Hay un libro que es calificado como “el libro de los libros”: por su significado, por cómo se realizó y por todo aquello que lo ha envuelto a lo largo de la historia de la humanidad en algo más que palabras impresas en papel, la “Biblia”. Un libro que como tal, tiene una gran historia, desde su difusión a través de la invención de la imprenta, hasta sus diversas traducciones e interpretaciones, ya que para una parte de la humanidad es un texto sagrado a seguir de forma ferviente y para otra parte es considerado el mayor libro de ficción jamás escrito.
Significados aparte, lo que está claro es que tiene multitud de interpretaciones este conjunto de libros canónicos del judaísmo y el cristianismo. La canonicidad de cada libro varía dependiendo de la tradición adoptada. Según las religiones judía y cristiana, transmite la palabra de Dios. Una palabra que ha sido traducida e interpretada aproximadamente a nada más y nada menos que a 2.454 idiomas. La Biblia es una recopilación de textos que en un principio eran documentos separados (llamados «libros»), escritos primero en hebreo, arameo y griego durante un periodo muy dilatado y después reunidos para formar el Tanaj (Antiguo Testamento para los cristianos) y luego el Nuevo Testamento.
Pero ¿cómo narrar el inicio de todo lo que somos y hemos sido, si por definición, no había nadie cuando el mundo comenzó? La Biblia responde de una forma muy original a ese dilema: el mundo fue creado con la palabra. Diez palabras creadoras nombran los elementos, porque “las fronteras de mi lenguaje son las fronteras de mi mundo” decía Wittgenstein. Hablar es crear nuestro mundo, convertirlo en un lugar conocido y próximo que es posible nombrar. De ahí la importancia en la historia de la humanidad de esa palabra, de su traducción e interpretación, dando sentido a unos textos que nos transmiten la existencia y la condición humana. De cómo ésta evoluciona y llega a corromperse por la propia acción del hombre. Todo acto tiene sus consecuencias.
Como decía, la Biblia ha sufrido muchísimas interpretaciones, adaptaciones y puestas en escena para unos fieles religiosos o unos fieles lectores ávidos de historias de guerras, adulterios, sangre, envidias, sacrificios, por un Dios que parece incomprendido por aquellos a los que Él había creado. ¿Acaso el hombre se hace más grande al someterse a lo desconocido que lo domina? ¿O acaso lo desconocido hace más grande al hombre al obligarlo a reconocer la parte oscura que en él habita? Preguntas con respuestas que el lector, el estudioso o el devoto pueden encontrar entre sus renglones. El texto es verdaderamente una prueba de comprensión, cuya “tradición podría estar denunciando la práctica de los sacrificios humanos”. “La interpretación contemporánea habla de nuestro propio deseo de crimen, de nuestra propensión a escuchar el mal, la violencia y no el alivio”. “Muchas veces el relato bíblico es contar cómo ciertos hombres acusan falsamente a otros hombres, sus hermanos, de algún mal, y ese mal es motivo para el rechazo, la persecución o, aún, el asesinato.
Todo lo que sea acercar estos grandes textos al ser humano es magnífico, como el caso de Frédéric Boyer (Francia, 1961) y Serge Bloch (Francia, 1956) con su obra gráfica “Biblia” (Sextopiso). A través del Génesis al Libro de Daniel, de Noé a Moisés, del Edén a Babel, del asesinato de Abel al juicio de Salomón. Los autores nos acercan 35 relatos bíblicos como nunca antes se habían leído o visto. Frédéric Boyer brilla en lengua española con la reputación que le ha granjeado ser un novelista, ensayista, poeta, dramaturgo y traductor francés de largo recorrido. Especialista en textos bíblicos, combina dichos textos con el trazo fino, expresivo y casi infantil, lleno de humor del ilustrador y dibujante Serge Bloch, autor de cómics y libros infantiles convertidos hoy en clásicos. Además colabora en publicaciones como The New York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal, Time Magazine, GQ, The Los Angeles Times, Bloomberg o la revista de National Geographic. Sus dibujos tienen además, el valor añadido de complementarse en algunos casos con retazos de fotografías, perdiendo la condición de candidez del trazo sencillo pero no así su expresividad. De ahí lo complicado de este dibujo, lograr con las mínimas líneas que el dibujo sea reconocible y por lo tanto interpretable.
En este libro están todas las historias que nos unen. Narran el misterio del pueblo, desde la creación del hombre, pasando por su drama en el seno de la historia del mundo hasta llegar a buscar el camino de la esperanza. Una esperanza que abre una nueva ventana para encontrar ese espíritu de la humanidad de una forma más amena y didáctica que si te enfrentaras por primera vez a unos textos -que como bien decía antes- según cómo se lean se pueden interpretar de una forma o de otra. Pero lo que está claro es que la “Biblia” de Boyer y Bloch está marcada por los grandes textos y la modernidad fina de las ilustraciones. Muy recomendable para empezar a adentrarse -si aún no se ha hecho- en el mundo bíblico, y seguro llegará a influenciar al lector a la hora de hacerse preguntas – estoy seguro que serán muchas- sobre unas historias dirigidas a toda la humanidad, donde se narra el mundo en el que vivimos intentando mostrar con algo de humor las respuestas a esas grandes preguntas que el ser humano se hace hoy en día.
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