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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Entrevista a Alicia Aradilla, ilustradora

La diseñadora gráfica e ilustradora extremeña se ha convertido en un referente del urban sketching, disciplina que surge de dibujar el entorno urbano y natural

Entrevista a Alicia Aradilla, ilustradora
Pablo Delgado el

Alicia Aradilla (1989, Fregenal de la Sierra, Badajoz) comenzó su carrera trabajando para grandes empresas en agencias de publicidad a tiempo completo. Pero su verdadera vocación estaba en los pinceles, así que, cogió su mochila, metió acuarelas, pinceles y cuadernos, y lo dejó todo. Se lanzó al mundo para dibujarlo. Desde entonces, ha recorrido más de una treintena de países, convirtiéndose en un referente de la ilustración de viajes, y en concreto, con sus cuadernos de viaje, un claro exponente de su gran trabajo que comparte en su cuenta de Instagram con más de 125.000 seguidores.

Un trabajo que transmite su pasión por el dibujo, los viajes y la naturaleza, por aquello que le rodea y llega a plasmar en sus cuadernos mediante acuarelas que bañan esas páginas que pasan del blanco a la luz, el color y la pasión. Dibujos precisos y preciosos, que transmiten un punto de vista personal de esta aventurera de los pinceles, llenos de intensidad y contraste, consiguiendo de esta forma, dar a sus ilustraciones una identidad concreta, artística y diferenciadora.

¿Cuándo y cómo surge su interés por el dibujo?
El interés por el dibujo ha estado en mí desde muy pequeña. Crecí viendo a mi madre pintar al óleo en casa y siempre he estado vinculada a ese mundo de una u otra forma. Ha sido un recorrido largo hasta llegar a dedicarme profesionalmente a ello, pero puedo decir, sin lugar a dudas, que he conseguido cumplir el sueño que siempre tuve y aún mantengo esa ilusión del primer día por el dibujo.

¿Qué significa para usted dibujar?
Dibujar para mí es como respirar, algo que necesito y que no sólo me ayuda a conocer lo que me rodea, sino también a conocerme a mí misma. En mis viajes, además, se ha convertido en una forma de recordar. Al plasmar esas experiencias y aventuras en el papel permanecen nítidas a lo largo de los años y cuando vuelvo a abrir mis cuadernos es como viajar en el tiempo. Pintar hace que vea el mundo con otros ojos. Mientras plasmo con manchas de acuarela lo que tengo delante de mí, lo voy desgranando con el pincel. Diseccionar la realidad de esta manera hace que pueda entenderla de una forma más profunda, adquiere otra dimensión.

 

«Instagram ha sido la galería de arte que nunca tuve»

 

¿La capacidad de dibujar se tiene o se adquiere?
Es cierto que hay personas con más facilidad que otras para aprender a dibujar y desarrollar esta habilidad, pero la capacidad de dibujar también se trabaja, como ocurre con un idioma o con la música. Mucha gente cree que se trata de algo innato, casi como un don, pero se aprende. Yo puedo dar fe de ello porque tengo más de 1.300 alumnos de todo el mundo en mi academia online de acuarela en Patreon y veo su evolución semana a semana.

Mucha gente me pregunta cuánto tiempo llevo pintando, a lo que siempre respondo de la misma manera: ¿Cuándo dejaste tú de dibujar? Porque de pequeños todos estamos enganchados a los lápices y el papel. Yo nunca he dejado de hacerlo.

¿Qué requisitos considera necesarios para ser un buen ilustrador?
Yo diría que la capacidad de observación es muy importante, ya que permite fijarte en esos detalles que al final marcan la diferencia en la obra. También es fundamental ser constante, inconformista y, sobre todo, ser consciente de que nunca dejamos de aprender. De esta manera, al equivocarnos no sólo nos frustramos menos, también continuamos esa búsqueda de la perfección que, aunque sabemos que es imposible de alcanzar, hace que sigamos superándonos a nosotros mismos.

Ha trabajado como diseñadora gráfica. ¿El diseño es influencia en su forma de ilustrar?
No tanto en mi forma de ilustrar, sino de componer. Trabajo haciendo principalmente cuadernos de viaje y el diseño me ha enseñado mucho a la hora de combinar diferentes elementos en la misma página y que resulten atractivos para la gente que lo observa.

