Es cuando menos sorprendente que en un país como España se haya concedido tan escasa importancia a su Historia Naval, o se la haya minusvalorado de forma tan reiterada.
Al parecer, son muchos los países que en solo 30 años, de 1492 a 1522, hayan logrado dos empresas tales como descubrir un nuevo continente y dar la primera vuelta al mundo, hazañas que otros que se estiman muy superiores en dotes marineras no han igualado siquiera.
O que cuando lo lograron a su vez fue muchos muchos años después, pues nada menos que 58 años tardó Drake en repetir la gesta de Elcano y cuando desde 15 años antes y gracias a Urdaneta, las naves españolas enlazaban anual y regularmente Asia, América y Europa. Y con la decisiva ventaja de que ya sabían que era posible, porque lo habían logrado los españoles.
Y no solo descubrir, explorar y colonizar, sino ser lo bastante diestros para defender esos territorios ultramarinos contra cualquier clase de enemigos durante cuatro siglos, duración que no han alcanzado ni por asomo los posteriores imperios de ultramar de potencias supuestamente mas capacitadas en todos los aspectos y que no tuvieron que enfrentarse normalmente al número y variedad que debieron afrontar los españoles.
O que cuando los imperios coloniales británico y francés descollaron, ya en el siglo XIX para venirse abajo en el XX, acababan de perder sus dos más preciadas posesiones, ambas americanas y ambas colonizadas por ellos más de un siglo después del Descubrimiento: respectivamente las ”13 colonias” que dieron lugar a los Estados Unidos, y el Canadá.
Y tras tanta presumida maestría, estar en gravísimo peligro cuando tuvieron que enfrentarse con un enemigo mucho menos temible que la formidable hueste que atacó durante siglos las vias marítimas y las posesiones españolas, y que ellos solo lograron conservar, si bien por muy escasos años, gracias al decisivo apoyo de los Estados Unidos en la II Guerra Mundial.
Hechos tan tajantes han sido, sin embargo, sistemáticamente ocultados o manipulados por escritores de otros países para engrandecer los logros propios, mucho menos duraderos y meritorios, pero sin duda, lo peor no es que algunos se crean su propia propaganda, sino que los mismos afectados la tengan por un hecho incontrovertible.
Pero en la larga duración del dominio español de los mares, hay un hecho aun mas digno de resaltar: como en todos los empeños humanos pareció, a fines del siglo XVII, que esas demostradas capacidades marineras españolas estaban en franco declive y que ya no podrían resurgir en un futuro.
Patiño, gestor del renacimiento de la Armada en el XVIII, Museo Naval de Madrid
Sin embargo la historia del siglo XVIII mostró lo equivocado de esta presunción, y tenazmente los marinos españoles mostraron de nuevo de lo que eran capaces.
Y ello, aunque se nos olvide de puro sabido, tuvo su mejor plasmación en los símbolos que identifican a España, desde la bandera, que nació de una iniciativa de Carlos III, en gran rey reformista e ilustrado, para distinguir los buques de la Armada de los de otros reinos y que luego pasó a ser la que representa a la nación y al estado, de forma más que conveniente y apropiada para lo que había sido nuestra Historia Y también a las columnas de Hércules del escudo, muy anteriores, pero incorporadas posteriormente al de la bandera y que simbolizan la mayor hazaña colectiva de la nación española, junto a símbolos de la monarquía y de los antiguos reinos.
El autor de este trabajo, Guillermo Nicieza Forcelledo (Gijón, 1990) es un joven médico en formación que a la pasión por su profesión une la de la mar y la de la historia. Po ello nos ofrece en este interesante y complejo trabajo la trayectoria de la Armada en el siglo XVIII, en aspectos que por entonces la renovaron por entero, conservando el espíritu y la capacidad de sacrificio anteriores.
Así, y en apretada pero muy completa exposición, habla de la formación de oficiales y de las dotaciones, de la vida a bordo y de los buques, y de la inmensa y fecunda tarea que significaron las expediciones navales y científicas españolas, desde la del “Meridiano” de Jorge Juan y Antonio de Ulloa, hasta la primera vacunación universal, gratuita y ofrecida incluso a los enemigos de entonces de Francisco Javier Balmis, por no citar la de Malaspina y tantas otras.
Pero también pretende demostrar que aquellos marinos no eran, como quiere el tópico, tal vez muy brillantes científicos, pero poco diestros en las luchas navales, exponiendo repetidos y notorios ejemplos que ponen de manifiesto lo erróneo de ese juicio. Y la prueba es que las tierras exploradas y colonizadas, y los mares surcados y cartografiados eran mayores a fines del siglo XVIII que nunca antes.
El título de este libro: “Leones del mar”, resume esta visión, y en un doble sentido: por los leones que llevaban los navíos españoles en la época como mascarones en la proa, y porque sus dotaciones se comportaron en combate como tales.
Combate de Tolón o Sicié, Museo Naval de Madrid
En resumen: un gran trabajo que expone de forma sencilla, sistemática y amena toda la grandeza de la “Marina Ilustrada” española, recuperando una parte tan importante de nuestra propia Historia.
Porque, tanto para las personas como para las naciones, la propia identidad no radica en nuestros proyectos de futuro, que nadie sabe si se cumplirán o no y en que grado, ni en el hoy, que cambia constantemente con circunstancias y desafíos inesperados, sino en el pasado, con sus aciertos y con sus errores, reflexionando y aprendiendo sobre nuestras fortalezas y debilidades para plantear nuestro futuro de la forma más racional posible: ni dejándonos llevar por el pesimismo de que somos incapaces de afrontar con éxito los nuevos desafíos, ni pretendiendo eufóricamente que los vamos a superar todos como por arte de magia y sin gran esfuerzo.
Otros países de nuestra cultura lo hacen…nosotros ¿ porqué no ?
ÍNDICE
Prólogo
Introducción
1.- La Real Armada.
2.- Pañol del contramaestre.
3.- Escuela de guerra.
4.- Batallas navales.
5.- Expediciones Ilustradas.
Conclusiones
Agradecimientos.
Bibliografía
Ficha: Leones del Mar. La Real Armada en el siglo XVIII, de Guillermo Nicieza Forcelledo, EDAF, Madrid, Crónicas de la Historia, 2022, 614 páginas.
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