La idea que predomina es que la República de Vietnam del Sur fue un Estado corrupto, incompetente y turbulento, que estaba condenado a ser conquistado por Vietnam del Norte casi desde el minuto cero. Tal vez por eso, la atención que se ha prestado a la República de Vietnam del Sur ha sido escasa y a lo sumo se la ha presentado como una compañera de viaje renuente de EEUU durante el conflicto vietnamita. Con la idea de colmar el vacío historiográfico existente, la Universidad de California organizó en octubre de 2016 un simposio sobre la República de Vietnam del Sur, al que invitó a quince survietnamitas que ocuparon distintas posiciones en la Administración, el periodismo, las Fuerzas Armadas, la Policía y las artes. Así, de pronto, tuvo voz una de las partes en la Guerra de Vietnam a la que pocas veces se ha escuchado.
Los Acuerdos de Paz de Ginebra de 1954 que pusieron fin a la primera Guerra de Indochina estipularon que las tropas francesas se retirarían de Vietnam del Norte y que el país quedaría temporalmente dividido en norte y sur por el paralelo 17. Durante trescientos días las poblaciones podrían cruzar libremente la línea de demarcación. En julio de 1956 tendrían lugar elecciones en todo el país que serían supervisadas por la comunidad internacional. Los Acuerdos fueron violados por ambas partes. No creo que ni unos ni otros se creyeran lo de las elecciones panvietnamitas de 1956.
Lo primero fueron los trasvases de población. Unas 120.000 personas se fueron del sur al norte, mientras que el viaje en sentido contrario lo hicieron 800.000 personas. De éstas bastantes lo hicieron por convicción; haber probado un poco de régimen comunista les había convertido en anticomunistas decididos. Pero muchos fueron los que se desplazaron impulsados por la propaganda norteamericana en lo que se denominó “Operación Pasaje a la Libertad”. EEUU sobre todo atizó los temores de la minoría católica. Deseaba que emigrasen al sur para ampliar la base de su protegido, el católico Ngo Dinh Diem. Los norvietnamitas tampoco jugaron limpio del todo. Por un lado trataron de frenar el éxodo hacia el sur y por otro, dejaron en el sur depósitos de armas y cuadros del Viet Minh, por si hacía falta reunificar el país por la fuerza. Spoiler: hizo falta.
Los primeros meses de lo que se denominó el Estado Asociado de Vietnam fueron caóticos. Ngo Dinh Diem logró imponerse a base de firmeza; fue implacable con sus enemigos. En julio de 1955 anunció que Vietnam del Sur no participaría en las elecciones previstas en los Acuerdos de Ginebra. Sus razones fueron: 1) Vietnam del Sur no había participado en las negociaciones de Ginebra, por lo que no se sentía obligado por lo acordado allí; 2) El gobierno de Hanoi había creado condiciones que hacían imposible unas elecciones libres e imparciales en el norte. Hay quienes han afirmado que ni Diem, ni EEUU querían las elecciones porque temían fundadamente que las ganasen los comunistas. Es posible; lo que es cierto es que Diem tenía razón en el punto 2): era impensable que los comunistas fueran a tolerar unas elecciones libres e imparciales en el territorio que controlaban. En octubre de 1955 convocó un referéndum sobre la forma del Estado, que de manera chulesca ganó con el 98% de los votos. Los norteamericanos le habían aconsejado que se conformase con un 60/70%, que quedaba como más presentable.
Los primeros cinco años de Diem fueron buenos. Vietnam del Sur logró la estabilidad política y desarrolló unas fuerzas militares creíbles. La transición de una economía comandada por Francia a otra independiente se realizó con suavidad. En educación, se reemplazó el modelo francés por otro vietnamita. Saigón se convirtió en un centro cultural y artístico importante.
Vu Quoc Thuc, que fue gobernador del Banco de Vietnam, narra cómo fue el desengarce monetario y económico de Francia. Nguyen Duc Quong, que fue Ministro de Comercio e Industria, ensalza el grado de desarrollo económico que se alcanzó y reconoce la parte que tuvo que ver EEUU. El relato de Pham Kim Ngoc, Ministro de Economía en el difícil período de la vietnamización de la guerra (1969-1973), se centra en las dificultades para estabilizar la economía en ese período. Para 1973, justo cuando habían comenzado a estabilizarla, los Acuerdos de Paz de Paris y la retirada de los norteamericanos, forzaron a la economía survietnamita a asumir los costes de la guerra, algo para lo que no estaba preparada.
Hacia 1959 la marea empezó a cambiar. Los ataques terroristas comunistas comenzaron a hacerse más frecuentes. La corrupción, el autoritarismo y el nepotismo de Diem y su hermano Nhu empezaron a ser insoportables. Aunque militarmente Diem se había apuntado algunos éxitos, las protestas políticas iban in crescendo. La Administración Kennedy llegó a la conclusión de que Diem era el problema y dio luz verde al golpe de estado que el 1 de noviembre de 1963 le derribó y terminó con su vida. El juicio de la Historia ha sido benévolo con Diem. Tenía sus defectos, pero supo dirigir la República. Los norteamericanos, que le habían dejado caer, acabarían echándolo amargamente de menos.
