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La estrategia en el laberinto de los galeones

La estrategia en el laberinto de los galeones
Jesús García Calero el

El fondo del mar, que oculta volcanes y fauna sensible, puede estar abriendo nuevos caminos culturales que nos lleven a nuevas posibilidades. Si hay aún quien no da importancia a lo sucedido hace unos días sobre un yacimiento submarino a más de 1.130 metros de profundidad, debería pensar que, en 2007, cuando los cazatesoros de Odyssey Marine Exploration arramblaron con la plata en el pecio de la fragata Mercedes, parecía imposible que España pudiera reaccionar. Típico de nuestro carácter, el cabreo por el expolio fue seguido por un pesimismo en el que estamos doctorados los españoles. De hecho, en 2015 el Ministerio de Cultura aún pensaba contratar a arqueólogos franceses de la DRASSM para asomarse al yacimiento. Faltaba, seguramente, lo más importante, algo de lo que sí pueden alardear en el país vecino: una estrategia.

El hecho de que científicos y técnicos españoles de diversas áreas, pertenecientes al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto Español de Oceanografía (IEO), y coordinados por el arqueólogo Iván Negueruela, director del Museo Arqua de Cartagena, no solo repitieran lo logrado en dos campañas anteriores, sino que elevaran dos pesados cañones desde el pecio a esa gran profundidad ha cambiado algunas cosas.

Necesidad de estrategia

La primera es la urgencia de una estrategia que valore lo que puede aportar hoy tener voz en la arqueología de los barcos que la historia global de España dejó desperdigados por el mundo. No solo a nivel técnico ni ministerial, sino a nivel político. Mientras en Colombia se anuncia una excavación del galeón San José de la que se quiere alejar a España con financiación opaca y leyes que permiten comercializar los tesoros que viajaban en buques de Estado, protegidos por la inmunidad soberana, el Ministerio de Cultura estrecha lazos con los arqueólogos mexicanos del INAH, invitados a la campaña de la Mercedes.

La estrategia de la arqueología española en lo que podríamos llamar el laberinto de los galeones debería consistir en poner en marcha inmediatamente el modelo contrario al colombiano. Esto ya está en marcha en Cultura con la proyectada campaña para la localización y eventual excavación del Juncal, un galeón hundido en 1631 en la Sonda de Campeche, que es además un pecio de igual o mayor importancia que el San José colombiano.

Luis Lafuente, director general de Bellas Artes, en primer término, durante la presentación a la prensa de los resultados de la exitosa campaña arqueológica sobre la fragata Mercedes el pasado 30 de agosto en Cartagena

Luis Lafuente, director general de Bellas Artes ha afirmado a ABC que tras la participación de mexicanos en la exitosa excavación de la Mercedes, el próximo noviembre se concretarán probablemente los términos de esta colaboración, y en el Ministerio esperan que sean ratificados al más alto nivel antes de fin de año, con el fin de que haya una campaña conjunta en 2018. Cuando eso se produzca no solo se estará participando en una exploración concreta, también se estará creando una verdadera escuela de formación para arqueólogos de ambas orillas, con una proyección a futuro. Son inmejorables noticias. Se barajan medios de CSIC y del IEO en colaboración con los propios de México para esta misión, una alternativa con los más altos estándares científicos al modelo San José, tan hostil a España.

Esto es, a todas luces, importante. El relato común de una historia compartida es fundamental para superar los cliches de la leyenda negra y divulgar lo mejor y más reciente de la historiografía, que pone en valor, precisamente, los logros colectivos de los españoles de las dos orillas durante cuatro siglos. Aquí la carga del galeón nunca será un problema. Se trata de la historia por contar, de la colaboración científica y el encuentro que resulte al asomarse a una historia única compartida desde dos países diferentes. Museos, documentales, cultura y publicaciones aparecen en el horizonte. Para ello será necesario un poco de continuidad, de ahí el uso del término estrategia. No se trata de una campaña, sino de la necesidad, de la urgencia de una política sostenible para el patrimonio y sostenida en el tiempo.

