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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Entrevista a Mario Ruiz, Premio Nacional de Diseño 2016

Entrevista a Mario Ruiz, Premio Nacional de Diseño 2016
Pablo Delgado el

“Un buen diseñador debe ser paciente, saber escuchar y ser muy observador”.

Mario Ruiz (Alicante, 1965) es un entusiasta del trabajo bien hecho, que además de cuidar a sus clientes e inspirarles confianza, lucha por el oficio del diseño de forma enérgica y sutil, eliminando a diario barreras personales, para llegar a una excelencia cuidada, mimando al detalle el producto y su desarrollo. No piensa solo en la forma, sino también en el modo correcto de utilizar los materiales, para que así, el diseño funcione, guste y consiga los objetivos propuestos entre cliente y diseñador. Busca la solución adecuada desde la funcionalidad. La estética y la cara vistosa del producto vendrá después. Una estética traducida en magníficos diseños que desde dicha funcionalidad y con una paleta de colores sobria, en la que predominan grises, negros y tonos tierras, sin dejar de lado en ocasiones el color de alto contraste, consigue transmitir un confort que ayudado por las líneas claras y limpias se tranforma en una elegancia detallada.

Ha recibido el presitigioso Premio Nacional de Diseño 2016. El jurado ha decidido premiarlo en la categoría de ‘Profesionales’ al considerar su trayectoria como brillante y consolidada y haber conseguido una identidad de reconocido prestigio en el sector del diseño. Además, ha valorado su estilo atemporal y perdurable así como su proyección internacional y su capacidad de crear una marca consolidada fuera de España.

Ruiz realiza proyectos que abrazan múltiples ámbitos del diseño de producto: mobiliario, tecnología, iluminación, oficina y gráfica aplicada. Su trayectoria y valor añadido se basa en esta sólida experiencia multidisciplinar que responde a la variada naturaleza y demanda de sus clientes.

Se graduó en diseño industrial por la Escuela Universitaria Elisava de Barcelona, una de las canteras más prolíficas en diseño de nuestro país. En 1995 crea el estudio Costa Design, dedicado al diseño y desarrollo de producto industrial y tecnología. En 2004, pone en marcha Mario Ruiz Design para el desarrollo de proyectos de mobiliario, iluminación, oficina y gráfica aplicada. Ambos estudios se fusionan en 2008. Durante su desempeño profesional ha trabajado para un centenar de empresas de más de 10 países.

Además de este reconocido galardón, su labor ha sido reconocida también con más de 40 galardones internacionales, entre ellos, varios premios IF, Red Dot, Design Plus, Wallpaper Awards 08 y Neocon Awards 2008.

¿Qué supone para usted y su carrera haber recibido el Premio Nacional de Diseño 2016?
Los premios nunca son un objetivo pero cuando llegan son una muy buena noticia, reconocen el esfuerzo; es un mensaje que te dice que no está mal lo que estás haciendo. El Premio Nacional de Diseño me parece muy importante porque valora el trabajo hecho en el tiempo y desconozco la repercusión que tendrá sobre mi carrera, pero anímicamente es un gran estímulo para seguir trabajando.

¿Cuándo y cómo surge su interés por el diseño industrial?
Estudiaba bachillerato en Alicante, la ciudad en la que nací, y sin saber nada de diseño, en plena etapa de búsqueda de vocación, me apunté en un ciclo de conferencias en el que participaban Philippe Starck, Dieter Rams, André Ricard… Aquello me cambió la vida.

¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del diseño? ¿Por qué se lanzó a crear un estudio propio?
Antes de trabajar por mi cuenta trabajé como diseñador en otros estudios y dando clase de proyectos en la escuela Elisava. Ya entonces, tenía claro que quería trabajar por mi cuenta y, en cuanto pudo ser, puse en marcha mi estudio. Hay dos formas de ser diseñador: trabajar para otros apoyando una determinada filosofía, o aventurarte a crear el camino a solas. Yo opté por la segunda.

Desde esos inicios ¿cómo ha evolucionado la profesión? ¿Y usted?
Creo que cada cinco años ocurren muchas cosas, más de las que somos capaces de percibir. Desde que empecé, la necesidad de ser internacional es probablemente uno de los aspectos más importantes. El desarrollar tu trabajo con la mirada abierta al mundo es uno de los grandes cambios. Cuando empecé, todo era mucho más local. También mi evolución ha ido en ese sentido. He pasado de trabajar 100% solo con empresas españolas a hacerlo en todo el mundo.