Los años siguientes fueron años de caos, con generales peleándose entre sí y gobiernos civiles débiles. Hanoi aprovechó la situación para reforzar la presión militar sobre el régimen de Saigón. La situación parecía tan desesperada, que EEUU decidió enviar tropas en 1965. No sé si fue peor el remedio que la enfermedad. Los survietnamitas se encontraron de repente que su país se había convertido en el campo de batalla entre el comunismo mundial y el denominado Mundo Libre. Solemos ver la guerra de Vietnam como un enfrentamiento entre EEUU y Vietnam del Norte y fue mucho más. Para empezar estaban los survietnamitas para quienes era simultáneamente una guerra de agresión y una insurgencia. Los norvietnamitas estaban apoyados por la URSS y China. Del lado norteamericano lucharon otros contingentes aliados: 48.000 surcoreanos, 32.000 tailandeses, 7.000 australianos… ¡y hasta un equipo de médicos militares españoles!
La intervención militar norteamericana posiblemente salvase a Vietnam del Sur en 1965, aunque la intervención tal vez no hubiera sido necesaria, si los norteamericanos se hubiesen estado tranquilitos y hubiesen dejado hacer a Diem. Pero la intervención también tuvo sus efectos negativos: el Ejército survietnamita perdió la confianza en sí mismo y se acostumbró a depender de los norteamericanos; los norteamericanos con su tendencia a disparar primero y preguntar después y su pobre dominio de la contrainsurgencia, es posible que contribuyesen a que la lucha por los corazones del campesinado no fuese tan exitosa como habría podido ser y desde luego a lo que contribuyeron fue al gran éxodo de campesinos a las ciudades; la llegada de miles de soldados cargados de dólares, unido a los desembolsos norteamericanos tuvieron efectos deletéreos sobre la economía y la sociedad survietnamitas: inflación, corrupción, gasto en productos de lujo que habría debido dirigirse a otras partidas, desequilibrios económicos…
En 1966 un levantamiento budista en la zona costera central del país, obligó a la junta militar a introducir reformas. En 1967 se promulgó una nueva Constitución, se estableció un parlamento bicameral y se celebraron elecciones presidenciales, en las que resultó ganador el dictador militar Nguyen Van Thieu, el mismo que las había convocado. Tal vez las elecciones no hubiesen sido muy limpias, pero el país consiguió cierta estabilidad política. Había nacido la Segunda República.
Los testimonios del libro presentan la Segunda República bajo una luz bastante favorable, una luz que uno no se encuentra si recurre sólo a libros escritos por historiadores norteamericanos. Hubo desarrollo económico. Se introdujeron reformas administrativas. En el campo se inició una reforma agraria que convirtió a los campesinos en propietarios (lo cuenta Cao Van Than, que fue Ministro de Reforma de la Tierra y de Desarrollo Agrícola). Aunque el gobierno era autoritario, hubo una eclosión en el mundo cultural, en las artes, en el periodismo… Vietnam del Sur era una sociedad vibrante y abierta.
Varios de los testimonios del libro lo muestran. Nguyen Huu Phuoc y Vo Kim Son cuentan los trabajos para crear un sistema educativo moderno en Vietnam del Sur. Pham Tran y Trung Duong hablan de la situación de la prensa. Había censura y presiones del gobierno, pero la modesta libertad de expresión de que gozaba la República de Vietnam, ya la querrían muchos países en la actualidad. Mientras que las historias de la guerra de Vietnam ensalzan a los corresponsales de guerra occidentales, casi nadie habla de los corresponsales de guerra survietnamitas, que en ocasiones eran quienes hacían el trabajo más sucio y peligroso. Vu Thanh Thuy cuenta el punto de vista de estos corresponsales. La escritora Nha Ca (nombre real Tran Thi Thu Van) habla de la escena literaria de Saigón y la actriz Kieu Chinh de la industria cinematográfica.
La ofensiva Tet que lanzaron los comunistas en 1968 fue un fracaso y mostró el grado de resistencia que había alcanzado Vietnam del Sur. Por desgracia, la ofensiva supuso un shock para la opinión pública norteamericana a la que habían estado diciendo todo el rato que la victoria estaba al cabo de la esquina. Tras la ofensiva Tet, EEUU ya sólo pensó en cómo salir de Vietnam.
Las cosas empezaron a torcerse en 1971. Las elecciones presidenciales de octubre de 1971 fueron una farsa. El único candidato fue Thieu, que acentuó su deriva autoritaria. El precio que la República de Vietnam pagó fue que perdió legitimidad a nivel internacional y la sociedad se dividió. En lugar de centrarse en la lucha contra el enemigo comunista, los survietnamitas dispersaron muchas energías tratando de librarse del autócrata corrupto de Thieu.
