“La gente ve al diseñador como ‘el colega que hace portadas’”
Carlos Sadness, es un cantante e ilustrador (Barcelona, 1987) que gracias a las redes sociales ha podido dar a conocer su carrera tanto musical como gráfica. Está considerado uno de los principales artistas indies del panorama musical nacional. Después de varios años definiendo su estilo, en 2012 llegó el disco Ciencias celestes, con el que demuestra que el folk y la electrónica pueden convivir muy bien juntos. En 2015, publica el álbum La idea salvaje (Sony, 2015), que alcanzó el número 1 en ventas en FNAC. Desde entonces está en el top 5 de músicos más compartidos en Spotify todas las semanas.
Ha colaborado con artistas como Bebe, Rubén Pozo (Pereza), Santi Balmes (Love of Lesbian), Iván Ferreiro o Luis Eduardo Aute. Goza de un gran número de seguidores de sus discos y en redes sociales por su particular y original forma de escribir canciones cargadas de poesía que acompaña del sonido inconfundible de su ukelele.
Complementa su carrera musical con la ilustración y el diseño, habiendo participado en la creación de diversas campañas publicitarias. Su faceta como ilustrador es conocida por su público ya que él mismo se encarga del artwork de sus discos, diseñando la portada e incluso el libreto del CD. Acaba de publicar “Anatomías íntimas” (Lunwerg) su primera obra gráfica en formato libro, en el podemos apreciar su estilo tranquilo y cálido a través de los retratos que componen la obra. Hablamos con él sobre música, ilustración y diseño.
Me gustaría comenzar hablando de sus inicios ¿cómo fueron? ¿Qué fue primero, la música o el dibujo?
El dibujo está desde el principio, aparece en un momento tan temprano que no soy capaz de recordar, sin embargo la música, a pesar de acompañarme como oyente desde antes, aparece en el plano creativo en la adolescencia. Dibujar siempre ha estado ahí, quizás es algo que me he tomado menos en serio profesionalmente, pero ahora tenía la oportunidad de hacer este libro y me apetecía mucho.
¿Qué supone para usted el éxito?
Creo que he aprendido que hay muchos niveles de éxito. Para mi, ir a tocar fuera de Barcelona y ver que había gente esperando mis canciones, ya fue un éxito, pero entiendo que eso no es el “éxito” que vale para que tu gira se base en esto. Aún así, mi idea sobre el éxito personal gira en torno a esa sensación de conexión con el mundo a través de lo creativo, y más aún si puedo vivir sin tener que dedicarme a otra cosa y hacer lo que me gusta en los ratos libres. Tal vez el éxito es dedicar todo tu tiempo en las cosas que te gustan.
¿Cómo definiría la figura del dibujante?
A nivel artístico, aquel que formaliza a través de la ilustración una imagen, sea abstracta o real, que hay en su cabeza. Me parece interesante formalizar esa imagen a través del filtro de su creatividad y sus manos, porque si quisiéramos algo exactamente fiel a la realidad podríamos hacer una fotografía, pero el ilustrador rompe ese realismo con su personalidad artística.
y usted ¿cómo se define?
Yo tampoco me considero un dibujante, o un ilustrador, me siento un poco intruso, porque aunque lo haga desde niño, no me he profesionalizado ni he estudiado (un poco sí, pero no tantísimo) como para mejorar y alcanzar un nivel que me sitúe en un podio de ilustradores. No, a mi me interesa contar cosas, la parte creativa. Me considero un enamorado de la creatividad, que utiliza la música para formalizarla y ahora, alguna cosa más.
“Me gusta que siempre haya algo emocionante detrás de los colores suaves”.
Una de las características de sus ilustraciones es la expresividad poética. ¿En qué medida le ha influido su formación? ¿Qué es lo que más le influye a la hora de componer sus letras o sus ilustraciones?
Mi formación no influye cuando compongo o dibujo, en todo caso influye cuando pienso cómo publicar las cosas, en el lado más cercano al “marketing” y menos al creativo. Pero no me estoy refiriendo a cómo vender un producto, si no en qué colores me representan, qué tipo de letra, qué estética… que son las cosas que trataba en publicidad.
El poeta catalán Joan Brossa creó un lenguaje de la imagen más universal que el código literario, decía: “yo siempre digo que la poesía visual no es dibujo ni pintura, sino un servicio a la comunicación”. ¿Ilustrar un texto, es buscar otra forma de comunicar o de complementar?
