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Cartagena de Indias, una captura de su pasado.

Cartagena de Indias, una captura de su pasado.
Andrea Zucas el

Ciudad cosmopolita y floreciente donde confluían las riquezas de las colonias españolas en un importante cruce de caminos.

En consonancia a la actual puesta en valor de la memoria de Blas de Lezo, una visión de Cartagena de Indias a través de su legado cartográfico, nos debía una puesta en escena.

Podemos navegar en este blog y quedar atrapados en distintas lecturas interesantes y actualizadas sobre su vida y obra. Desde mi ámbito simplemente intentaré aportar mi granito de arena. Así es que hoy, nos vamos de viaje.

La bahía de Cartagena en el túnel del tiempo, antes durante y después de  la Guerra de Asiento.

Veremos que nos transmite parte de su Patrimonio histórico, su interpretación desde los caprichos de su geografía, hasta sus continuos avatares en su desarrollo social, político y mercantil. La temática es intensa dado a las distintas disciplinas que se han abordado. Os invito entonces, a un fugaz paseo a través de su historia, detalles de su pasado impregnados de mapas. Solo un aporte más que nos conduzca a entender el  compromiso que llevaba Blas de Lezo en su piel, para defender Cartagena  gloriosamente como lo hizo y lo que ello significó para el curso de la historia hispanoamericana.

Casi siempre la cartografía ha estado imbricada en las narrativas de la modernidad y como modelo de representación del mundo ha tenido una gran influencia sobre nuestra cultura. La observamos igual que a una ventana que se abre al pasado y la creemos real. Pero lo cierto es que ha sido un vivo proyecto que condujo a delimitar fronteras, a crear naciones, estados y centralidades e incluso ha trascendido a las disciplinas científicas que la han creado. El conocimiento y la subjetividad, han sido dos características claves en la iconografía de Cartagena.

La representación gráfica de esta bahía tanto en cantidad como en calidad es fascinante. Vistas, mapas, cartas náuticas, planos militares, croquis, diagramas, propaganda, un precioso Patrimonio histórico.

A partir de mediados del siglo XVI, la corona española decide organizar el comercio de América alrededor de monopolios que contribuyan a su defensa. El propósito es proteger el intercambio indiano de los corsarios y piratas franco-ingleses que lo interfieren en aguas del Caribe y en las aproximaciones a la Península.

En la segunda mitad del siglo XVII fue cuando se consolidó la multitudinaria presencia del comercio europeo en los territorios españoles de ultramar, propiciada por los diferentes tratados que España se vio obligada a firmar con Holanda (1648), con Francia (1659) y con Inglaterra (1667 y 1670), y que serían ampliados y ratificados en numerosas ocasiones. Al comercio legal, amparado en los mencionados tratados, le acompañó el comercio de contrabando que fue adquiriendo, dada su rentabilidad, un desarrollo sin precedentes en el mercado americano.

Aquí es donde comienza a  jugar un papel importante la cartografía como poderoso instrumento de control y planeación. Cartagena fue planificándose, administrándose, desarrollándose  bajo la topología de guerra. En virtud de las bondades de su rada y su cercanía al vital istmo de Panamá, funge como uno de los cinco grandes puertos del monopolio. Se trazaba paulatinamente un importante despliegue de defensa.

Se desarrollan numerosas adaptaciones y planos de la ciudad. Información detallada de construcción de fuertes y defensas, vías acceso y características relevantes de su entorno terrestre y marítimo. A lo largo de sus diferentes etapas, se exigirá medición, levantamiento, recopilación y ordenamiento de datos y para ello se utilizó como instrumento la cartografía. Este material fue fundamental para protegerla y a la vez ha permitido construir un marco de interpretación.

Durante casi trescientos años la cartografía de Cartagena hará obligada referencia a su puerto, a sus murallas y a sus castillos. ¿Por qué Cartagena generó tanto interés cartográfico en Europa? No sólo fue delineada por ingenieros y prácticos de la Corona, sino también por codiciosos enemigos de España y estos gráficos de la bahía  serán cada vez más abundantes a partir del siglo XVII.

