Traducida a más de 30 idiomas y próximamente adaptada al cine, Los ojos de Mona (Lumen), de Thomas Schlesser, se ha convertido en uno de los fenómenos literarios del momento. Una novela conmovedora y llena de belleza en la que muestra la historia de Mona, una niña de 10 años cuya vida está destinada a la tragedia: podría quedarse ciega.
En esa tensión del descubrimiento de la posible enfermedad de Mona, entra con fuerza la relación que tiene ella con su abuelo. El padre de su madre decide llevarla a un terapeuta muy especial sin que se enteren sus padres. Estos piensan que la llevan a la consulta de un médico tradicional especializado, pero lo que realmente están haciendo es acudir a un terapeuta muy diferente: el arte.
Su Dadé decide enseñarle a Mona, después del colegio, una obra maestra del Louvre, Orsay o el Beaubourg (Centro Pompidou) todos los miércoles durante cincuenta y dos semanas. Así, si pierde la vista -piensa el abuelo-, crecerá gracias a esa belleza acumulada en su interior, para que permanezca para siempre en su corazón y en su mente, atesorando parte de la belleza representada en un lienzo o en una escultura realizada por algunos de los máximos referentes del arte pasado, como del más reciente.Un relato, parte de iniciación y parte cuento filosófico, que se estructura en varios frentes narrativos: la vida de Mona con sus padres y su enfermedad, su relación con el abuelo, y la representación e interpretación de cada una de las obras de arte.
Un bestseller que celebra el poder emancipador del arte en el que Thomas Schlesser, historiador del arte de 46 años, con un currículum serio y un aspecto ligeramente excéntrico, se sale de lo habitual por su singular propuesta narrativa y artística. Cada uno de los 52 capítulos está dedicado a una obra de arte, descrita detallada y poéticamente abordada cada obra en un breve capítulo, siguiendo la cronología desde Sandro Botticelli pasando por Goya, Vermeer, Frida Kahlo, Basquiat, Miguel Ángel, Franz Hals hasta llegar a Pierre Soulages entre otros. Describe en una página lo que el abuelo y la niña miran en silencio durante largos minutos. Entonces, Mona reacciona, hace una pregunta. Su «Dadé», nada ajeno al tema, responde. La conversación se alarga y descubren y comparten todo un mundo de sensaciones visuales.
Aquí, entra esa relación especial del abuelo con su nieta. Una relación que es de igual a igual, lo que hace que todo sea muy horizontal y confidente entre las partes, quedando el aprendizaje y el disfrute de Mona sobre todo lo que sabe de arte el abuelo, y además, de su abuelo hacía su nieta, que va viendo cómo asimila los conocimientos que adquiere y los pone en práctica.
Una historia moderna que revive el arte de ser abuelo. Una crónica subjetiva del arte mezcla de cultura clásica y lo inesperado, obras maestras icónicas y artistas menos conocidos por el gran público que muestran pasajes de un nivel descriptivo que hacen despertar la emoción y la imaginación. Un libro que invita al lector a que pruebe (si no lo ha hecho ya) a que cuando vaya a un museo pase un poco más de tiempo frente a las obras; se sorprenderá lo que se puede llegar a descubrir -no entiendo a esos visitantes que no se paran ni un segundo a contemplar una obra de arte, tendrán mucha prisa-. En todo arte se puede hallar una satisfacción que ni se imagina.
Con París como escenario incomparable, Schlesser consigue transmitir que el arte y su historia no son cosas cerradas en sí mismas, sino elementos de un viaje que realmente puede ayudarnos a vivir mejor. Detrás de las corrientes y visiones artísticas se esconden las grandes y pequeñas cuestiones de la vida cotidiana, y los artistas tienen mil y una cosas sorprendentes y fascinantes que mostrarnos, descubriendo en sus obras secretos de la época, descripciones interesadas o simplemente mostrar y compartir su visión de aquello que les rodea.
En definitiva, la obra es una reflexión profunda y erudita sobre cómo ver un cuadro, un lienzo, un paisaje, un rostro. «Son los espectadores quienes hacen el cuadro», escribe Schlesser. La novela ofrece un formidable panorama de la historia del arte occidental, en un estilo que lo han comparado con la introducción a la filosofía de Jostein Gaarder en El mundo de Sofía. Una introducción a la belleza, y también una invitación a redescubrir todos nuestros sentidos. Un libro sobre la historia del arte al servicio de la vida, sobre la iniciación a la vida y reservar sitio en uno mismo para la contemplación de la belleza.
Libros