En ese sentido, no voy a discutirle la razón, pero está bien buscado el verbo complementar. En mi caso, la ilustración da un empujón a la imaginación, así como los acordes, los arreglos musicales de mis canciones, se lo da a la imaginación que nace en las letras. La palabra de la mano de otro arte, sea música o ilustración, genera un tándem interesante y emocionante bajo mi punto de vista.
¿Cómo ha llegado a ese estilo en sus ilustraciones?
No lo sé, imagino que me llegan referencias de todos lados, pero desde pequeño intento no copiar nada y hacer las cosas a mi manera. A veces uno no es consciente de cual es su estilo hasta que llega alguien y lo señala, dice: esto es muy tú. Primero en una obra tuya, y otro día en una ajena, y es extraño, pero suelen tener razón y darse cuenta antes que el propio autor.
¿Cuál diría que es su mayor habilidad y cómo la ha ido perfeccionando a través de los años?
Nunca me ha obsesionado ser técnicamente brillante en nada, ni en tocar, ni en dibujar. Me he obsesionado más con las palabras, con el hecho de convertir una idea en una obra, de transformar la esencia de un hecho vivido en algo que flota y existe como un ente a través de la creatividad.
Cuando empieza un proyecto nuevo ¿cómo es el proceso? ¿Cómo afronta el día a día? y ¿qué aspectos de ese trabajo llegan a apasionarle más?
Creo que nunca soy muy consciente de estar empezando un proyecto, voy haciendo hasta que me doy cuenta de que estoy delante de algo que tiene varios puntos en común y que puede conformar una unidad. Lo más apasionante es salir a mitad de la ducha, absolutamente mojado, para grabar un estribillo con la frase que llevaba todo el día en tu cabeza. Grabarlo en el teléfono, acabar de ducharse y luego darle vueltas con la guitarra hasta que la cosa suene bien.
¿Qué es lo que más le interesa mostrar con su obra?
Intento que sea natural, que yo pueda verme reflejado, de esa forma solo tengo que ser yo, y se me da fatal mentir o fingir, así que prefiero salir a un escenario a ser yo, cantando lo que soy yo. Así no hay fallo.
¿La habilidad para expresar una idea es tan importante como la propia idea?
Creo que el hecho de llegar a una idea ya implica el saber expresarla, porque nosotros pensamos gracias al lenguaje. Pero sí, la habilidad puede que resida en saber sacar esa idea mediante las palabras, los colores, los acordes exactos.
“Me he obsesionado más con las palabras, con el hecho de convertir una idea en una obra”.
¿Qué importancia tiene el color en su obra gráfica?
Cuando tenía diez años menos, ni se me ocurría poner un color en mis dibujos. Todos hablaban de cosas que sucedían en blanco y negro, como mucho, se colaba algún gris. Era mucho más dramático, todo lo barnizaba de un tono existencialista que he ido relajando con el tiempo. Ahora vivo un momento más luminoso, un momento en el que escapo de cosas de la realidad que no me gustan gracias a momentos con cierto preciosismo y color inofensivo, me interesa ese lado naif, pero emocional. Me gusta que siempre haya algo emocionante detrás de los colores suaves.
Diseña las portadas de sus discos, ¿la imagen debe guardar una relación inevitable con el contexto del que forma parte? ¿Cómo entiende la relación del significado entre esa imagen y la música que compone el disco?
Para mi hay un pequeño vínculo, pero no creo que sea algo imprescindible. Como te comentaba antes, me gusta ligar el contenido con el contenedor, y la estética es una herramienta útil. Creo que mucha gente me ha destacado por eso como si fuera algo muy 2.0, pero Manolo García también lo hace, no he inventado nada.
¿Es importante el diseño para la música? ¿Cómo ve el diseño gráfico en la industria musical?
Al final estamos hablando de cultura y tendencias, sí que tiene un peso el diseño, el diseño tiene peso siempre, hasta en cosas que no pensaríamos. Cualquier cosa, bien diseñada, pasa a ser mejor. Creo que en la industria musical sí hay una buena relación con el diseño, las compañías saben que juega un papel importante.
¿Cree que al pasar a un formato electrónico se ha podido desvirtuar lo que realmente significaba anteriormente las portadas de los discos?
Si hablamos de portadas, puede que un poco, pero ya pasó con el CD, los vinilos sí tenían portadas en condiciones. Sin embargo, ahora el peso de la imagen cae en los videoclips o incluso en nuestro día a día en las redes sociales, está todo más repartido y la carga estética no recae en un solo elemento como la portada.
