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Blogs Que la fuerza te acompañe por Alfonso M. Arce

¿Pasarías las pruebas físicas de acceso al Cuerpo Nacional de Policía?

Analizamos el nivel de dificultad, tanto aparente como real, de las pruebas físicas de selección de aspirantes

¿Pasarías las pruebas físicas de acceso al Cuerpo Nacional de Policía?
Alfonso M. Arce el

Entre todas las ofertas de empleo público, la del Cuerpo Nacional de Policía es una de las más demandadas. El primer escollo al que se enfrentará una persona que opte a la ansiada plaza serán las pruebas físicas. Si no sabes nada de ellas, quizás tengas una concepción sesgada que te lleve a pensar en algo exagerado o, incluso, peliculero. Es parte de los daños colaterales del cine bélico protagonizado por cuerpos de operaciones especiales. Un agente de la Policía Nacional no tiene que ser un medallista olímpico, pero sus pruebas físicas requieren de un equilibrio de cualidades que esconden su verdadera dificultad. En este artículo vamos a repasar cuáles son las pruebas, valoraremos la potencial dificultad de las marcas y puntuaciones, cómo podemos entrenarlas mejor y qué factores, que ahora mismo no tienes en cuenta, pueden ser determinantes para tu éxito o fracaso.

Pruebas, puntuaciones y requisitos

Cualquier aspirante debe superar tres pruebas. En cada una de ellas la máxima puntuación es un diez. Para superar el examen físico hay que sacar quince puntos que, por ejemplo, serían tres cincos. Hasta aquí todo es fácil por su similitud con el sistema de evaluación clásico que todos más o menos tenemos en la cabeza. La cuestión es que no puedes sacar cero puntos en ninguna prueba. No valdría 8 + 7 + 0, aunque tengas quince puntos. Tampoco pasarías en el caso de que consigas 10 + 10 puntos en las dos primeras pruebas, cosa bastante improbable, si en la tercera sacas un cero, aun teniendo una puntuación global de veinte puntos. Las tres pruebas son un circuito de agilidad, dominadas (o tiempo en suspensión en el caso de mujeres) y 1.000 metros de carrera. Veamos cada una en detalle.

Circuito de agilidad

Si te has examinado del carnet de moto, puede que encuentres alguna similitud con esta prueba. El circuito de agilidad es un recorrido zigzagueante con obstáculos que hay que superar sin derribarlos. Cuanto más rápido se complete, mejor será la puntuación. Es más sencillo verlo que explicarlo:

Los tiempos y puntuaciones para esta prueba son los siguientes:

Tabla de marcas y puntuaciones por sexos. IMPORTANTE, chequea siempre las marcas que aplican en tu convocatoria. Aunque rara vez ocurre, puede haber cambios.

Más allá de lo fácil o difícil que parezca esta prueba, me gustaría destacar dónde están, desde mi punto de vista, las mayores trampas que no te cuenta este cuadro de tiempos y puntos. Si prestamos atención a la tabla de puntuaciones, en una horquilla de un segundo te puedes estar jugando tres-cuatro puntos que, en este momento, no sabes si serán clave para pasar. Esto te pone muy difícil llevar una estrategia ‘reservona’, si se me permite la expresión. Si aprietas puedes derribar alguno de los listones, en cuyo caso, el circuito es nulo y tienes una segunda oportunidad y, ésta sí, ya no permite fallos o ir ‘lentos’. Necesitas empezar con una buena puntuación que te permita afrontar las siguientes dos pruebas con un mínimo margen. Un exceso de confianza o de agresividad nos puede costar muy caro. Aparecen los nervios y, por supuesto, las pruebas de acceso se empiezan a cobrar sus primeras víctimas. Incluso en aspirantes que llegan bien preparados.

Dominadas

Es importante saber que la gran mayoría de las dominadas que se pueden ver en un gimnasio no serían repeticiones válidas en esta prueba. Las dominadas han de ser estrictas, con un recorrido completo tanto en fase excéntrica como concéntrica. Tampoco vale ningún tipo de impulso o pataleo con las piernas. En esta prueba es donde se establece la mayor diferenciación entre hombres y mujeres, dado que ellas tienen que aguantar en suspensión con agarre supino. Esta es la tabla de puntuaciones:

Tabla de marcas y puntuaciones por sexos. IMPORTANTE, chequea siempre las marcas que aplican en tu convocatoria. Aunque rara vez ocurre, puede haber cambios.

La dominada es un ejercicio de especial dificultad para las mujeres, no es raro que auténticas máquinas físicas que están ‘más fuertes que el vinagre’ tengan, sin embargo, un número discreto de dominadas estrictas. Es posible que en esta prueba en concreto exista cierta descompensación entre la dificultad de unas y otras marcas. Te recomiendo que leas esta entrada del blog en la que explicábamos cómo conseguir una dominada perfecta. También puede venirte muy bien que apliques a tu manera de entrenarlas el principio GTG («Grease the Groove») acuñado por Pavel Tsatsouline, una leyenda en el mundo de la preparación física. El GTG te ayudará a consolidar la eficiencia de tu movimiento y acostumbrar a tu cerebro a no fallar. Debes saber que los estándares técnicos de la prueba no impiden ‘descansar’ colgado para coger fuerza y meter una dominada más. Vale, tu dorsal descansa, pero no así tu fuerza de agarre, que no te vendría nada mal entrenarla como te propusimos en este otro artículo del blog.

