscular y cantidad baja de grasa en el cuerpo), perseguir cualquiera de ellas a nivel élite, no necesariamente mejorará tu salud. Incluso suponen un riesgo real para ti, dependiendo del nivel de objetivos que te marques, los métodos que utilices para conseguirlos y el abandono de otros entrenamientos que sí aporten beneficios globales, pero no sean relevantes para lograr tus nuevas metas.
A partir de un determinado peso en una sentadilla o de un volumen excesivo de carrera, tus articulaciones lo van a notar. Si te pones muy grande tendrás un importante riesgo cardiovascular, da igual si ese grande es de músculo o de grasa, tu corazón tendrá un extra enorme de vasos sanguíneos a los que bombear sangre. Por el contrario hacer una dieta extrema puede ocasionar problemas endocrinos. El nivel de entrenamiento que exige cualquier disciplina en su nivel élite, implica también un coste emocional dado que se resentirá el tiempo que puede dedicar a familia y amigos, además de que tendrás que lidiar con ciertos estigmas sociales derivados de tu estilo de vida o de tu apariencia física.
No hay que coger el rábano por las hojas, por supuesto entrenar duro en un deporte siempre será mejor que quedarse en un sillón zampando a todas horas comida basura, pero no es una comparación real que justifique que lo que haces sea saludable.
Es importante diferenciar entre el entrenamiento por salud del entrenamiento por resultados. También hay que mencionar que no siempre que se entrene para obtener una marca o alcanzar un objetivo, se está haciendo algo que no sea saludable. Pero pisas un terreno en el que sí puede serlo.
Medita tus objetivos. Si el motivo principal por el que haces ejercicio es que tengas mejor aspecto, te sientas mejor y vivas lleno de salud, olvida todo ese contenido que viaja por Internet y te “reta” a correr una maratón, a levantar enormes pesos, a conseguir unos niveles de grasa corporal mínimos, etc. Tu entrenamiento no es menos importante o menos efectivo por el hecho de que no rompa ningún récord. Tus metas son las tuyas y si lo que haces contribuye para conseguirlas, entonces está perfectamente bien elegido. Si te encuentras con un entrenador que lo que intenta es moldear tus intereses para llevarlos a los que él tiene, búscate a otra persona que priorice y entienda lo que estás buscando.
He aquí la mala noticia para personas vagas: un entrenamiento enfocado a la salud puede ser duro, pesado, largo e intenso. Incluso todo a la vez. Así que “aprieta el culo”. Y que la fuerza te acompañe.
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