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Lo que va de Camboya-1979 a Myanmar-2021 (2)

Emilio de Miguel Calabia el

El 14 de noviembre de 1979 la Asamblea General de NNUU adoptó a instancias de ASEAN la Resolución 34/22, en la que se pedía la retirada de las tropas extranjeras de Kampuchea y que terceros Estados se injiriesen en los asuntos internos de los países del Sudeste Asiático y de Kampuchea. La Resolución pedía el respeto a la soberanía, la integridad territorial y la independencia de Kampuchea. Finalmente, demandaba que la cuestión camboyana siguiera figurando en la agenda del siguiente período de sesiones. La Resolución fue votada por 91 Estados; 21 Estados votaron en contra y 29 se abstuvieron; 11 no votaron. Todos los Estados de la órbita soviética sin excepción votaron en contra.

Las resoluciones de la Asamblea General de NNUU no son vinculantes y su fuerza es muy relativa. Sin embargo, tienen una fuerza moral y simbólica. Aunque luego sobre el terreno no vayan a cambiar las cosas, a uno no le gusta verse señalado con el dedo por una asamblea que agrupa a todos los Estados del mundo. Dado el simbolismo de las Resoluciones, lo ideal es conseguir que sean aprobadas por consenso. Eso refuerza su autoridad moral. Conseguir el consenso no es nada fácil. Basta con que un Estado lo pida, para que haya que pasar a la votación. La resolución tendrá mayor o menor autoridad moral en función del número de Estados que la apoyen; se valora especialmente si logra el apoyo de Estados pertenecientes a distintas regiones geográficas. Sobre la base de lo anterior, la votación de la Resolución 34/22 fue buena para los intereses de ASEAN: la ganaron por una diferencia importante y consiguieron el apoyo de muchos y diversos países; la URSS y sus aliados quedaron aislados en esta cuestión. Además, lograron que uno de los puntos de la Resolución estableciese que Kampuchea continuaría tratándose en el siguiente período de sesiones. Dada la complejidad de la política internacional, no resulta fácil mantener la atención de la Asamblea General y del CSNU fija sobre un tema. En los años siguientes, ASEAN se esforzaría con denuedo en conseguir que la Resolución fuese apoyada por un número creciente de Estados como una manera de poner de manifiesto el creciente aislamiento de Vietnam y la URSS en la cuestión de Kampuchea.

Conseguir estos éxitos en NNUU no es algo que pueda improvisarse. Son precisas muchas horas de lobby y de negociaciones y no sólo en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, sino, a menudo, también en Ginebra, donde está el Consejo de Derechos Humanos (Comisión de Derechos Humanos en los tiempos en que se debatía la cuestión camboyana).

En los años siguientes, ASEAN seguiría anotándose éxitos en NNUU, donde más y más Estados comenzaron a apoyar sus posiciones. Algo que ayudaría a ASEAN fue la invasión soviética de Afganistán de diciembre de 1979, que supuso un baldón para la imagen internacional de la URSS, del que ya no se recuperaría. Conseguir éxitos en NNUU está muy bien, pero no basta. Cuando un tema está en la agenda año tras año sin resolverse, acaba instalándose la fatiga. Los Estados que no se juegan nada vital en la cuestión pierden el interés, al tiempo que otras cuestiones más acuciantes van saltando a la agenda internacional. Para tener éxito es preciso salir de las sedes de NNUU en Nueva York y Ginebra.

Del 13 al 17 de julio de 1981 se celebró en Nueva York una Conferencia Internacional sobre Camboya, a instancias de ASEAN. A la misma no asistieron la URSS, Vietnam, Laos y Corea del Norte. La inasistencia es un arma de dos filos. Si te sale bien, haces que la conferencia sea inoperante; si te sale mal, quedas en evidencia y aislado y te arriesgas a que se llegue a una solución sin ti. La Conferencia fue agridulce para ASEAN. China rechazó la propuesta de que se desarmase a todas las facciones camboyanas y se estableciese un gobierno interino. EEUU se colocó del lado chino; le resultaba más importante mantener la alianza con China que había establecido 8 años, que satisfacer las demandas de los Estados de ASEAN, aunque ello supusiese en última instancia apoyar a los khmeres rojos. No obstante, no todo fue negativo para ASEAN: sus miembros mostraron su cohesión ante China y a pesar de no tener el apoyo de EEUU; lograron que la cuestión camboyana siguiera viva; y propusieron ideas que pusieron de manifiesto que ASEAN era parte de la solución.