 

“La función es indispensable, por eso, cuando el objeto traspasa la frontera hacia el mundo del arte, deja de ser diseño”.

 

¿Cuáles han sido y son sus fuentes de inspiración?
La inspiración está en lo que está al alcance de los ojos, en la calle, en los viajes, en los objetos que nos rodean. Creo que ser diseñador se trata de vivir con los sentidos bien alerta a todo. Soy disléxico. Los disléxicos necesitamos ver muchas veces una palabra para aprender a escribirla, un no disléxico muchas menos. Sin embargo, nosotros las leemos mal pero somos capaces de darle un significado diferente cada vez sin saber que lo estamos leyendo incorrectamente. Creo que eso me hace ver a veces las cosas distorsionadas, y esa forma de ver la realidad alimenta mi trabajo.

¿Qué es lo que más le apasiona de este oficio?
Las personas que conozco gracias a mi trabajo. Poder tener clientes/amigos no solo en mi país, también en la otra punta del mundo o darme cuenta de que a miles de kilómetros viven diseñadores que son como hermanos, con formas muy parecidas de entender la profesión y la vida. Es un privilegio.

“Llevar la mayor cantidad de lo mejor al mayor número de personas por el menor precio”, esta era una de las premisas fundamentales del diseñador Charles Eames.¿Cuál es su premisa fundamental en diseño?
Ser honesto. Serlo con el proyecto, con el cliente y conmigo mismo.

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Háblenos de su actual estudio. ¿Tiene personas a su cargo, qué porcentaje de tiempo o producción dedican a realizar proyectos propios, a la investigación de materiales, formas, etc?
Somos un estudio pequeño y todo el tiempo lo dedicamos a realizar proyectos bajo encargo de clientes. Siempre trabajo a partir de un encargo y una conversación con el cliente. La investigación de materiales y formas la llevo a cabo siempre sobre cada proyecto, dependiendo del tipo de trabajo y de las posibilidades del fabricante. Hay tantos materiales nuevos que, en cada momento, recurro a los productores de materiales o a centros de investigación de materiales, para trabajar su aplicación sobre cada proyecto en marcha.

¿Cómo definiría la figura y qué requisitos considera necesarios para ser un buen diseñador?
Ser paciente. Saber escuchar. Ser muy observador.

¿Qué debe tener un diseño para pasar por encima de modas y tendencias superando así la prueba del tiempo?
Creo que los objetos que se vuelven imprescindibles sin hacer demasiado ruido, los diseños honestos, tranquilos, tienen muchas posibilidades de convertirse en perdurables.

Algún proyecto que ha marcado un antes y un después en su carrera.
Más que un proyecto concreto, hablaría de experiencias que han marcado un cambio. Mi primer proyecto internacional, K22 con la empresa Haworth, el primer trabajo con HBF en Estados Unidos y mi primera colaboración en Suecia con la empresa Offecct cambiaron mi forma de trabajar y de plantearme la relación con mi profesión.

 

“El diseñador busca siempre unos estándares de calidad que rozan a veces la utopía”.

 

¿Dónde podemos encontrar la belleza de un diseño? Y ¿por qué se convierte en arte?
Hay infinidad de formas de entender el diseño. En mi forma de entenderlo, la función es indispensable, por eso, cuando el objeto traspasa la frontera hacia el mundo del arte, deja de ser diseño; aunque me parezca interesantísimo, pero es otra cosa.

Cuando afronta nuevos proyectos ¿cómo debe ser la relación con el cliente? ¿Hay algún cliente que tenga más dificultad que otro?
Cada proyecto te hace empezar de cero, porque cada nuevo cliente es una empresa que hay que descubrir y conocer con una persona diferente detrás. Por ejemplo: si trabajo con el mismo material en dos proyectos, cada empresa lo utiliza de forma diferente, solo en eso ya es totalmente distinto. Hay clientes con más experiencia en trabajar con diseñadores externos y clientes que han trabajado poco con diseñadores. Eso marca la diferencia. También, como todo en la vida, hay personas con las que empatizas bien y gente con la que no.

