Sospechosa liberación la del secuestrador del Alakrana. Por dos razones más que evidentes. La primera, que este secuestrador alegó ser menor de edad desde el principio, que el juez Garzón ordenó unas pruebas y que decidió mantenerlo en la cárcel. Y la segunda y aún más significativa, que los secuestradores del Alakrana han exigido la liberación de los dos detenidos como requisito imprescindible para seguir la negociación y que esa exigencia se produjo después de la primera “prueba de edad”.
Que me perdone el juez Pedraz, pero, ambos datos reunidos, sobre todo el segundo, llevan a imaginar una hipótesis cargada de una lógica inquietante. La hipótesis de una intervención del Gobierno en instancias judiciales para conseguir la liberación del secuestrado. Unas cuantas llamadas, un segundo examen…
Atentos, por lo tanto, a lo que ocurra con el segundo detenido. ¿Seguirá siendo su liberación imprescindible para la continuación de la negociación? Y, si es así, ¿nos encontraremos con otro motivo para decretar la libertad del segundo secuestrador?
De momento, hay una cosa cierta y es que ya tenemos a un secuestrador en la calle. Y los españoles miramos hacia otro lado mientras el Gobierno comete la ilegalidad de encubrir el pago del rescate. Para salvar a los secuestrados. Pero, ¿es bueno que sigamos mirando hacia otro lado con esta sospechosa operación?
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