Ello puede alentar una renovada relación de España con los países de Iberoamérica, especialmente interesante a las puertas de conmemoraciones que, desde 2019, recordarán el V Centenario de los viaje de Magallanes/Elcano, la conquista de México por Hernán Cortés y los descubrimientos y gestas que hicieron posible la civilización hispánica. Es una ocasión única para compartir miradas al pasado y debatir sobre el futuro mientras se producen descubrimientos en los pecios, de los que surgirá, sin duda, un retrato de la sociedad que los galeones llevaban embarcada: una sociedad mestiza y culturalmente sometida a las tensiones de la globalización que comenzó con la navegación oceánica. Por no hablar de la mirada al futuro que supone la innovación tecnológica asociada a la arqueología subacuática.

La Gran Armada

Con Irlanda, según comentó Luis Lafuente a ABC, también se han estrechado lazos, gracias a la fuerte defensa de los pecios y la memoria de la Gran Armada desarrolladas en su costa occidental. Con el Gobierno irlandés hubo conversaciones tras una visita de Negueruela el año pasado y está próximo un acuerdo de colaboración, además de la celebración de congresos con participantes de ambos países, uno ahora en septiembre y otro posiblemente en Cartagena en primavera. ¿Quién sabe si habrá una excavación en 2019?

Entre la actividad que recientemente se ha puesto en marcha, y que seguramente no tardará en dar resultados positivos, también figura el curso de formación para arqueólogos subacuáticos que se impartió en Panamá hace poco menos de un año. Es otro de los empeños que Luis Lafuente quiere imprimir en esta etapa de cooperación científica con países que comparten historia y patrimonio subacuático con España y bajo el respeto a los criterios de la Convención Unesco 2001, que impiden disolver la historia en el mercado mediante la venta de tesoros patrimoniales.

A nadie se le escapa el papel fundamental de la tecnología en este ámbito científico, un potencial que España posee, como ha demostrado en la Mercedes, pero que debe estar en continua actualización. Hay en proyecto unas jornadas de alto nivel con el fin de debatir las fronteras que abren a la investigación y el uso que la arqueología puede hacer de ella. Se afirma que la arqueología marítima será la mayor fuente de innovación tecnológica en las próximas décadas, puesto que adapta y mejora para propósitos relacionados con la exploración, excavación e investigación, los vehículos e instrumentos pensados para la industria minera o la relativa a infraestructuras como el tendido de cables y comunicaciones.

Pero la tarea es ingente. En el horizonte, incluso, hay un proyecto sobre Lepanto, aún sin concretar, casi tan solo la intención de no olvidar que en esa batalla también hay un patrimonio importante para investigar, así como un estudio completo de los pecios de Florida, en EE.UU. y su situación, ya en proyecto y que se centra en una de las costas más expoliadas del mundo.

Hay un punto importante que está en la base de todo lo demás y que ha demostrado la misión en la fragata Mercedes. La coordinación entre administraciones, que disponen de los medios y las competencias necesarias para que todo cobre sentido y sea posible. El alarde de unir los medios del Estado en la fragata Mercedes a la perfección es una victoria que marca el camino. El Consejo de Patrimonio, donde están presentes todas las Comunidades Autónomas con las competencias transferidas sobre patrimonio se apunta como una de las llaves para le éxito de una política que no puede solo mirar fuera, sino que debe profundizar en el mar territorial con proyectos y nuevas ideas y actores. De hecho, Lafuente destaca el hecho de que Unesco ha puesto como ejemplo algunas actuaciones legislativas, como por ejemplo, la demarcación de áreas de servidumbre arqueológica que realizó la Junta de Andalucía. Esta coordinación será básica también para terminar las cartas arqueológicas del litoral español.

Pero el Ministerio de Cultura, recuerda Lafuente, lleva también años mejorando relaciones con la Armada y con la Guardia Civil. Esa fue una de las primeras lecciones de los problemas que trajo el expolio de Odyssey, y hoy en día la utilización del SIVE y el conocimiento que tanto la Armada como la Guardia Civil poseen de los lugares a proteger es básico, así como el intercambio de información para expulsar de nuestras aguas a los barcos cazatesoros, como ocurrió hace no tanto.

 

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