La elección en el camino de nuestras vidas, es la toma de decisiones que vamos realizando al elegir un rumbo determinado. Este puede ser seleccionado por nosotros mismos, por la vida, o por el destino, o como quiera llamarse. Ha sido -y sigue siendo- la que ha ido dando forma a ese trazado vital que seguimos.
¿Por qué elegimos lo que elegimos? Esta es una de las máximas preguntas que nos vamos haciendo a lo largo de nuestra vida. ¿Por qué elegimos un camino y no otro?, por el que continuar nuestras vidas. Las determinaciones y resoluciones que se van tomando son las que nos determinan ese camino. Un sendero que puede estar plagado de piedras, ser cuesta arriba, o puede ir cuesta abajo y sin frenos, o ser una camino plano sin ningún sobresalto. Todo depende, en su mayor medida, de uno mismo y de sus circunstancias.
Una vez que lo vamos recorriendo, están las paradas en las que echamos la mirada atrás y vemos lo que hemos recorrido y cómo lo hemos recorrido, asà como el tiempo que hemos empleado en hacer dicho camino. ¿Cómo se ve ese tiempo? ¿Cómo representamos ese paso cuando es una idea abstracta, y a menudo lo discutimos como si fuera un objeto fÃsico? Lo tiramos, lo perdemos, se nos va entre las manos…
El dibujante de cómics e ilustrador Seth (Clinton, Ontario, 1962), seudónimo de Gregory Gallant, en su última obra publicada «Ventiladores Clyde» (Salamandra) explora el tema de la nostalgia de un tiempo pasado que pudo ser mejor, y sobre la elección en la vida. Una obra que se la está considerando como la obra más importante del reputado dibujante de cómics hasta la fecha. En la que cuenta la historia de dos hermanos que luchan por mantener a flote una obsoleta empresa familiar de ventiladores incapaz de competir con los nuevos modelos de negocio y los constantes avances tecnológicos. En ella, Seth desgrana una inquietante historia familiar llena de sinsabores y desencuentros que redunda en una atmósfera narrativa desoladora y melancólica.
El libro es ficción, pero alguna vez existió un negocio llamado Clyde Fans. Cuenta Seth, que a menudo pasaba por una tienda abandonada en Toronto, pero un dÃa se detuvo y miró por la ventana para ver lo que habÃa dentro. «Un techo de hojalata, un escritorio, un par de teléfonos de rueda, dos retratos enmarcados en la pared posterior… Demasiado oscuro para distinguir los detalles, pero lo suficientemente claro como para ver los rostros de dos hombres de mediana edad. En ese momento nació este libro.
Un universo autónomo creado con el trazo mágico de Seth, que transporta al lector a lo largo de un tiempo presente y pasado. Acelerando, yendo hacia atrás, creando bucles sin fin, pensando en el progreso y en el fracaso. En un mundo pequeño, silencioso, aislado, casi en penumbra, amueblado con los restos de una época gris de posguerra. Muestra el lado mÃstico de las cosas en el que captura la extraña tristeza de la nostalgia y cómo traiciona el pasado y hace que el presente sea inalcanzable.
Todo comienza con el relato de uno de los hermanos Matchcard. Abraham, en las primeras páginas del libro realiza actos cotidianos al tiempo que relata al lector en forma de monólogo en voz alta y sin mirarlo directamente, le va guiando por sus actos cotidianos de vejez (momento presente), y contando las vicisitudes de lo que ha sido su vida familiar y su negocio. El otro hermano, Simón, es más retraÃdo, con un mundo interior más rico y a través del cual, con un monólogo interior, va desgranado sus pensamientos e inquietudes del paso del tiempo. «No es la distancia la que te separa de las personas, sino el tiempo».
«Ventiladores Clayde» estaba previsto que fuera el segundo libro de Seth, pero tardó veinte años en ejecutarlo, entre los años 1997 y 2017. No es que estuviera veinte años escribiendo y dibujando, sino que poco a poco entre proyecto y proyecto construye su obra magna. Estructurada en distintas épocas, con saltos temporales que abarcan décadas, de manera que ofrece una visión completa del auge y caÃda del negocio de los ventiladores, asà como de la evolución de la relaciones familiares de los protagonistas. Unos personajes que persiguen la felicidad sin alcanzarla, proponiendo asà una reflexión amarga sobre el sentido de la vida y nuestra incapacidad para gestionarla. La construcción de la identidad a través de la propia memoria, la añoranza del pasado, las dificultades para encajar en un mundo que resulta ajeno.
El tiempo es el elemento fundamental en esta magnÃfica novela gráfica. Salpicada de referencias cronológicas que, en gran medida, dan una idea de tiempo detenido y reflejan el estado psicológico de los personajes. Como por ejemplo las casi cuarenta páginas dibujadas en las que no se ve la figura humana, tan solo paisajes campestres y urbanos desnudos. Lo que hace es alterar la percepción del tiempo del lector, conducirlo a una mayor o menor velocidad por sus páginas y hurtarle asà de los elementos narrativos más habituales, para que la experiencia de la lectura sea diferente de la habitual en un cómic.
Seth dibuja en tonos de azul y negro, colores que transmiten a la perfección esa melancolÃa evocadora de otra época, como de principios del siglo XX, y presta especial atención a los detalles que la contextualizan dibujando elementos caracterÃsticos como vallas publicitarias, teléfonos… La apariencia nostálgica sin ser sentimental. Pero es su extraordinaria empatÃa lo que la diferencia, la forma en que describe Seth la agitación de la vida emocional de sus personajes; sus delirios, pasos en falso y rabia contenida.
Queda un mundo de recuerdos en el que se conjuga el poder de la imagen y la palabra escrita. Personas, sitios, sentimientos: todo en un lugar, o en varios, que añoran un pasado que tal vez fue mejor, pero en el que al menos aún existÃa la esperanza de cumplir algunos sueños y objetivos.
En definitiva, Seth ha realizado un trabajo gráfico extenso e Ãntimo, lleno de una melancólica belleza reunida en un volumen impresionante y bellamente editado, que será un punto de referencia para gran parte de la ficción gráfica de la que los lectores quedarán maravillados, además de por su belleza estética, por ser una historia de la vida. Una obra mas a añadir al conjunto de obras de Seth y que han marcado época.
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