El célebre ilustrador canadiense Seth, nos tiene acostumbrados a presentarnos su magnífico estilo envuelto en la nostalgia de un tiempo pasado junto a la dura y cruel realidad de un presente determinado al que están expuestos sus personajes. Cuando abres uno de los cómics realizados por Seth, este te atrapa y te absorbe en dicha melancolía mediante una estructura narrativa brutal llena de matices, diálogos y sobre todo silencios que dicen muchas cosas, todo ello acompañado con un dibujo descomunal, trabajo, cargado de matices que funcionan en muchas ocasiones mucho mejor que las palabras.
Un autor gráfico muy sonoro. Porque por un lado es capaz de retratar el sonido de los lugares, activando una reminiscencia sensorial que te detiene en el tiempo y por otro lado, te hace darte cuenta de que ese elemento sonoro está formado por los simples ruidos de la vida cotidiana, descansando sobre un silencio sordo y muchas veces solitario. Entre sus dibujos se puede escuchar el sonido de pasos cruzando pisos desolados en casas antiguas llenas de habitaciones, o entre las paredes de oficinas inmersas en la penumbra de la noche, o un personaje rascándose la cara y a su vez encendiendo una pipa. Seth lo completa todo con el sonido de su voz gráfica, impregnada de una narración directa y muchas veces íntima.
Los tonos pastel, los azules fríos y planos que se combinan con los grises y los blancos, hacen de su obra un juego de espacio y tiempo, que junto con la fuerza del personaje, logra crear verdaderas obras de arte cargadas de una gran belleza, tanto gráfica como narrativamente. Es el caso de su obra George Sprott (1894-1975) (Salamandra Graphic). Una historia humana que gira alrededor de la figura de George Sprott, un aventurero del Ártico que se convirtió en presentador de un programa en una televisión local y que narra los momentos antes de su muerte junto con la vuelta al pasado que propicia Seth para así conocer más a esta figura que en su momento llegó a alcanzar momentos de gloria en su vida y que en esos momentos finales se encuentra envuelto en una triste y pagada soledad.
Los eventos que forman el mosaico de la vida de George se ensamblan a partir de los tenues recuerdos de varios informantes, quienes a menudo tienen impresiones contradictorias. Su hija separada describe al hombre como un patán imperdonable, mientras que su sobrina lo recuerda con cariño. Su ex asistente recuerda un viaje al Ártico durante el cual George lo abandonó durante dos meses, mientras que el propio George recuerda ese viaje como el momento en que comenzó a escribir cartas a un antiguo amor, de quien nunca recibió respuestas. Invocando un sentido tanto de la memoria como de su pérdida, George Sprott está cargado de esa encantadora y melancólica nostalgia que distingue el trabajo de Seth.
Seth, autor aclamadísimo de Ventiladores Clyde, ofrece una tragicómica respuesta a esas preguntas que podemos hacernos como qué hay detrás de la muerte o incluso antes de la vida. Página tras página aprendemos sobre George, hombre de costumbres, un anciano encantador aunque rimbombante, que se enfrenta a lo inevitable sin verlo llegar.
Una vida representada en múltiples fragmentos que nos transporta a los recuerdos del amor frustrado de su vida, Olive Mott, y de la mujer con la que se casa, Helen. Sus viajes al Ártico y el retrato exótico que sus documentales desvelaban del Gran Norte Blanco. Su costumbre de quedarse dormido en directo, en pleno programa, entrevistas de familiares, amigos y colegas. Vemos sus frías relaciones con su madre, su esposa y esas diversas mujeres, su único hijo engendró con una mujer inuit que nunca volvió a ver.
Sprott no es un tipo que un principio pueda gustar, pero el desafío de hacer una historia así es algo que Seth hace interesante, y el éxito depende de su nostalgia característica por el pasado que siempre se desvanece, por todo lo que se pierde y que ya es inalcanzables, transmitiendo el aprendizaje de un pasado fugaz ya consumido.
¿Por qué leerlo? Por su arte, por estar brillantemente dibujado, por la composición de cada una de sus páginas, por la narrativa, por sus diálogos, por cómo explota en definitiva el medio para contar una historia y transmitir aspectos difícilmente expresables de otro modo. Un ejemplo de cómo escribir una biografía original a partir de fragmentos, no mediante una narración suave, lineal y aparentemente perfecta, como son muchas biografías. Es una especie de obra híbrida de un hombre complejo. En gran medida es una obra que expresa una experiencia verdaderamente conmovedora y consigue el propósito general de su trabajo, arrojar luz sobre personajes cotidianos de pueblos pequeños y por el tiempo pasado.
George Sprott (1894-1975) (Salamandra Graphic) // Seth // Salamandra Graphic // 2022
Cómic