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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Gamadge: investigador privado y bibliófilo

Gamadge: investigador privado y bibliófilo
Pablo Delgado el

La novela policíaca no solo vive de Agatha Christie, Conan Doyle, G. K. Chesterton, etc. Existe vida más allá. Sin quitarles merito -todo lo contrario- yo que me considero su más ferviente admirador y seguidor de estos grandes escritores del género. Pero como decía existen -existían- otros muchos autores con grandes relatos escritos, de los que la editorial Siruela se está encargando de recuperar con su colección de clásicos policíacos.

Entre ellos se encuentra la neoyorkina Elizabeth Daly (1878-1967). Estudió en la Universidad de Columbia y fue profesora adjunta de inglés en el Bryn Mawr de Pensilvania. Publicó un total de dieciséis novelas, todas con su famoso investigador como protagonista Henry Gamadge.

Gamadge es un aficionado a descubrir casos enmarañados y combina con ser un experto bibliófilo que va en busca de volúmenes antiguos y primeras ediciones. Un personaje creado por Daly que se diferencia del típico investigador privado mujeriego, fumador y bebedor, fuera de un sistema normas, con un carácter canalla y que no duda en emplear la fuerza cada vez que pueda. Contrasta con Gamadge, un hombre casado, tranquilo, pensador y reflexivo, que no duda de rodearse de unos colaboradores competentes como Harold Bantz, sargento de marines.

Gamadge, lo podríamos considerar un romántico de la investigación, al ser un apasionado de los libros, no se pone méritos, ya que no duda en admitir que es un gran desconocedor de la literatura contemporánea y que tan solo lee autores ya consagrados como ocurre en Una dirección equivocada (Siruela).

Cuentan que Daly era una apasionada de los puzzles, de los juegos, de los libros y del teatro. Su pasión por los libros se refleja en todo el conocimiento que muestra su personaje investigador. Esa pasión se muestra muy bien en sus novelas, creando tramas complejas y enrevesadas, en las que Gamadge debe utilizar la lógica y las pistas que encuentra para desentrañar los misterios con los que se encuentra. Ayuda a amigos por el placer de resolver misterios, y precisamente por ello en el momento que la cosa se pone seria recurre a la policía: cierra con llave la escena del crimen, no deja que nadie toque nada y espera pacientemente a que los agentes de la ley aparezcan y hagan su trabajo.

En Una dirección equivocada (Siruela), la trama empieza con unos extraños anónimos en forma de bolas de papel arrugadas, encontradas en principio por el cartero y que parecen sugerir que algo macabro sucede en el conservador hogar de la familia Fenway, que se encuentra, en concreto, en uno de los barrios más adinerados de Manhattan. Esas bolas de papel arrugadas parecen que van dirigidas a Gamadge. Desde entonces, la historia empieza a tener grandes dosis de elucubraciones y conjeturas que giran en torno quién ha podido mandar un mensaje, si es el que caso de que sea un mensaje, y entonces los acontecimientos empiezan a producirse de forma trepidante, docta y muy elocuente.

Schenck empujó una bola de papel arrugado desde el otro ladode la mesa.
—El problema —dijo— es que no te llega el correo.
Gamadge cogió aquel gurruño y lo estiró. Resultó ser un sobre
beis de buena calidad, dirigido con pulcras letras de molde
al Sr. Blake Fenway, de la Setenta Este. En la esquina superior
izquierda estaba impresa la dirección de un establecimiento
comercial: «J. Hall. Libros raros y singulares», y a la derecha el
sello y su correspondiente matasellos, fechado el 29 de enero (…)

Ambientada en el contexto histórico de la segunda guerra mundial, la elegante mansión en dónde los herederos Fenway viven todos bajo el mismo techo, Gamadge consigue “infiltrarse” y todo se empieza a desarrollar de forma vertiginosa, haciendo las delicias del lector, que le recomiendo no pierda ni un momento la concentración de los textos, ya que Daly consigue crear un rompecabezas que no te das cuenta cómo has podido llegar a el hasta que llegas a la resolución del caso.

Además, de su bien resuelta trama, que satisfará a los puristas del género, lo que la hace especial al ser también una aguda mirada sobre la psicología de los personajes, pues no en vano se considera que Daly siguió la estela de Edith Wharton al ofrecer en sus obras una reveladora semblanza de la sociedad de su época reflejada en los Fenway.

Una sociedad que venía de sufrir un segundo New Deal que se implementó en el segundo mandato de Roosevelt y consistió en la promulgación de una ley sobre la vivienda, la puesta en marcha de la seguridad social, la creación de organismos de planificación regional, el respaldo a los sindicatos y un sistema fiscal más progresivo con impuestos más elevados a los ingresos y a la riqueza. Igualmente, las consecuencias de las nuevas imposiciones a los ricos fueron insignificantes y no hubo tal redistribución de la riqueza. Por lo que familias como los Fenway, que gracias al abuelo y la venta de unos terrenos pudieron hacer caja y dotarse de una gran economía familiar.

Lo que hizo este segundo New Deal fue poner al burócrata donde había fracasado el hombre de negocios hasta que la empresa privada pudiera florecer de nuevo. Como de nuevo florece esta gran novela de Daly publicada en los años 40 y que hará las delicias del lector más policíaco deseoso de grandes casos, y sobre todo, de finales totalmente inesperados y resueltos de manera magistral por la autora.

“Una dirección equivocada” // Elizabeth Daly // Siruela // 2017 // 19,95 euros

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