Los Acuerdos de Paz de Paris de enero de 1973 fueron una puñalada en la espalda de la República de Vietnam. En el libro, Hoang Duc Nha, que fue asesor del presidente Thieu en las negociaciones de Paris, describe con amargura cómo EEUU traicionó a Vietnam del Sur y se entendió con Vietnam del Norte a sus espaldas, mintiéndoles incluso sobre lo que estaban negociando realmente. EEUU estaba dispuesto a aceptar la conquista de Vietnam del Sur por Vietnam del Norte a condición de que transcurriera un intervalo de tiempo decente desde la firma del Acuerdo. La realidad es que la esencia del Acuerdo era permitir a EEUU retirarse de Vietnam con la cabeza más o menos alta; el futuro a largo plazo de la República era lo de menos.
Vietnam del Sur acabaría firmando la paz a regañadientes el 27 de enero de 1971, fiándose más o menos de las promesas norteamericanas de que continuaría prestándole asistencia financiera y de que respondería si Hanoi violaba el Acuerdo. Como quiera que fuera, el Acuerdo dejó en el Sur importantes efectivos comunistas, preparados para reiniciar la guerra cuando hiciera falta.
Las cosas ocurrieron como Hoang Duc Nha había prevenido a Thieu. En 1974 el Presidente Nixon dimitió como consecuencia del Watergate y el Congreso, en manos de los demócratas, tenía pocas ganas de honrar los compromisos adquiridos por la Administración republicana. Cuando Vietnam del Norte lanzó su ofensiva final en diciembre de 1974, EEUU no reaccionó. El Ejército de Vietnam del Sur, demasiado acostumbrado a la ayuda norteamericana, desmoralizado y mal mandado se hundió y en apenas cinco meses la República de Vietnam del Sur dejó de existir.
Muchas de las voces del libro se quejan del olvido norteamericano. Uno ve películas norteamericanas sobre la guerra y parece que allí sólo lucharon los estadounidenses, que no había tropas survietnamitas. Los únicos vietnamitas que aparecen son los guerrilleros del Vietcong, por los que los norteamericanos sienten una extraña fascinación, y las prostitutas vietnamitas. Si uno lee libros sobre la guerra de Vietnam escritos por los norteamericanos, la impresión es la misma. No hay menciones a la vibrante vida cultural de Saigón, ni a sus periodistas valientes, ni a la reforma agraria. La República de Vietnam del Sur aparece descrita en esos libros como un lugar corrupto, caótico y turbulento, con un Ejército inútil y con unas prostitutas embelesadoras.
El testimonio de Bui Quyen, que llegó a ser teniente coronel en el Ejército de Vietnam del Sur, merece la pena de ser leído, porque son muy pocas las veces que oímos a los soldados survietnamitas contar su versión de la Historia. Bui Quyen piensa que el gran fallo de Vietnam del Sur fue en el terreno de la propaganda. Los comunistas les vencieron en ese terreno y lograron infiltrarse en muchos segmentos de la sociedad. También les vencieron a nivel internacional, donde la imagen de Vietnam del Sur siempre fue pobre. Un ejemplo: una escena que dio la vuelta al mundo fue la del Comandante de la Policía Nacional descerrajando un tiro en la sien a un agente comunista que acababa de ser capturado; lo que no dio la vuelta al mundo fue que ese agente acababa de matar a sangre fría a toda la familia,- niños incluidos,- de un miembro de la policía.
A pesar de que barre para casa, el testimonio de Bui Quyen reconoce que las fuerzas survietnamitas habían adquirido el hábito de depender de los bombardeos de los B-52 norteamericanos. Algo parecido dice Nguyen Cao Ky, que fue Jefe de la Fuerza Aérea Survietnamita y Vicepresidente de la República, en su libro “¿Cómo perdimos la guerra de Vietnam?”. Para él no fue sólo la dependencia de EEUU lo que llevó a la derrota, también fue que la intervención norteamericana creó un estado de ánimo que un soldado expresó a la perfección: “¿Por qué deberíamos combatir? Los americanos se encargan del combate por nosotros. Relajémonos.”
El libro lo cierra el artículo del historiador Tuan Hoang, que hace valer las memorias escritas por los survietnamitas como una manera de contar la Historia de la República de Vietnam desde el punto de vista vietnamita. Tuan Hoang enumera los temas que más aparecen en las memorias, que es tanto como decir los temas que más importaron a los survietnamitas, lo que no tiene nada que ver con los temas que más importaron a los norteamericanos. Estos son: 1) El período turbulento de 1954-55, hasta el afianzamiento en el poder de Ngo Dinh Diem; 2) La construcción nacional en el período de Diem, cuya figura con el beneficio de la distancia se ha visto ensalzada; 3) La Segunda República, especialmente en los avances democráticos y culturales que hubo y en la promesa que traía y que no fue realizada. En general las memorias son muy críticas con Thieu.
Tuan Hoang concluye refiriéndose a la nostalgia de la República que se ha puesto de moda entre los vietnamitas y precave contra el riesgo de que la nostalgia,- muy evidente en los artículos del libro-, lleve a una visión exagerada y hasta falsificada de lo que fue la República de Vietnam.
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