En épocas de la Ilustración a fin del siglo XVII, el producto gráfico demandaba la comercialización y la difusión de los mapas impresos. En Europa durante el siglo XVII, debemos recordar que la tradición cartográfica  estaba ya bien consolidada y se producía en ciudades como Lisboa y Sevilla donde se concentró el conocimiento geográfico y cartográfico estratégico de los primeros imperios navales atlánticos, y en poderosas ciudades como Amberes, Ámsterdam, París o Londres donde se desarrolló la primera industria cartográfica moderna, a la par que se constituían los imperios holandés, francés y británico. Es un período en el cual los europeos proclaman dominio sobre el mundo entero. Las imágenes gráficas operarían políticamente estableciendo  alianzas estratégicas, convergencias y reforzamientos. Se entremezclan con la historia incluso a modo de simulacros de quienes pretenden el “centro de comando”.

Las posesiones españolas en América estuvieron permanentemente amenazadas y hubo constantemente dinámicas de confrontación entre España y sus rivales que aspiraban a ese “mando de control”. En ello la cartografía también ha dejado huella. Las ricas mercancías que salían para la metrópolis, así como las que llegaban, despertaron la codicia de las potencias europeas que, en complicidad con los piratas, planeaban constantes ataques.

La corona española hizo frente a tales enemigos por medio de un triple régimen defensivo: la creación del “sistema de flotas y galeones”, la formación de escuadras de navíos que protegieran las costas, tanto en España como en América, y la fortificación de los puertos estratégicos, sobre todo los de destino y partida de las flotas.

Promovida por el Consejo de Indias, a comienzos del siglo XVII, Creado originalmente en 1717, suprimido en 1723 y restablecido en 1739 el Virreinato de Nueva Granada fue instaurado en un principio, para fortalecer la administración colonial en esta región del imperio y asegurar la defensa de Cartagena y sus costas. La mayoría de los mapas del territorio de nueva Granada elaborados  corresponden a la costa atlántica y sus principales puertos entre los cuales sobresale el de Cartagena de indias.

La historia inicial de la Nueva Granada colonial está vinculada al paso de una frontera marítima a otra articulada en los ríos, fue un conflicto entre geografía e historia, la lucha entre una organización territorial en sentido longitudinal, de oeste a este del continente, y aquella que la geografía acabó por imponer. Desde la costa atlántica, quienes se aventuraban a adentrarse hacia el interior seguían el curso de los ríos Magdalena, Atrato, Sinú, San Jorge y Cauca.  A lo largo de la etapa colonial el territorio de la Nueva Granada fue adquiriendo identidad al ritmo, de las necesidades y exigencias administrativas económicas y militares de la corona española.

El territorio de la actual Colombia se presentó ante los españoles como un escenario muy fragmentado, compuesto de señoríos y cacicazgos independientes. La bahía, fue descubierta por Alonso de Ojeda en 1501, Pedro de Heredia la fundó en junio de 1533  como Cartagena de Indias del Poniente, la cual bautizó así por ser tan cerrada como la de Cartagena del Levante en España.

Llamada a ser metrópoli imperial y escala fundamental en la ruta de los galeones de Tierra Firme.

Los puertos del recorrido que hacía la flota eran: Sevilla, de donde zarpan los convoyes anuales; Veracruz, destino de la Flota de la Nueva España; Cartagena, destino de la Flota de los Galeones y donde se celebraba la Feria de Tierra Firme; Nombre de Dios donde, después de tocar en Cartagena, los galeones celebraban la Feria del Istmo con los comerciantes del Perú; La Habana y finalmente las flotas se reúnen allí para regresar a Sevilla.

El enclave mercantil del litoral Caribe, los puertos de Santa Marta y Cartagena  tenían papel importante dentro de la flota de Indias.  Hacía en Cartagena una larga escala de dos semanas, pues era necesario descargar la mercancía destinada al Nuevo Reino de Granada, que usualmente representaba el 25 por ciento de toda la que se llevaba a Tierra firme. Acudían tratantes de todo el Nuevo Reino de Granada y de Quito.