Pienso que son dos profesiones que se complementan muy bien. El dibujo me ayudó a ser mejor diseñadora gráfica y acabé trabajando para grandes empresas en agencias de Publicidad y, de la misma forma, el diseño me está ayudando ahora en mi carrera como ilustradora.

¿Cuáles o quiénes son sus fuentes de inspiración? ¿Qué papel juega la inspiración en un ilustrador?
En lo que respecta al arte me han inspirado los autores que captaban la naturaleza de una forma más apasionada, como son Friedrich o Turner. Siempre han influido mucho en mi obra. Pero un punto de inflexión en mi carrera fue una visita a una exposición sobre los cuadernos de viaje de Delacroix. La capacidad de transmitir tanto con tan pocos trazos me cautivó y entendí que esos bocetos en sus diarios eran una de las representaciones más auténticas del arte. En estos momentos me inspiro también en los grandes aventureros de la historia, muchos de los cuales viajaban siempre con un cuaderno y una pequeña caja de acuarelas en la mochila. Ellos me enseñan a redescubrir los espacios cotidianos, abriendo los ojos cuando viajo para captar la belleza de lo que me rodea y trasladarlo al papel de una forma especial.

 

«Intento que mis acuarelas se impregnen de todo eso que ocurre en el lugar donde pinto y confío en que quienes ven mi trabajo lo perciban de alguna forma»

 

¿Cuál diría que es su mayor habilidad y cómo la ha ido perfeccionando a través de los años?
Puede que mi mayor habilidad sea la constancia, el no darme por vencida cuando veo que algo no sale como me gustaría. Caer y levantarse, así es como vamos aprendiendo y evolucionando, tanto a nivel personal como artístico.

Por otro lado, la intensidad y el contraste que consigo dar a mis ilustraciones en acuarela se ha convertido en una de mis señas de identidad. Poco a poco he ido perfeccionando esta técnica apoyándome en la tinta y la pluma estilográfica para aumentar ese juego de luces y sombras que tanto caracteriza mi obra. En cualquier caso, estos diarios están vivos y a medida que van pasando los años es muy fácil ver esta evolución.

¿A través del dibujo podemos despertar cosas invisibles como emociones, sensaciones y sentimientos?
Sin duda. Pero no solo para quien observa el dibujo, sino para uno mismo. Mis cuadernos no dejan de ser un diario ilustrado, donde recojo todo lo que me va ocurriendo durante mis viajes. Al abrir las páginas me traslado de nuevo a esos lugares, recuerdo cómo me sentía, los sonidos, los olores… es como una máquina del tiempo. Intento que mis acuarelas se impregnen de todo eso que ocurre en el lugar donde pinto y confío en que quienes ven mi trabajo lo perciban de alguna forma. A veces las manchas del polvo, la humedad del lugar o, incluso, los dedos de un niño curioso que se me acerca cuando dibujo dejan su huella en la obra.

¿Se arrepiente de alguna ilustración que ha publicado?
No me arrepiento de ninguna porque forman parte de una evolución y eso es precisamente lo que trato de enseñar a mis alumnos. En un diario de viaje pesa igual o más la experiencia que el acabado técnico de la obra. Sin embargo, tengo que reconocer que me costó abrir la cuenta de Instagram en 2015 y empezar a subir mis primeras ilustraciones en acuarela porque era consciente de que no tenían el nivel que yo quería. Era toda una novata en esta técnica y siempre he sido muy exigente con mi trabajo, pero el hecho de publicar y mostrar mi obra casi a diario me obligó a practicar mucho y a superarme constantemente.

¿Qué no soporta ver en una ilustración?
En acuarela es muy importante saber cuándo parar para que la obra no pierda su frescura. A veces ocurre que no encontramos ese límite y seguimos y seguimos añadiendo detalles, capas de pintura y líneas que más allá de contar algo están restando espontaneidad a la ilustración. Viajar y pintar al mismo tiempo te proporciona esa rapidez en la ejecución que ayuda a captar sólo con lo esencial de cualquier escenario. Gracias a la necesidad de acabar en pocos minutos el dibujo antes de continuar hacia el siguiente destino somos capaces de parar a tiempo y mantener esa frescura que a veces acabamos perdiendo tras largas jornadas de dibujo en el estudio.

