Dentro del festival internacional Madrid Design Festival que está convirtiendo en este mes de febrero a la ciudad en la capital de todas las disciplinas del diseño, desde la arquitectura al diseño gráfico pasando por la comunicación o el interiorismo, se encuentra una de las exposiciones más elocuentes y locas en contenido gráfico: Vinilygráfica. Maestros del diseño gráfico musical (Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa del 6 al 28).
“Si la gente comprara los discos sólo por la música, este negocio se habría terminado hace mucho tiempo”, dijo Malcolm McLaren, el manager de los Sex Pistols, al ser interpelado por un crítico musical por la escasa pericia instrumental de la banda a la que representaba.
Pero todo empezó años atrás a cambiar, cuando una tarde de julio de 1954 en la que Elvis Presley entró en el estudio de Sam D. Philips para registrar That’s all right: la historia de la música y, de paso, también la del diseño gráfico cambiaron su rumbo con aquella grabación, ya que a partir de la revolución que empezó con la difusión del primer hit del chico de Tupelo, un buen puñado de grafistas se pusieron manos a la obra para experimentar sobre un formato cómodo en proporciones y con un enorme potencial gráfico.
Muchos pintores de éxito, grafistas de prestigio y estudios de diseño punteros se implicaron en desarrollar su trabajo y crear obras memorables para los solistas y grupos más inquietos y renovadores, ya que durante décadas fue el mejor trampolín para entrar en todos los hogares a través de esas caratulas, sin necesidad de disputarle al arte tradicional su lugar en las paredes y en los marcos de estilo, encontrando su sitio en los estantes de salones y dormitorios para celebrar el reinado de un arte tan popular como supuestamente efímero.
En la intersección de las artes gráficas y la producción musical, las “33 revoluciones” constituyen desde hace más de medio siglo un recurso visual y sonoro inigualable. Desde la explosión del fenómeno rock en los años cincuenta, el disco de vinilo ha cautivado la imaginación de millones de oyentes a través de estuches compuestos formados por fotografías, ilustraciones o tipografías. Con los años, adoptaron diversos formatos (gatefold, picture-discs, vinilos coloreados..) y se siguieron adaptando en cada década a las tendencias visuales de su época.
La historia de la música popular demuestra que géneros como el jazz, el blues, el rock and roll, el pop, la psicodelia, el glam, el punk, el soul, la música disco, el hip-hop, el indie pop, la electrónica o cualquiera de los sub-géneros más fugaces desarrollados en los últimos 80 años no son sólo música, sino también imagen; y antes de la popularización del videoclip, tal imagen tuvo su más perfecta encarnación en las portadas de las fundas de cartón de 7”, 10” y 12” que protegían los discos de vinilo. Con la aparición en 1948 del disco de vinilo de larga duración a 33 rpm (LP) la superficie de 31,1 cmts de la funda de cartón que lo envuelve se convirtió en un simbólico lienzo en blanco que servía a diseñadores y a artistas para dar rienda suelta a su imaginación y aportar un valor añadido a la producción del disco del artista.
El diseño gráfico ha estado unido a la industria musical prácticamente desde sus orígenes. Al comienzo de todo los discos se vendían en fundas planas de cartón o papel de estraza, agujereadas en el centro para que se viese la etiqueta con el nombre del artista, la canción, los compositores y la discográfica. Dada la corta duración de cada pieza, se vendían en álbumes de tres o cuatro, unidos por un lomo de cartón. Hasta que llegó un muchacho de 23 años llamado Alex Steinweiss, el inventor de la portada de disco tal y como hoy la conocemos. Entre otros pioneros también se encuentran, Jim Flora o David Stone Martin, presentes también en la exposición con algunos de sus diseños más emblemáticos.
Diseñadores y artistas de reconocido prestigio entre otros profesionales del sector se encuentran en esta exposición: Andy Warhol, Reid Miles, John Berg, Peter Corriston, Paula Scheer, Hipgnosis, Roger Dean, Jamie Reid, Peter Saville, Stanley Donwood, Jordi Fornas, Juan Gatti o Javier Aramburu, han colaborado con una pléyade de fotógrafos, ilustradores y artistas visuales que han dado a luz algunos de los iconos visuales más poderosos de la cultura popular del siglo XX, logrando conectar al comprador de discos con el diseño de una manera más emocional, y en ocasiones más duradera que la propia música grabada en los surcos de los vinilos que protegen.
El diseño gráfico de portadas de disco ha jugado un rol destacado en la construcción de la identidad de los compositores e intérpretes y la transmisión simbólica de los valores socioculturales asociados a cada género musical implantando códigos iconográficos que hoy forman parte del imaginario colectivo; pero además ha contribuido a familiarizar a los amantes de la música con las tendencias artísticas más vanguardistas de cada época.
Con cada innovación tecnológica (el cassette y el compac disc) el diseño gráfico se ha replanteado sus funciones pero luego se ha reinventado demostrando una gran capacidad de adaptación al sistema. Sin embargo, en la era de las descargas digitales y las redes sociales la música ha dejado de consumirse y promocionarse sobre soportes físicos, abocando a la industria discográfica a una crisis de la que aún no ha logrado recuperarse. Y aunque para las nuevas generaciones las tiendas de discos son en el mejor de los casos algo exótico y en el peor un difuso recuerdo del pasado, en la segunda década del siglo XXI estamos asistiendo a una resurrección del vinilo para consumidores situados en un nicho repartido entre los cazadores de tendencias y los nostálgicos de la era analógica; unos y otros parecen recordarnos que el diseño gráfico musical no se ha convertido en ceros y unos.
La exposición Vinilygráfica intenta trazar una genealogía de las relaciones entre el diseño gráfico y la música pop, a través de una cuidada selección de más de 200 portadas de discos editados desde 1940 hasta la actualidad, reivindicando la figura de los directores de arte y los diseñadores que se encuentran detrás de los principales sellos discográficos. Narran una historia visual del arte del vinilo a través de los estilos y los autores más representativos del género gráfico y musical.
Vinilygráfica. Maestros del diseño gráfico musical
Lugar: Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa
(Plaza de Colón, 4. Madrid)
Fecha: 06.02 – 28.02.2018
Comisario: Javier Panera
Entrada Gratuita