Vivimos. Por lo tanto, recordamos. Pasamos a tener en la mente un recuerdo que nos ha dejado una impronta al vivir una experiencia. Ese recuerdo de dicha experiencia, es lo que va haciendo al ser humano evolucionar y enriquecerse intelectualmente. Recuerdos que se forman durante el dÃa y que cuando nos vamos a dormir son reactivados por nuestra mente y ayuda a consolidar las memorias estrechamente relacionadas. Recuerdos que se han formado con el paso de los años y que se han asentado en nuestra memoria, convirtiéndose en imprescindibles, y que llegan a formar parte indisoluble de cada persona.
Los recuerdos de la infancia que empiezan a formarse a partir de los tres o cuatro años, son esas primeras memorias autobiográficas que perduran hasta la edad adulta. Recuerdos, que como decÃa antes, se convierten en esenciales y primordiales en nuestro desarrollo, y que nos marcan. En su mayorÃa, llegan a pasar al olvido, pero esto tendrÃa remedio si los trasladásemos a la palabra escrita, por lo que, perdurarÃan y además, podrÃan compartirse con nuestros semejantes.
Es asà como lo hizo la gran Ana MarÃa Matute. Una gran servidora de la palabra escrita que con su dramático y literario rigor, su prosa semejante a la poesÃa, nos dejó un libro maravilloso sobre esos recuerdos de la infancia. En nueva edición ilustrada por Raquel MarÃn, «El rÃo» (Nórdica libros), la autora barcelonesa compartió tras once años de ausencia, su vuelta a los paisajes y localizaciones de su niñez. En el pueblo de sus abuelos Mansilla de la Sierra (La Rioja) por el que correteaba los veranos y que actualmente no existe, ya que fue cubierto por las aguas de un pantano (Embalse de Mansilla) enviando asà a la profundidad de sus aguas, recuerdos de infancia.
Un pueblo con una historia peculiar, por ser elegido en el Gobierno de la República el enclave en el que se encontraba, para la construcción de una presa que embalsara el agua para los pueblos del Alto-Najerilla. ExistÃa una variante, hacer la presa más abajo, de forma que cogiera el rÃo Urbión, y entonces el pueblo de Mansilla, no serÃa inundado.​ CorrÃa el año 1935 cuando se dio luz verde al proyecto de construcción de la presa que hoy contiene las aguas del pantano. Un año más tarde estallaba la Guerra Civil y las obras se ralentización y se alargarÃan durante más de 25 años. Al no poder llevar a efecto el plan inicial, el gobierno de Franco, que terminó desarrollándolo, decidió la inundación del pueblo, ya que la otra variante implicaba un nuevo trazado de carretera por lo que seria más costoso.
Un tiempo interminable que cayó a plomo entre los habitantes del pueblo, que pasó de ser, a principios del siglo XX, la localidad más populosa de la comarca, a perder población progresivamente. Además se agravó con la falta de previsión en la construcción del nuevo poblado que cargó de mayor dramatismo la salida de las familias que todavÃa residÃan en el pueblo, hoy bajo el agua que solo emerge y renacen sus ruinas como inquietante y fantasmal aparición, con el calor de agosto al bajar las aguas.
Desde esa presencia imaginaria y envolvente, Ana MarÃa Matute nos ofrece la visión de una infancia tan mágica como irrecuperable. Un tiempo pasado en que lobos, mendigos, disfraces, muertes, la niebla, las nubes o el eco son algunos de los elementos de esa evocación, que se desarrolla por las calles empedradas del pueblo; por los puentes que unÃan ambas márgenes del Gaton, que atravesaba Norte-Sur; por la majestuosa Ermita de Santa Catalina construida en el siglo XII; un palacio, el rÃo Najerilla, que como un torrente bañaba sus pies, y mas allá de los puentes que daban paso al ganado y a las personas, el rÃo Cambrones, que bañaba huertas, y daba torrentes de remanso para el ganado, y los habitantes de la zona.
Un pueblo precioso que con precisión y claridad de estilo, la autora describe, recuerda y quizás deberÃa añadir también recuerda con cándida sencillez. Hacen de este texto un torrente de palabras que van en contra del olvido, a favor de la recuperación de la memoria, de lo que hemos sido y disfrutado, de lo que fue y cómo han sido los recuerdos de una niña que vivió en una época dura ya de por sÃ, que creció como toda su generación marcada por la guerra civil.
«De niños nos gustaba esparcir sal para los rebaños, y, a veces, pasábamos la lengua por la palma de la mano, donde la sal brillaba como
vidrio triturado bajo el sol. La sed de la sal se nos contagió».
Matute sabÃa crear un mundo, poético, fantástico, cargado de detalles y que tratan del universo infantil, pero al mismo tiempo era una observadora del mundo que la rodeaba, del paisaje, de las estaciones, pasando a ser un testigo y relator imprescindible de su tiempo al creer en la literatura
como «fuente de la influencia social y humana».
Todo acompañado con las delicadas ilustraciones de Raquel MarÃn, que escoltan al texto de forma sutil y elegante, y hacen de esta edición un referente muy diferente en las obras que podemos escoger para leer a Ana MarÃa Matute. Ilustraciones de una belleza y sencillez, que hacen moderno el trazo para encontrarse en lo cotidiano. Representan la movilidad del personaje, de los recuerdos en forma onÃrica de su vida en verano. Dibujos que dan rumbo a su existencia, al ser las circunstancias exteriores fuertes que posibilitan visualizar el recuerdo. Trazos que dejan descubrir al lector la significación, y sólo lo guÃa, cambiando de perspectiva durante la narración, sugiriendo un punto de vista diferente.
Todo un juego gráfico, un desafÃo, el de decir lo más con pocas palabras; pero la realización sólo es posible, si hay un lector capaz y que esté de acuerdo en completar lo aparentemente incompleto, de descifrar sólo lo sugerido, las alusiones, los sÃmbolos.
En definitiva, «breve y jugoso como una naranja» para disfrutar de la claridad de un lenguaje común que llega a toda clase de lectores sin distinción de sexo, ni de clase social. Un libro lleno de poesÃa, de sÃmbolos y de misterio, dejando ver la realidad humana en su fragilidad del recuerdo e inicia al lector a pensar sobre los tiempos pasados de la vida, sobre el comportamiento de los hombres y las relaciones entre ellos.