 

«El dibujo perfecto es el que siempre está por venir»

 

¿Qué convierte un trazo en algo interesante y bello?
La naturalidad. Que de alguna forma se perciba que la pincelada fluye de forma natural sobre el papel. Eso en acuarela es muy importante. Es una técnica en la que es complicado tener todo bajo control y jugar con esas imperfecciones a la hora de realizar tu obra le aporta un toque de frescura que la hace no sólo bella sino única.

¿Ilustrar es arte?
Si consigues que aquello que ilustras transmita emociones, más allá de ser un mero elemento decorativo, cruzas esa barrera. Ese es mi punto de vista. En cualquier caso, esos términos son muy subjetivos y hay muchas formas de interpretarlo.

Trabaja principalmente en cuadernos de dibujo para plasmar sus obras. ¿Por qué la elección de este soporte?
La acuarela y los cuadernos llegaron a mí casi por necesidad. Tenía que adaptarme a unas condiciones muy concretas a la hora de pintar y era la técnica y el soporte que me permitían compaginar mis dos pasiones: el dibujo y los viajes. Por aquel entonces trabajaba a jornada completa en agencias de Publicidad y sólo podía ilustrar en mi tiempo libre. La acuarela y los cuadernos ocupan muy poco espacio y podía llevarlos en la mochila y dibujar en cualquier parte. Además, la acuarela se seca muy rápido, así que me esforzaba para captar paisajes o escenas urbanas en pocas pinceladas. En menos de una hora ya estaba cerrando el cuaderno y buscando otro rincón para seguir llenando páginas de color.

¿Qué busca transmitir al espectador con sus ilustraciones?
Busco transportarles al momento y el lugar en el que hice esa ilustración. Capturar los colores, pero, al mismo tiempo, todo aquello que rodea al dibujo. Esa es la parte más complicada de mi trabajo. La ventaja que tengo es que los viajes despiertan muchas emociones y el espectador es capaz de asociar esos trazos en acuarela con sus propios recuerdos y vivencias, lo que hace que se cree un vínculo muy especial.

Ha viajado (y viaja mucho) para elaborar sus famosos cuadernos de viaje. ¿Qué le llevó a visitar ciertos países?
Me encanta viajar y haber conseguido hacer de ello mi trabajo es un sueño. Hay muchos factores a la hora de elegir un destino, pero no me gusta tener ideas preconcebidas e intento sorprenderme en cada país que visito. Es verdad que hay algunos lugares que llaman más mi atención por su historia, su naturaleza o su cultura y están en mi lista de próximos viajes, como es el caso de Egipto, Islandia o México.

¿Cómo valora dónde puede estar el dibujo o el paisaje más interesante?
Me guío mucho por la luz y la forma en la que incide sobre las escenas que quiero ilustrar en el cuaderno. Muchas veces no se trata del sitio más representativo de la ciudad, pero ese juego de luces y sombras aporta al lugar un carácter especial que me atrapa. Aunque hay escenas que sé de antemano que quiero que estén en mi cuaderno, no suelo viajar con una ruta establecida. Me dejo sorprender por cada lugar. Por otra parte, para mí es fundamental contar historias de los rincones que visito, así que el cuaderno se va llenando de dibujos en acuarela sobre gastronomía, edificios, retratos o paisajes, a los que acompaño de notas escritas a pluma, bocetos a lápiz o apuntes de color. Esta combinación es la que da carácter a la obra.

¿Existe el dibujo perfecto?
El dibujo perfecto es el que siempre está por venir. Creo que hay que buscar esa obra, pero no frustrarse por no encontrarla. Muchas veces el artista tiene en su cabeza el resultado final de un dibujo que ni siquiera ha empezado a bocetar en el papel. El camino más largo es el que hay desde la mente a la mano y en ese transcurso pueden ocurrir muchas cosas. Esto no quiere decir que el resultado sea malo, pero seguramente sea diferente a lo que buscábamos en un principio. En el lienzo (o en el cuaderno, en mi caso) encontraremos que muchos de esos ‘errores’ son precisamente el alma de la obra, la imperfección que la hace perfecta.

