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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Los «a nuestro pesar»

Los «a nuestro pesar» alsacianos y loreneses que fueron incorporados a la Wehrmacht durante los últimos años de la Segunda Guerra Mundial

Los «a nuestro pesar»
Pablo Delgado el

Los territorios de Alsacia y Lorena en el siglo pasado, fueron objeto de tensiones entre países por la reivindicación territorial pertenecientes a Francia desde 1870, tras la guerra franco-prusiana. Alsacia perteneció a Francia de 1648 a 1697 y Lorena estuvo bajo la influencia francesa desde el siglo XVI y perteneció al país desde el XVII. Tras la revolución francesa de 1789, los alsacianos, mayoritariamente de habla alemana y religión protestante, optaron por pertenecer a Francia.

Tras la guerra franco-prusiana de 1870, los dos territorios pasaron a pertenecer a territorio alemán. La política arbitraria alemana y los intentos de «germanización» forzosa hicieron que la mayor parte de la población aceptara de buen grado el retorno a Francia tras el fin de la primera guerra mundial. Sin embargo, las actitudes centralistas tendentes a eliminar los rasgos culturales diferenciadores de estas regiones crearon un gran descontento contra Francia. De 1940 a 1945, tras la invasión en la Segunda Guerra Mundial, volvieron a manos alemanas, para ser definitivamente francesas tras la derrota de los nazis.

La guerra que llegaron a experimentar los alsacianos fue muy específica. Por una parte, porque el territorio y sus habitantes constituían un envite de categoría en ambos conflictos mundiales; y por otra, porque los alsacianos nacidos entre 1870 y 1918 eran de nacionalidad alemana, mientras que aquellos nacidos antes o después de dicho periodo son de nacionalidad francesa, al menos hasta 1942. Año en el que empezaron los reclutamientos que afectaron durante la ocupación alemana a más de 100.000 alsacianos y 30.000 loreneses. Los reclutas fueron destinados en gran parte al ejército de tierra, pero a partir de noviembre de 1943, las Waffen SS logran hacerse con un número cada vez mayor de reclutas, sin importar si son voluntarios o no. Muchos tuvieron que alistarse a su pesar, por miedo, por sus vidas, y por las de sus familiares. Tuvieron que luchar en una guerra por su supervivencia.

Philippe Collin cono guionista y Sébastien Goethals a los lápices, en dicho contexto histórico, retratan en un trepidante cómic, la verdadera historia de uno de esos «a nuestro pesar». En la obra cuentan cómo y en qué condiciones estos jóvenes alsacianos se tuvieron que incorporar para luchar en las Waffen SS y cómo un alsaciano corriente -como muchos otros- tuvo que experimentar en primera persona la guerra.

Todo comienza desde la perspectiva de Marcel Grob, un anciano de 83 años que se encuentra ante un juez que le interroga a propósito de su pasado. En concreto, acerca del 28 de junio de 1944, día en que se alistó en las Waffen SS para ser integrado en la 16ª división Reichsführer, tres meses después del desembarco aliado en Normandía. Marcel recuerda con emoción aquel fatídico día en que, al igual de otros 10.000 compañeros alsacianos, fue reclutado. No se prestó voluntario para combatir, pero tampoco tuvo elección. Pese a todo, deberá convencer al tribunal de que no fue un criminal nazi. Entonces, Grob se sumergirá de nuevo en sus dolorosos recuerdos, los de un «a nuestro pesar» obligado a luchar.

Expone sus recuerdos demostrando que era un superviviente en medio de una barbarie, o por lo menos, es lo que intenta transmitir a ese letrado que le está interrogando y que según avanza la historia vemos que toma carácter de su propia conciencia que está haciendo repaso y examen al borde de la muerte. Una mirada al pasado en la que se desarrolla la historia repleta de injusticias y radicales, entre las que se cuelan de vez en cuando pequeños rayos de humanidad como la del untersturmführer Mathias bajo el cual el joven Grob está a su mando.

Un Grob que tuvo que vivir la lucha en Italia, en el seno de esa división tan siniestra de las SS. No estaba dispuesto a pelear, pero no tenía otra opción, estaba atrapado. Un viaje que le llevará a la caza de los partisanos en la cual vivirá la masacre de Marzabotto, un pueblo al sur de Bolonia. Un infierno, para él y muchos, dirigida contra la población civil en represalia por el apoyo a los partisanos.

El cómic es una cronología gráfica que abarca las investigaciones a lo largo de la memoria de la ocupación nazi y los crímenes. Ilustra lo que fueron, para Europa, y sus secuelas de esta trágica historia que queda para siempre en aquellos que tuvieron que vivirla. Con una línea gráfica algo neutra en el trazo, con rostros difícilmente identificables pero que expresan a la perfección los dos lados opuestos: el de la furia del opresor y el del miedo de aquel que está sufriendo. 

Junto con el juego de los colores pastel de las páginas que se van mezclando con los fríos azules, van desarrollando a lo largo de la historia un dramatismo y un buen ritmo, leyéndose casi como una investigación policial, centrada en los hechos, en los personajes, presentándo de forma sutil y sin maniqueísmo alguno las preguntas que todo el mundo puede plantearse ante situaciones tan humanas como: ¿de quién es la responsabilidad de un ser que mata, incluso contra su voluntad? ¿Cómo puede vivir después con lo que ha experimentado?, y finalmente cómo perdonar y que le perdonen, para estar en paz consigo mismo y con los demás. Y finalmente si ¿Marcel Grob fue realmente un «a nuestro pesar» que se alistó en las SS contra su voluntad?

La edición del cómic se complementa de un dossier histórico de Christian Ingrao (1970), director de investigaciones en el Instituto de Historia del Tiempo Presente, es considerado como uno de los mayores especialistas franceses en historia del nazismo y la violencia de la guerra.

El viaje de Marcel Grob // Philippe Collin y Sébastien Goethals // Ponent Mon // Traducción de Fabián Rodríguez // 2019 // 38 euros

 

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