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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Mies: el arquitecto del espacio, la proporción y el material

En 2019 se cumple el cincuenta aniversario de la muerte del arquitecto. Momento especial para recordarlo a través de una biografia ficcionada en forma de novela gráfica, realizada por el autor y dibujante Agustín Ferrer Casas

Mies: el arquitecto del espacio, la proporción y el material
Pablo Delgado el

La Historia de la Arquitectura ha dado múltiples nombres que marcaron un antes y un después, en una práctica necesaria desde la antigüedad, y me atrevería a decir de primera necesidad para el ser humano. A lo largo de nuestra Historia siempre hemos necesitado de un lugar en el que poder habitar. Un techo con el que podamos cobijarnos y así librarnos de la lluvia, del sol cuando sea necesario y sobre todo de agentes externos de carácter no amigable.

Los arquitectos son esas personas pintores de paisajes compuestos de diferentes materiales, que transforman las vidas de las personas para bien, aunque también pueden conseguir el efecto contrario. Los paisajes (sobre todo los urbanos) han quedado supeditados a estas figuras preparadas, que juntan arte, diseño, técnica y conocimiento para conseguir sus objetivos.

El progreso tecnológico, en concreto el que se empezó a originar a finales del siglo XIX con la industrialización, trajo consigo un cambio en las estructuras sociales, pero se pudieron abaratar la producción de bienes. Así comenzaron a surgir nuevos movimientos considerados de vanguardia con el cambio de siglo. Lograr una cultura del pueblo y para el pueblo se convirtió en aquellos tiempos en el desafío de casi todos los movimientos culturales innovadores, y apadrinó también la fundación de una escuela en Alemania llamada Bauhaus, de la que se conmemora este 2019 su centenario.

El arquitecto «padre» de la criatura fue Walter Gropius, «creemos juntos la nueva construcción del futuro, que será un todo conjunto. Arquitectura y escultura y pintura». La escuela pasó por diferentes fases intelectuales así como por diferentes sedes por las circunstancias históricas que todos bien sabemos. De Weimar se tuvieron que ir a Dessau, donde se construiría el mítico edifico de la escuela diseñado por el propio Gropius y que comparó la Bauhaus con la arquitectura histórica: «la típica construcción del renacimiento o del barroco ostenta una fachada simétrica, a cuyo eje central lleva el camino de acceso… un edificio realizado en el espíritu de nuestros tiempos ha de alejarse de las formas representativas de la fachada simétrica».

De ahí salieron (y entraron) nombres que influenciaron todo un siglo, de la talla de Josef Albers, Georg Muche, László Moholy-Nagy, Herbert Bayer, Joost Schmidt, Marcel Breuer, Wassily Kandinsky, Paul Klee, Leonel Feininger, y un Ludwig Mies van der Rohe (Aquisgrán, 1886 – Chicago, 1969).

Mies paso a dirigir la Bauhaus en el momento más difícil, justo antes de que los nazis la cerrasen después de su traslado final a Berlín. Mies no pudo hacer nada aunque el arquitecto tenía ya entonces la reputación de ser uno de los destacados arquitectos alemanes. En 1929 fue elegido por el gobierno para construir el pabellón alemán en la Exposición Universal de Barcelona. Es aquí donde liberó el arquitecto a la arquitectura de toda función, y diseñó la construcción como una obra de arte espacial con espacios fluidos y de proporciones armónicas, con materiales nobles en el interior y mobiliario selecto.

Su trayectoria como director fue algo controvertida por cambios en los programas, expulsiones de alumnos, ya que con Mies la escuela se declinaba más por la arquitectura. Bajo su dirección desapareció por completo un aspecto central de la educación Bauhaus: el engranaje entre teoría y práctica. Esta característica había sido siempre lo especial de la educación Bauhaus y Meyer la había hecho efectiva. Ahora predominaba la teoría.

En 2019 también se conmemora el 50 aniversario de su muerte, un momento especial del que surgen nuevas publicaciones como un espléndido cómic realizado por Agustín Ferrer Casas titulado Mies (Grafito editorial). Con un magnífico trazo y unos colores contrastados, llamativos y terrosos que hacen de la historia una narración cercana, Ferrer nos lleva de la mano para mostrarnos a una de las figuras principales de la arquitectura de mediados de siglo, sobre todo por la influencia que llegó a ejercer a otros arquitectos y de cómo su migración a la ciidad de Chicago en los Estados Unidos marcó a la metrópoli con una de sus obras emblemáticas, el edificio Seagram.

Desde una perspectiva más personal e intimista que funcional y teórica, el cómic contextualiza la vida de Mies en varios actos de flashbacks en el transcurso del vuelo a Berlín Occidental que hace el arquitecto para acudir a la colocación de la primera piedra de la Galería Nacional. Mies van der Rohe hace balance de su azarosa vida con su nieto, el también arquitecto Dirk Lohan. Recuerdos de las épocas más convulsas del siglo XX en los que se mezclan proyectos, clientes, socios, adversarios, amigos, y sobre todo amantes…

Mies buscaba un entendimiento más profundo de los problemas, y cuanto más lo hacia más clara pasaba a ser su obra. Buscaba entender la relación entre ideas y hechos objetivos. Esta es una de las razones principales por las que hace sus proyectos lo más sencillos posibles. «Un arquitecto con recursos debería ser capaz de decir al cliente lo que éste quiere que le diga. En la mayoría de los casos, el cliente no sabe lo que quiere. Cierto es que puede tener algunas ideas muy curiosas, pero al no tener formación arquitectónica, simplemente no puede saber qué es o qué no es posible» (Conversaciones con Mies van der Rohe, Gustavo Gili).

Convencido de que la arquitectura tiene cierta relación con la civilización, construye una arquitectura que expresa esa civilización en la que el ciudadano se encuentra en una época determinada, siendo esta la única vía que observa el arquitecto para vencer el caos. «La arquitectura pertenece a la época y no al tiempo».

En definitiva, el cómic muestra un claro rigor documentado por parte del autor en la que nos muestra una vida personal algo convulsa marcada por la ambición de construir.La arquitectura era para Mies arte, análisis del espacio, la proporción y el material. Una biografía ficcionada de su vida, basada en numerosos escritos de otros tantos autores y del propio Mies, que hará las delicias de todos aquellos que le guste el buen cómic, la historia reciente y la figura de uno de los hombre que cambió parte de la arquitectura moderna.

Mies // Agustín Ferrer Casas // Grafito editorial // 25 euros // 2019

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