Recientemente ha publicado junto al periodista Sergio Alonso el libro «El mundo en acuarela» un viaje visual que capta a través de sus pinceladas la esencia de cada uno de los rincones que usted ha visitado. Cuéntenos el proceso de la obra y por qué se lanzó a autoeditar el libro.
Sergio es mi pareja y siempre hemos tenido muy claro que antes de cumplir los 30 años queríamos coger un año sabático para recorrer el mundo. En 2017 nos armamos de valor y lo hicimos. De esta aventura surgieron 13 cuadernos y más de 700 ilustraciones en acuarela de los 19 países que visitamos. Al volver sabíamos que teníamos que recopilar todos esos dibujos y las historias que los acompañan en un libro, pero al ser un proyecto tan personal tardamos cerca de tres años en conseguir que viera la luz. Tengo experiencia trabajando con editoriales como Anaya o Planeta, pero al ser un libro que contaba una historia tan nuestra, queríamos involucrarnos en todo el proceso de producción y que fuera lo más personal posible, desde su digitalización a la elección del papel. Así que escaneamos la obra, maquetamos las páginas, añadimos los textos y nosotros mismos nos encargamos de ir a una imprenta para autoeditar el libro. Hemos conseguido que sea tal y como lo imaginábamos. Sí que hemos necesitado ayuda para su distribución online, que la lleva a cabo Artemiranda, una de las tiendas de Bellas Artes más importantes de Europa, y ya está a punto de agotarse la primera edición. Estamos muy contentos.

 

«En acuarela es muy importante saber cuándo parar para que la obra no pierda su frescura»

 

Como ilustradora profesional, ¿cómo ve el mundo de la ilustración actualmente en España?
Creo que en los últimos años se ha producido un movimiento muy importante en torno a la ilustración y, en concreto, en torno a muchas mujeres artistas. Se nos ha dado más visibilidad dentro del mundo del arte y eso es muy importante para crear vocaciones entre los más jóvenes. Aún así, a nivel laboral todavía hay quienes piensan que lo que haces es un hobby y no le dan el valor que merece, pero es algo que poco a poco está cambiando.

¿Qué supone para una ilustradora como usted toda la revolución tecnológica que llevamos viendo desde hace años? ¿Ha cambiado la forma de trabajar?
Sin duda la tecnología está abriendo muchas puertas y dando alternativas a los artistas. Buena parte de mi trabajo es analógico (todo lo que tiene que ver con la realización de los cuadernos de viaje en acuarela), pero el salto al mundo digital es fundamental para dar a conocer tu obra y para generar ingresos. Las comunidades en redes sociales, las plataformas de mecenazgo, los cursos online o las plataformas e-commerce son claves en el día a día de cualquier ilustrador. Hay que adaptarse a esta nueva forma de trabajar.

Actualmente, las redes sociales son un gran escaparate para todo ilustrador ¿qué opina de ellas?
Yo le debo buena parte de mi trabajo a las redes sociales. Instagram ha sido la galería de arte que nunca tuve. Ahí encontré la forma para mostrar mi obra cuando al salir de la carrera de Bellas Artes nadie te daba una oportunidad. También es una manera de contactar con otra gente con las mismas inquietudes y crear una comunidad que valora tu trabajo y, en ocasiones, está dispuesto a apoyarlo activamente. Es cierto que a veces la dictadura del ‘like’ ha pasado por encima de la calidad y mucha gente con talento no logra triunfar en este tipo de plataformas, es la otra cara de la moneda. Además, siempre hay que contar con el factor suerte que está fuera de nuestro control.

Para terminar, ¿está trabajando actualmente en un nuevo proyecto?
Por suerte, siempre ando metida en nuevos proyectos, tanto personales como con empresas. Mi academia de acuarela online de Patreon sigue siendo una de mis prioridades, pero ahora que se reactiva el turismo espero empezar a viajar para seguir plasmando en mis cuadernos nuevos destinos.

 

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