 Por acuerdos previos, España le había concedido a Inglaterra la introducción del llamado “Navío Anual de Permiso”, para negociar sus mercancías en los puertos caribeños. Única ocasión de comercio legal; por fuera del sistema, todo era contrabando.

Cartagena  prosperaba aceleradamente siempre con un deseo de tranquilidad, de ponerse a salvo de los piratas y enemigos. Era un punto estratégico  de conexión con el resto de la provincia de Granada, de centralización del comercio, depósito y  puerto de embarque de grandes cantidades de  oro y especies  hacia España. Entre las distintas regiones existían intercambios de productos agrícolas y ganaderos. Los mayores flujos de mercancías principalmente de oro se hacían desde el interior hacia la metrópoli y uno de los comercios principales fue la trata de esclavos.

El primer plano conocido data de 1570. Es un ingenuo dibujo a mano alzada que al primer golpe de vista impacta por las preciosas naos surtas en la bahía. En 1580 se funda el convento de San Agustín cuya construcción queda terminada en 1603. Ese mismo año, la Compañía de Jesús se instala en Cartagena y sabemos los conocimientos geográficos que adquieren cartógrafos de la Orden y lo que en ello han podido aportar. El padre español Pedro Claver será quien intente actuar en protección de los esclavos, dramática situación social ante el común para entonces,  tráfico y contrabando.

La defensa de su imperio exigía a España cada vez más esfuerzos científicos de actualización de sus conocimientos y tecnologías navales incluida su cartografía náutica.

La ingeniería militar fue amurallando la ciudad en diferentes etapas.

En 1614, se inician los trabajos de cantería del baluarte de Santo Domingo. Allí se da comienzo a la distinguida historia de la ciudad como plaza Real. Y la condición de recinto amurallado restringe su expansión urbana, una vez se eclipsa, ante el contrabando, el auge del comercio monopólico. Para 1635, Cartagena-Calamarí y su arrabal estarán totalmente rodeados de murallas. Extenuante y costosa tarea que culminan Cristóbal de Roda, su primer ingeniero militar residente (1608-1631), y el infatigable gobernador y también ingeniero, Francisco de Murcia (1629-1634).

El canal de Bocachica es un ejemplo para aplicar una metodología en donde se utiliza la conjunción, superposición y polivalencia de cartografías que han servido de base para el estudio arqueológico de las batallas marítimas de 1697 y 1741, y que tiene como objetivo caracterizar la evolución del paisaje marítimo-costero de la guerra.

El aporte del gran ingeniero militar don Juan de Herrera y Sotomayor imprime un sello eminentemente barroco entre 1700 y 1732. Realizó importantes obras. Además fundó una Academia en la que enseñó matemática y técnica de fortificación. En ella se formaron buenos discípulos como su hijo don José de Herrera y el “delineador” José de Figueroa.

De acuerdo con la descripción científica de Jorge Juan y Antonio de Ulloa realizada  en 1735, Cartagena se documenta así.

Por otra parte para entonces, Inglaterra se consolidaba como potencia marítima y parecían decididos a tomar las riendas como el nuevo amo de los océanos. En consonancia con ello existe una literatura de enaltecer hazañas de los hombres del mar. La iconografía o las artes se encuentran impregnadas de sabor marino y  cañones humeantes.

Esta bahía se convirtió en el blanco de numerosos ataques, invasiones y batallas ejecutadas por piratas, corsarios y armadas enemigas de la hegemonía española.  Personajes como Morgan, Drake, Vernon, Pontis, Hawkins y Leclerq entraron en juego.

Francis Drake en 1586, sitió la ciudad y fue  tumbando a tiro de culebrina uno a uno los arcos de la iglesia para forzar un rápido acuerdo, antes de que aparezca la flota de los galeones consigue que las autoridades le paguen un cuantioso rescate.  El corsario barón Jean de Pointis en 1697, la someten a un atroz saqueo, del que nunca se recupera comercialmente.