Creo que puntuar en esta prueba es relativamente sencillo, pero la dificultad es exponencial. Debemos contar siempre que dejarte la piel intentando una repetición que al final se ‘canta’ como no válida, te va a desfondar tanto, que las siguientes te costarán el doble. Si no llegas preparado a las dominadas y, sea por lo que sea, empiezas con dos repeticiones nulas entre las cuatro primeras, se te va a complicar bastante. Incluso siendo fuerte, te afectará mentalmente. Si conseguiste dos puntos en la primera prueba y dos en esta, se acabó tu periplo. No existe una puntuación de once puntos, así que ya no puedes obtener la nota media exigida. Si en la primera sacaste dos y en esta tres, o viceversa, llegarás a la última prueba con necesidad de obtener un diez. Bien. Vas a necesitar mucha suerte o haber sido corredor profesional. Vamos a esa última prueba.

Tercera prueba, resistencia aeróbica. Un kilómetro de carrera

Técnicamente la prueba más sencilla, ya que no hay obstáculos que no debas derribar, ni nadie te va a poner nota a tu manera de correr. Distancia y tiempo, eso es todo. He aquí las marcas:

Tabla de marcas y puntuaciones por sexos. IMPORTANTE, chequea siempre las marcas que aplican en tu convocatoria. Aunque rara vez ocurre, puede haber cambios.

Más allá de que te parezca difícil o fácil, si llegas aquí sabrás cuántos puntos necesitas para pasar las pruebas físicas o haber fracasado. Dicho de otro modo, hay un tiempo que te vale, por encima estás fuera. Este factor puede conseguir que corras como jamás pensarías que eras capaz, pero en esta virtud está el peligro. Si tu necesidad de puntos es muy alta, vas a comprender de manera muy rápida si la marca que necesitas es una proeza física imposible o no. Es un todo o nada. Un resbalón, una pájara o un tirón muscular pueden dejarte fuera. Aquí es donde encontramos parte de la dificultad de estas pruebas. La distancia de 1.000 metros es puñetera ya que en absoluto es una carrera de fondo, pero tampoco es un ‘sprint’ de cien metros. Si eres un máquina corriendo, pero te quedaste flojo en agilidad o dominadas, conseguir más de ocho puntos en los mil metros es algo reservado para unos pocos.

Vigila tu composición corporal

Te estarás preguntando qué tiene que ver esto con todo lo anterior. Bien. Estoy seguro de que has podido observar que la mayor dificultad es el equilibrio en tu rendimiento en todas las pruebas. Cualquier cero te elimina, ser un monstruo de las dominadas y correr como un gamo no te valdrán de nada si eres ‘un tronco’ y no consigues pasar limpio por debajo del obstáculo de la prueba de agilidad, sin tirar el listón. Cualquier persona que ha pasado por una preparación física sabe que tiene un pico de forma en el que su composición corporal (no voy a hablar de kilos) es la óptima para su rendimiento. Has de poner esto en la ecuación para valorar si algo más de masa muscular para tus dominadas tendrá un coste alto en la carrera, o si afinarte para ser más ágil te restará cualquier opción de imprimir potencia y explosividad a esos últimos doscientos metros de carrera en los que te juegas pasar o no. Salvo que tengas experiencia en este terreno, es fundamental que te pongas en manos de un entrenador que te ayude en tu puesta a punto. Y hay que hacerlo con tiempo. Una planificación deportiva para una prueba lleva sus macrociclos y mesociclos, salvo que seas una persona con mucho entrenamiento a sus espaldas, descarta poder prepararte para las pruebas físicas en un mes. No funciona así.

Trabaja tu mente

Un atleta de élite suele tener una fortaleza mental que acompaña a la física, o incluso la supera. Ninguno sabremos nunca qué debe sentir Rafael Nadal cuando de su saque depende un título. Muchas personas entrenadas de manera óptima a nivel físico colapsan por el momento de tensión psicológica que acarrea la prueba. Tengamos en cuenta que allí se llega con muchos nervios, ilusiones, tiempo invertido y gente, con nombres y apellidos, que se están jugando su futuro. Las señales que manda tu cabeza en ese momento, nada tienen que ver con las que sientes entrenado en el gimnasio. Trabaja este aspecto como una parte más de tu entrenamiento. Hay ejercicios de meditación y ‘mindfulness’ destinados al rendimiento deportivo.

Y aquí no acaba todo

Tras las físicas, viene el no menos temido examen teórico. Después los psicotécnicos y las entrevistas personales. Un proceso largo y exigente que acaba con un año de formación en la academia de Ávila. Creo que podemos sentirnos orgullosos de la preparación y profesionalidad de nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad. A todos los que os estéis preparando, os deseo mucha suerte. Y que la fuerza os acompañe.

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