¿Necesitamos concienciar a la sociedad de que adquiera una cultura visual completa con capacidad de análisis y reflexión?
No estaría mal, quizás así nos evitaríamos publicidad sexualizada y sexista a todas horas. El hombre y la mujer pueden hacer lo que quieran con su cuerpo, hemos de aprender a no juzgar eso, pero creo que nos equivocamos sobresexualizando tantas cosas con el fin de posicionar un producto o una marca. Al final parece que la gente solo viva para conseguir sexo o ser atractivo sexualmente, y creo que la imagen en la publicidad y en ciertos programas es responsable de eso.
¿En una sociedad como la nuestra en que todo es imagen, debería estar más reconocida la labor de los ilustradores y diseñadores por parte de la sociedad?
Depende de si lo que hacen ayuda a que vivamos en un mundo mejor, porque si nos basamos en la pregunta anterior, veríamos que es un arma de doble filo, pero sí, pienso que la gente ve al diseñador como “el colega que hace portadas”, cuando los diseñadores trabajan muchas veces hacia la funcionalidad, es decir, para hacer nuestra vida más sencilla.
Háblenos de su incursión en el mundo editorial con “Anatomías íntimas” (Lunwerg) ¿qué supone para usted este paso?
Siempre había rondado por mi cabeza esta idea, pero cuando Lunwerg me lo propuso pensé que era el empujón que necesitaba. Venía de un año tocando bastante y no sentía la necesidad de hacer nuevas canciones, así que giré mi mirada hacia otro lugar y me ha venido muy bien, aunque ha retrasado mi siguiente disco. Supone abrir una ventana nueva, aunque estoy llegando, en un principio, a la gente que consume mi música y la sensación está siendo parecida a la de sacar un disco nuevo.
¿Tiene previstos más proyectos editoriales?
No será el último que haga, si es por mí, pero ahora quiero hacer un tercer disco y centrar mis horas en eso. Pero seguro que algún día vuelvo al papel, ojalá pueda.
¿Cómo fue el proceso de elaboración del libro? ¿Cómo surgió la idea?
Tenía en mente hacer un libro así, que reflejase varios destellos de una etapa de mi vida a través de pequeñas obras. Era cuestión de ir escribiendo acerca de esos destellos e ir encontrando las imágenes que podían acompañarlos, sin un orden determinado, como fuera surgiendo la cosa. Apuntando frases en la furgoneta y a veces, acostándome muy tarde con las acuarelas, es un proceso muy solitario al lado del de un disco, que llega a un punto donde uno entra al estudio y se junta con otros compañeros.
En la obra el amor, la mujer y los recuerdos son el hilo conductor ¿la sociedad actual necesita amor?
Aquí hay mucho de atracciones y pasiones, tal vez más que de amor, pero creo que sí lo necesita. Hay gente que se avergüenza o que lo evita, porque no es algo guay como llevar un piercing o un tattoo. Yo hice mi proyecto final de carrera sobre reinventar el amor y convertirlo en algo que la gente quiera tener y consumir. Creo que el amor tiene mal marketing, un poco mejor desde que hago canciones (se rie). Evoca cosas cursis, incluso “viejunas”, pero no olvidemos que es una fuerza superior que mueve lo que sea, eso es guay, ¿no?
Actualmente ¿qué papel juegan las redes sociales en la música?
Son el medio de comunicación, yo no he sonado en las radios que deberían haberme hecho sonar para llenar según qué salas y las he llenado. ¿Cómo se explica? La gente elije, los medios están ahí, llegando a un público más mayor, de acuerdo, pero ya no imperan sobre los chavales de menos de 30 de la misma forma que antes. Y completar esta pregunta nos extendería muchísimo, así que te digo que sí, que son importantes, pero que uno no debe perder la cabeza ni perder su naturalidad.
Para terminar, ante la revolución digital en el mundo editorial que no termina de llegar ¿cree que el libro tal cómo lo conocemos actualmente desaparecerá?
Espero que no, si me preguntas por el disco, creo que tiene muchos más puntos, pero no me imagino este libro sin ser libro, tal vez el hecho de que sea ilustrado ayuda a que lo vea así. Aunque estoy seguro de que hay chavales que en su vida han leído un libro y que, en caso de leer, preferirán un soporte digital en el que, en cualquier momento, puedan recibir mensajes y contestarlos. Habrá que dejarse sorprender, ojalá que para bien.