En octubre de 1739 el gobierno de Walpole declaró la guerra a España presionado por la opinión pública y los comerciantes de la City, quienes anhelaban la conquista de tan jugosos mercados.

La llamada Guerra de Asiento o “La Guerra de la oreja de Jenkins” impactó sobre el Caribe.  Durante este período las cartografías fueron utilizadas haciendo eco de sus virtudes publicitarias para documentar y vender una narración o una celebración de lo que se concebía como un gran momento histórico, y se daba para los ingleses como una victoria.

La expedición del almirante Edward Vernon en 1741, quien con una flota de más de 180 barcos y 22.000 hombres sufrió una de las derrotas navales más importantes de la historia militar moderna. Gracias a la estrategia y entrega de nuestro teniente general Blas de Lezo y Olavarrieta. Su victoria  sirvió para que el Imperio español se mantuviera en pie casi otro siglo.  Una derrota inglesa que supuso un punto de inflexión para la historia de Hispanoamérica y en la evolución de las potencias occidentales. “Hoy no se hablaría castellano en Colombia”.

Existe una importante cantidad de mapas representando la batalla y sus episodios.

La humillación fue tal que el rey Jorge II prohibió hablar de la batalla y que se escribiesen relatos sobre ella ni mucho menos, que se dibujasen cartografías… La noticia de la derrota en Cartagena fue un factor importante en la caída del primer ministro británico, Robert Walpole.

Lo que vino después de Vernon fue una etapa muy interesante para Cartagena de Indias en la segunda mitad del siglo XVIII. En alas de la Ilustración, se elevó su plaza fuerte al rango de inexpugnable, con las grandes obras de ingeniería militar. Resultó ser la cuidad americana más cartografiada hasta los años 1770, junto a La Habana, aun sin tener un peso demográfico demasiado importante. Pasó a convertirse en la ciudad más reforzada de América del Sur y el Caribe.

Se formó un importante núcleo de comerciantes ilustrados agrupados en el Consulado de Comercio, donde se debatieron asuntos vitales sobre el futuro de su puerto. Pero lo más importante fue la consolidación de una nueva sociedad que a principios del siglo XIX  blancos, negros, mulatos, doctores y artesanos, gente del común, todos, lograron la independencia el 11 de noviembre de 1811. Decidieron ser hispanoamericanos.

Para esta época es destacada la labor de Joaquín Francisco Fidalgo que cartografió las costas de tierra firme, desde Trinidad hasta América Central durante 1790 y 1805, entre éstas las costas del actual territorio colombiano. 72 mapas la mayoría aún inéditos que durante décadas, fueron la principal base cartográfica de las costas colombianas.

En Cartagena, al viajero que recorre sus mazmorras, aún le llega el eco de aquellas batallas. Juan Moro en su “Esquineando” lo describe así: «El suelo húmedo de la casamata absorbe el rumor de las pisadas en fila india. En las hornacinas, invisibles arcabuceros amagan feroces ataques. Susurros conminatorios perforan las paredes: ‘¡Al arma, al arma! ¡Los bucaneros han caído en la trampa!’»

Esas piedras con una larga historia de abordajes fallidos aún, huelen a pólvora…aún está vivo el recuerdo de aquella gloriosa victoria de nuestro teniente general Blas de Lezo y Olavarrieta  en 1741, y hoy además, podemos ver en Madrid su reciente monumento.

La «Ciudad Amurallada», fue declarada Patrimonio Nacional de Colombia en 1959 y por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1984.

El material cartográfico como hemos visto, es un medio para examinar e interpretar la forma en que se configuraron territorios en diferentes momentos de la historia. Como nuestro paseo de hoy por Cartagena “del Poniente”.  La importancia de este tipo de documentos  como parte del Patrimonio Cultural de los pueblos  merece ser comprendido, protegido y difundido.

 

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