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Restos humanos en el pecio de Antikythera

Restos humanos en el pecio de Antikythera
Jesús García Calero el

Los arqueólogos que excavan el célebre pecio de Antikythera (o Anticitera, según la grafía española de la isla griega que da nombre al yacimiento) acaban de encontrar restos óseos humanos entre los vestigios de este buque cargado con bienes para las casas patricias de Roma. El pecio de Antikythera es famoso principalmente por el hallazgo de un mecanismo astronómico muy sofisticado cuyo funcionamiento tardó décadas en ser descifrado y cuya precisión para el cálculo astronómico de eclipses, fases de la luna y posiciones estelares asombró a los científicos. Se trata de una máquina de cálculo de cuya construcción ni se tenía noticia por fuentes históricas, lo cual permite valorar la importancia de la arqueología subacuática, que amplía la investigación a un registro histórico incomparable, con objetos que no se han conservado en otros yacimientos. La noticia del descubrimiento de huesos humanos acaba de ser publicada en la revista “Nature”.

FOTOS: BRETT SEYMOUR, EUA/ WHOI, ARGO

Un esqueleto de 2000 años de antigüedad asociado a un pecio no es algo que se encuentre todos los días. Los restos, hallados el pasado 31 de agosto en las proximidades de la isla de Antikythera, donde fue hallado el pecio en 1900 por unos pescadores de esponjas a 45 metros de profundidad, incluyen un pedazo de cráneo con tres dientes, dos huesos de los brazos, numerosos fragmentos de costillas y dos fémures, de los que se pretende extraer ADN. Aparentemente los restos pertenecen a un único individuo.

FOTOS: BRETT SEYMOUR, EUA/ WHOI, ARGO

Este hallazgo permitirá a los científicos conocer algo más sobre los tripulantes de un buque de la Antigüedad clásica, como es el caso. El barco estaba cargado con objetos artísticos y de lujo procedentes del mediterráneo oriental destinados a las casas patricias, y también se ha dicho que incluían la dote de una rica novia. Uno de los arqueólogos del Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI), Brendan Foley, aseguró que “estamos entusiasmados, no conocemos un caso como este”.

FOTOS: BRETT SEYMOUR, EUA/ WHOI, ARGO

Un examen preliminar advierte de que los huesos proceden de una persona joven. Ahora será examinado el ADN que contiene, del que se extraerá información sobre las características desde el color de pelo y ojos hasta los orígenes geográficos del individuo. Hannes Schroeder, del Museo de Historia Natural de Dinamarca, está feliz porque los fragmentos craneales incluyen la parte petrosa del hueso temporal, que conserva el ADN mucho mejor que otros huesos del cuerpo humano, incluidos los dientes. Solo falta el permiso de las autoridades griegas para llevar a cabo los análisis.

Se trata de los primeros restos de una víctima de naufragio del mundo antiguo. Aunque los cuerpos no suelen conservarse en los pecios, sí perduran los huesos, como se ha visto en innumerables buques de época moderna, desde el siglo XVI en adelante . Pero hasta ahora se había detectado muy pocas veces este tipo de restos entre los pecios de la Antiguëdad. En Cerdeña, en el interior de un casco romano y un esqueleto en el interior de un sarcófago en la isla griega de Syrna (aunque estos huesos desaparecieron misteriosamente antes de confirmar el hallazgo).

FOTOS: BRETT SEYMOUR, EUA/ WHOI, ARGO

En Antikythera, el célebre Jacques Cousteau excavó en 1976 y documentó pequeños trozos óseos, analizados en Gran Bretaña y que al parecer procedían de cuatro individuos.

Sobre los análisis hechos a los restos humanos en pecios de época moderna, destaca el Mary Rose, donde se han llevado a estudios completos y reconstrucciones de los marineros hallados en el yacimiento, con conclusiones sorprendentes que han convertido la visita al museo y la divulgación de ese pecio en algo muchísimo más interesante desde el punto de vista humano. Los buques españoles de batallas como Lepanto o de la Carrera de Indias o el Galeón de Manila que naufragaron seguramente guarden gran cantidad de restos humanos, pero como nunca se ha excavado ninguno, nuestro país no ha sido capaz de realizar una investigación de ADN asociada a las naves que exploraron el mundo o naufragaron en los cuatro siglos en los que el imperio se mantuvo conectado por vía marítima. Piensen solo en un caso: los 249 muertos de la fragata Mercedes, incluidos mujeres y niños entre ellos lo hijos de Diego de Alvear, que no gozaron del respeto que merecían durante el expolio de Odyssey  (los arqueólogos siempre le dedican respeto a los restos de las víctimas, que analizan para un mayor conocimiento de su identidad y circunstancias).  En aquella circunstancia, con la fragata estallando por los aires no hubo tiempo para salvarse y, si de sus huesos queda algo -no ha sido detectado aún- estará en el lecho marino a 1.138 metros de profundidad, donde los cazatesoros arrastraron cajas llenas de monedas de plata sin pararse a analizar lo que removían.

FOTOS: BRETT SEYMOUR, EUA/ WHOI, ARGO

En el pecio de Antikythera ya solo quedan unas pocas cerámicas en la superficie. Entre los pescadores de esponjas de 1900 y las inmersiones científicas de décadas posteriores, se han extraído cuanto tenía interés arqueológico. Pero Foley piensa que la mayor parte de la carga permanece intacta bajo el sedimento y eso es una promesa también de encontrar partes importantes del casco que permitirán analizar la arquitectura naval de este buque de 40 metros de eslora, hundido a casi 50 metros, tan importante para la historia de la arqueología subacuática.

FOTOS: BRETT SEYMOUR, EUA/ WHOI, ARGO

¿Por qué hay tantos restos humanos en este pecio, cuando se han encontrado tan pocos hasta ahora en los yacimientos de la época clásica? Uno de los motivos es evidente, la meticulosa intensidad con la que se está investigando el yacimiento. El otro puede que nos lleve a una hipótesis de cómo se hundió este barco de tamaño muy grande para la época y con varias cubiertas y mucha gente a bordo. Seguramente fue hundido por una tormenta que lo estrelló contra las rocas, según Foley, puesto que se encuentra relativamente cerca de la orilla y el naufragio tuvo que ocurrir de manera rápida y violenta para que no tuvieran tiempo ni capacidad para salvarse. “Debió ser tan violento que la tripulación quedó atrapada entre las diferentes cubiertas”.

FOTOS: BRETT SEYMOUR, EUA/ WHOI, ARGO

Los restos podrían pertenecer a un miembro de la tripulación, seguramente formada por 15 o 20 personas. Pero los grandes barcos griegos y romanos también acarreaban pasajeros. ¿Y si fuera uno de ellos? El hecho de que el mar haya conservado intactos los huesos permite augurar que los análisis tendrán éxito puesto que el ADN estará en las mejores condiciones.

Los arqueólogos, al final del día de trabajo en el que se limpiaron y clasificaron los huesos, decidieron asociar los restos a un tal Pamphilos, porque encontraron una inscripción con ese nombre en una copa hallada en el pecio. Tampoco sería imposible que los huesos pertenecieran al astrónomo que viajaba con el Mecanismo de Antikythera. ¿Recuerdan como era? En un cajón de madera de 33 centímetros de altura, 18 de anchura y 8 de profundidad dos círculos se movían en su interior, uno para el zodíaco y otro para el calendario egipcio. Al girar una manivela, una treintena de engranajes colocados sobre diez ejes accionaban las manecillas de esos discos, con los que se podían predecir eclipses solares y lunares con 19 años de antelación a partir de las posiciones de los planetas en un momento concreto.

 

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