En junio de 1982 ASEAN logró un golpe maestro. Consiguió que las tres facciones anti-vietnamitas (los khmeres rojos, el FUNCINPEC de Norodom Sihanouk y el KPLNF de Son Sann) formaran el Gobierno de Coalición de Kampuchea Democrática (GCKD). La jugada tenía varias derivadas: 1) Las fuerzas militares anti-vietnamitas aunarían sus esfuerzos, lo que las haría más eficientes en la lucha contra el enemigo. En la práctica esto no ocurrió, porque cada uno insistió en mantener su independencia operativa; 2) Se atraería a aquellos Estados a los que, aun oponiéndose a la invasión vietnamita, les repugnaba apoyar a los khmeres rojos. El GCDK pretendía dar una garantía de que cuando los vietnamitas se retirasen el país no volvería a caer en manos de los khmeres rojos; 3) Como corolario de lo anterior, se lograría mantener e incluso aumentar el número de los Estados que reconocían a Kampuchea Democrática como la representante legítima de Camboya en NNUU; 4) Se aislaría a Vietnam, al mostrar que camboyanos de todas las filiaciones rechazaban la invasión y al régimen pro-vietnamita. Uno de los objetivos de ASEAN desde el inicio fue que el régimen pro-vietnamita de Phnom Penh no adquiriese legitimidad.

La estrategia aseánica funcionó. Poco a poco Vietnam fue viéndose sometida a más y más presión. En 1982 anunció una retirada parcial de sus tropas, que fue puramente cosmética: apenas 1.000 soldados y 15 tanques. Mientras intentaba tratar bilateralmente con los Estados de ASEAN para ver si podía crear fisuras entre ellos, Vietnam trabajaba, en vano, para que la cuestión de Camboya saliese de la agenda de NNUU. Un indicio de lo débil que Vietnam y sus aliados se sentían en NNUU fue que en el 38º período de sesiones de la Asamblea General de NNUU (1983), no cuestionaron la representación de Camboya por KD.

Para 1984, inevitablemente empezaron a aparecer desacuerdos en el frente de ASEAN. Cinco años de conflicto son muchos años. Tailandia y Filipinas eran los más reacios a negociar con Vietnam en tanto no se hubiese retirado de Camboya. Malasia e Indonesia eran más proclives a negociar incluso sin retirada previa vietnamita. Singapur se inclinaba más por la posición tailandesa y filipina, pero prefería que ellas tomaran la iniciativa, para poder jugar el papel de componedor entre bambalinas.

En este contexto, los países de ASEAN y entre ellos muy especialmente Singapur, hicieron una campaña para que la Administración Reagan se involucrase en el dossier camboyano. Tras el final de la guerra de Vietnam, EEUU no había querido saber nada del Sudeste Asiático. La Administración Reagan era más proclive a intervenir, pero sólo para darles en la nariz a los comunistas vietnamitas, no porque tuviera planes de ayudar al GCKD, ni una estrategia para Camboya. Los esfuerzos dieron su fruto: a partir de 1985 EEUU comenzó a apoyar a la resistencia del GCKD. No obstante, EEUU siguió prefiriendo que el protagonismo en la cuestión camboyana lo tuviese ASEAN.

Durante los siguientes tres años, se produjeron cuatro acontecimientos que cambiaron el escenario y encauzaron la situación: 1) Hubo un acercamiento entre la URSS de Gorbachov y China. La URSS, que se estaba desangrando en Afganistán y tenía la economía hecha trizas, no se podía seguir permitiendo el desgaste que le suponía el conflicto camboyano; 2) Las fuerzas anti-vietnamitas sobrevivieron. Militarmente no eran capaces de reconquistar el país, pero el Ejército vietnamita tampoco era capaz de aniquilarlas y de evitar su presencia en las zonas fronterizas; 3) En NNUU, votación tras votación se incrementaba el número de quienes se oponían a la ocupación vietnamita de Camboya; 4) Vietnam comenzó a plantearse, esta vez en serio, retirar sus tropas de Camboya.

Tal vez el punto de inflexión en la crisis camboyana viniera con la visita que el Ministro de AAEE soviético, Eduard Shevardnadze, realizó a la región en marzo de 1987. En su visita a Hanoi Shevardnadze dijo a los vietnamitas que tenían que mover el culo en Camboya y les puso como ejemplo la situación de los soviéticos en Afganistán, que acababa de visitar. En otras palabras, que fuesen pensando en retirar sus tropas más pronto que tarde. También les sugirió que favoreciesen un encuentro entre Hun Sen, el Primer Ministro del régimen pro-vietnamita, y Norodom Sinhanouk, el incombustible rey de Camboya, que ahora ejercía de presidente del GCKD. La impresión de la visita fue lo suficientemente fuerte como para que a los cinco días los vietnamitas anunciaran que retirarían todas sus tropas para 1990. Es más, aceptaron que los khmeres rojos pudieran participar en cualesquiera negociaciones sobre el futuro de Camboya que tuvieran lugar.

Podría continuar contando la historia hasta llegar a 1991, cuando se firmaron los Acuerdos de Paz de Paris que pusieron fin al conflicto camboyano, pero creo que no añadiría nada a lo que me interesa, que es describir la actitud que tuvo ASEAN en la crisis camboyana y lo que logró. La lección fundamental es que ASEAN logró que la crisis camboyana siguiera en lo alto de la agenda internacional porque se mantuvo unida y constante en sus objetivos. Pero la solución final al problema camboyano sólo vino cuando las grandes potencias extrarregionales involucradas llegaron a un acuerdo. Incluso en el mejor de los casos, cuando los Estados aseánicos están bien concertados, hay un límite a lo que pueden conseguir.

 

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