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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

El maravilloso mundo del Chez Picard

El maravilloso mundo del Chez Picard
Pablo Delgado el

El Chez Picard es ese bistró característico de una época como la delos 50 ó 60, que nos podríamos encontrar en cualquier calle de cualquier ciudad francesa, en el que el ambiente es agradable y la comida es aún mejor. Un bistró de los de verdad, sin imitación. En el que los comensales repiten de lunes a viernes sintiéndose como en casa. Un lugar que además de degustar un buen plato es un centro de reunión y reflexión entre los asistentes que se sientan alrededor de sus mesas y comparten mantel.

El bistró es un espejo de la representación cotidiana en la que el autor francés Jean-Jacques Sempé (1932, Burdeos) es un maestro, ya que no ha dejado de representarla desde su insignificancia con ironía y ternura a partir de 1950. Esa mirada a la realidad triste y monotona de los adultos, lo hizo con una joya imperecedera, El señor Lambert, que acaba de recuperar la editorial Blackie Books para hacer las delicias de cualquier lector.

La obra fue publicada originalmente en francés en 1965 es el tercer título que Blackie Books publica de este magnífico autor y dibujante; después de Catherine, que firmó con el premio Nobel Patrick Modiano, y de la historia de Marcelín, con un protagonista que no puede evitar sonrojarse todo el rato.

En El señor Lambert, retrata ese núcleo más rutinario que tenemos que es el de comer todos los días, llevándolo a tal extremo, que nos representa una cotidianeidad cargada de monotonía, como la que puede llegar a ser un menú diario:

“Ayer tuvimos terrina de paté del chef, carne estofada (o escalope empanado a la vienesa, a elegir) y ensalada de temporada. Siendo martes, era lo normal porque, los martes, el menú es terrina de paté del chef, carne estofada (o escalope empanado a la vienesa), y ensalada de temporada (…)”

Pero la historia va más allá. Desde una estructura teatralizada en la que combina las palabras de los personajes con un relato descriptivo de cada escena/página, según pasas éstas, parece que es el mismo plano y no cambia el decorado. Pero Sempé realiza magistralmente esa pequeña variación que desencadena una catarsis narrativa por el simple hecho de que el señor Lambert, puntual como siempre es, empieza a retratarse a la hora de la comida, por lo que, su silla en ocasiones queda libre, desatendiendo las conversaciones rutinarias de esos comensales que siempre repiten en su lugar, y hablan sobre política y fútbol.

Principalmente el hombre es dueño de sus actos. Unos actos que pueden afectar o no a su entorno más cercano, y esto desencadena en la obra de Sempé que los amigos más allegados del señor Lambert, ya que su ausencia se debe al amor,  recuerden -o inventen- vivencias amorosas intensas, dejando de lado esas conversaciones sobre fútbol tan intensas, aunque no tanto como las conversaciones de sus vecinos de mesa en torno a la política.

El señor Lambert, es una magnífica obra, entrañable por todos los lados, cargada de amistad, amor, reflexiones sobre la mujer y los comportamientos humanos, que bajo el trazo fino y elegante de Sempé hace de espejo de una sociedad parental, en donde el hombre primaba, como bien refleja el salón del bistró ya que la única mujer es la camarera Lucienne, que los atiende a todos desde una perspectiva atenta muy cercano al comportamiento materno -aunque ellos son ya mayorcitos- e incluso lo marital.

El señor Lambert, es un regalo magnífico para estas fechas que se acercan, no solo por la gran edición cuidada -como siempre- por parte de Blackie Books, sino por la presentación original y que podría pasar por novedosa en la que nace la posibilidad de contar un tiempo. Un tiempo clásico, un bistró clásico, unos personajes clásicos infundados en una identidad simbólica que atraviesa lo público llegando en un principio a no querer invadir un ámbito como el privado, el del señor Lambert. Pero finalmente se traspasa.

Sempé se vale de sus utensilios gráficos para hacer sus propios diagnósticos sobre la realidad, logrando una concordancia entre lo insuficiente, no retratando en más de una ocasión a un personaje fundamental de la historia, la mujer por la que el señor Lambert se retrasa. Por lo tanto, el Chez Picard y el señor Lambert, son en definitiva dos lugares, uno físico y otro mental, en los que el arte de Sempé nos recuerda que el tiempo y lo invisible nacieron como un par. Dos lugares en los que se puede disponer los acontecimientos en una secuencia temporal y apariencias de un mundo visto y no visto, a través de la excelencia secuencial gráfica e indudable de un magistral Sempé. El señor Lambert, es un imprescindible literario y gráfico, recuperado.

El señor Lambert // Jean-Jacques Sempé // Taducción de Miguel Azaola // Blakie Books // 2017  // 17,90 euros

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