Una vez que ha realizado la primera toma de contacto ¿cuál es el proceso que realiza para abordar el proyecto? ¿Cómo crea y desarrolla ese proyecto desde la primera idea hasta la materialización de esta?
Con la primera toma de contacto ya visualizo casi un 50% de lo que va a ser el proyecto. Es entonces cuando me pongo a trabajar en detalles en el estudio, fragmentando el proyecto en partes, que me ayudan a acabar teniendo el diseño completo y confirmar que la primera imagen que he tenido en la reunión con el cliente es la correcta.

¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías en el ámbito del diseñador?
Son esenciales para poder trabajar en cualquier punto del mundo de una manera ágil, rápida y con la misma facilidad que cualquier diseñador local en ese país. En estos momentos, tardo lo mismo en el diseño de un proyecto para un cliente español que para otro australiano, por ejemplo, gracias a la tecnología.

¿Alguna vez ha sentido que alguno de sus diseños no ha alcanzado la excelencia pretendida por la intervención del cliente? ¿Tiene total libertad para desarrollar los proyectos?
El diseñador busca siempre unos estándares de calidad que rozan a veces la utopía. Al cliente le toca el papel ingrato de bajar eso a la realidad. Nunca el proyecto es exactamente como lo imaginas, pero creo que esto está en la naturaleza del diseñador. Dicho esto, yo no entiendo mi trabajo como un cheque en blanco. Para mí es indispensable trabajar junto al cliente, acompañarle a encontrar lo que necesita. Ese es el sentido de lo que hago. La libertad en el trabajo para mí es el respeto, si me siento respaldado y muy bien comunicado con mi cliente, seguro que entre los dos logramos un proyecto interesante.

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¿Qué hace cuando el cliente dice sencillamente “no me gusta”?
No me suele ocurrir, pero si alguna vez sucede hablaría de nuevo con el cliente para entender lo que necesita y volver a plantear el trabajo

¿El diseñador debe tener un estilo y aplicarlo en todos sus diseños o reinventarse cada vez ?
Hay una manera de hacer las cosas que es inequívoca y eso le da una personalidad a tu trabajo. Eso es lo que va tejiendo un guión invisible en todos tus trabajos a lo largo del tiempo.

¿Se debe buscar en el diseño un equilibrio entre estética y funcionalidad?
Cualquier objeto en el que trabajo nace de la misión de ser útil. Siempre parto de ahí, de que funcione. Para eso me contratan. Como no hay una única solución para que funcione, normalmente resolver los detalles es lo que te lleva a que surja un lenguaje, una estética que envuelve con coherencia los detalles funcionales. Para mí, el diseño lo que hace es acompañar al objeto para que haga bien su trabajo: ser útil.

¿Qué fronteras nunca debe traspasar un diseño? ¿Qué no soporta ver en el diseño?
Me disgusta la falta de ética, las copias de proyectos, no lo entiendo cuando lo veo en empresas con todas las posibilidades de hacer cosas interesantes y que, en cambio, copian tranquilamente, pensando que están haciendo un diseño original.

 

“Hay que ser honesto con uno mismo, con el proyecto y con el cliente”.

 

¿Debe haber una ética entre diseñadores para crear diseños más eficientes y sostenibles que promuevan el buen diseño y la óptima utilización de los materiales?
Existen diseñadores y empresas muy concienciadas con la eficiencia y la sostenibilidad y otros que no lo están nada, exactamente igual que ocurre con países muy respetuosos con el medioambiente y otros que no lo son nada. Personalmente creo imprescindible tomar medidas, durante los últimos años, sobre todo en los proyectos que llevo a cabo en Escandinavia, van en esa línea de control y cuidado.

¿Qué influencias ejercen el diseño y los diseñadores en la sociedad actual?
Me parece indispensable, creo que la influencia es enorme. Nuestro oficio crea los objetos que utilizamos, todo lo que nos rodea, así que lo que hacemos determina la estética de nuestro entorno.

¿Cómo ve actualmente el diseño español? ¿y su futuro?
Es un momento de calma después de la tempestad. La crisis lo paró todo y ha reducido la capacidad de hacer las cosas por parte de las empresas. Las nuevas generaciones de diseñadores tienen una actitud mucho más enérgica, han viajado, han conocido el trabajo en otros países y creo que esa experiencia es muy positva, enriquecerá mucho el diseño que se desarrolle en España en los próximos años.

¿Qué meta profesional le gustaría alcanzar durante los próximos años?
Me gustaría seguir trabajando como ahora, con clientes dentro y fuera con la misma buena relación personal. Seguir disfrutando de mi oficio.

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