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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

«Weimar», como símbolo y como realidad

Ejemplo de los peligros de un «exceso» de democracia que terminó mal, pero que legó a la posteridad un cambio radical en la cultura

«Weimar», como símbolo y como realidad
Pablo Delgado el

Más de cien años después de la proclamada República de Weimar (1919-1933), esta sigue presente a lo largo y ancho del espectro político y cultural en Europa y fuera de ella. Tras su establecimiento a raíz de la revolución ocurrida al finalizar la Primera Guerra Mundial, en aquel lugar derrotado llamado Alemania, surgió el aclamado símbolo de los estilos de vida alternativos, pero también la sobrecogedora señal de alarma de la degeneración moral, llegando a erigirse como el preludio del Tercer Reich y ejemplo de los peligros de un «exceso» de democracia que terminó mal, con la toma del poder por los nazis el 30 de enero de 1933.

Todo comenzó en la pequeña ciudad de Weimar que ofrecía a los artífices de su primera constitución, un ambiente más tranquilo, saliendo así de un Berlín prácticamente sumido en una guerra civil. Una constitución que estableció las condiciones más democráticas bajo las que los alemanes habían vivido hasta el momento. Todos los derechos políticos consagrados en los textos fundacionales de la revolución estadounidense, la francesa y las latinoamericanas hallaron lugar en el documento, entre ellos el derecho a la libertad de expresión, de reunión y de prensa, así como el derecho a la seguridad de la persona y la propiedad. Hombres y mujeres fueron declarados iguales a ante la ley.

Combates en Berlín entre revolucionarios y fuerzas gubernamentales.

Pero no era oro todo lo que relucía. La República tuvo que hacer frente a muchas crisis desde que nació. Vino arrastrando cómo el Tratado de Versalles, al que muchos alemanes calificaron como humillante, hizo merma en la sociedad y las relaciones internacionales, además, la gran hiperinflación que surgió en el país y que se juntó con la gran depresión a nivel mundial de 1929, aderezado con las revueltas ciudadanas casi a diario. Todo ello mezclado en una lucha de clases y política, existentes en un Parlamento alemán excesivamente fragmentado por comunistas, socialdemócratas, socialistas, derecha conservadora, extrema derecha y finalmente con los nazis.

El profesor de Historia y antiguo decano de Humanidades y Artes en el City College of New York, Eric D. Weitz, recoge en un esplendoroso volumen la historia de esta época trepidante de entreguerras en concreto desde 1918 a 1933 en Alemania y que afectó a más de un país (para bien), sobre todo a los Estados Unidos por el éxodo que sufrieron alemanes legendarios de la cultura a causa del ascenso de los nazis al poder.

Destrucción de fajos de billetes de marcos superdevaluados por funcionarios alemanes en enero de 1924.

Weitz desde una prosa cercana y documentada, nos acerca La Alemania de Weimar. Presagio y tragedia (Turner). Ofrece al lector una experiencia histórica recorriendo una Alemania en la que había que comenzar de nuevo y cómo lo intentaron a través de una República que buscaba la libertad y la igualdad, pero que no llegó a cuajar por diversos errores que Weitz nos da a conocer.

Al igual que la revolución, sus esencia democrática se filtró a la sociedad y la cultura, contribuyendo a ese espíritu de Weimar, inquieto y creativo, que ha permanecido hasta nuestros días. Nos acerca a los escritores, artistas, arquitectos, políticos, compositores que unidos a activistas obreros, creían estar forjando un mundo nuevo, más abierto y progresista. Las nuevas expresiones teatrales de Bertolt Brecht, los collages de John Heartfield y Hanna Höch, los diferentes edificios de estilo moderno realizados por Walter Gropius, Erich Mendelsohn o Bruno Taut, las esculturas de Käthe Kollwitz, las novelas de Thomas Mann, las reflexiones de Martin Heidegger o Siegfried Kracauer o el cine de Walter Rutttmann y Billy Wilder, son solo unos ejemplos del gran espíritu creativo que definía a Weimar. Una creatividad que buscaba un futuro mejor, quizá algo utópico.

Vista de la Potsdamer Platz desde el café Josty

El profesor despeja el camino hacia el entendimiento de una sociedad que buscaba unos ideales perdidos tras la guerra, una nueva forma de vida a través del sexo, los nuevos modelos de sociedad de consumo, el nuevo ocio que se creaba al reducirse las jornadas laborales, y según quién hablase, gracias a la arquitectura, la fotografía o a las manifestaciones, era posible cambiar el mundo: la seguridad y la confianza fueron el motor de una inspiración que cristalizó en una creación artística y en un pensamiento filosófico sin precedentes. A través de un recorrido enriquecedor, para llegar a comprender ese momento histórico que años más tarde afectó a toda Europa y a mucha parte del mundo.

Weitz nos lleva a Berlín. «Weimar fue Berlín. Berlín fue Weimar». En la década de 1920, la capital era uno de los grandes focos de la cultura alemana y europea, atraía a pintores, poetas, a jóvenes soñadores y ambiciosos, por lo que nos invita a dar un paseo por la ciudad mostrando a esas gentes y sus costumbres, que buscaban encontrar un nuevo y renovado camino a través de sus cafés, sus calles, sus edificios o su política.

La casa Columbus de Erich Mendelsohn

Un ensayo, necesario, imprescindible y por lo tanto muy recomendable, no solo para aquellos que les guste o estudien la Historia, sino para todo amante del conocimiento, la cultura, que bajo la sabiduría y epistemología histórica de Weitz, ayuda a comprender mucho mejor el porqué de muchas cosas llegaron a pasar años después en el país y en Europa; mostrando el funcionamiento de la política y sus participantes, explicando la economía de un país sumido en un endeudamiento terrible, enseñando una sociedad en constante tensión, de la que salían brotes verdes a través de la imagen, el sonido, la arquitectura, la literatura, el teatro, llegando a formar una de las míticas Escuelas de todos los tiempos: La Bauhaus. Para finalmente guiar, mediante una perspectiva mundial hacia los efectos, reflexiones e influencias que ha tenido la República en dicho momento y hasta nuestros días.

Collage de Hannah Höch

En definitiva, la Alemania de Weimar fue un periodo histórico apasionante, proclamada el 11 de agosto de 1919, fue una búsqueda de la modernidad a la que más de un alemán no abrazaría o no estaría preparado de asumirla. La República siempre se vio asediada por sus adversarios y ni el pueblo ni las instituciones la consideraron del todo legitima. Siempre quedará en el recuerdo como un momento histórico, sociólogo y cultural, de acaloradas controversias sobre asuntos de índole menor, sobre circunstancias de la vida cotidiana, quedando como uno símbolo de una realidad que fue.

La Alemania de Weimar. Presagio y tragedia // Eric D. Weitz // Turner // 2019 // 28 euros

 

 

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