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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

Suso/Satur

Emilio de Miguel Calabia el

(Suso con Manuela)

Nunca conocí a Suso (o Satur, su nombre literario en Opuslibros) en persona. Le descubrí a través de una página, Opuslibros, en la que ex-miembros del Opus relatan sus experiencias dentro de la Obra y reflexionan sobre éstas. A diferencia de otros que escriben en la página con mucho dolor y una pizquita de resentimiento, Suso narraba sus experiencias dentro del Opus como algo muy surrealista y absurdo, pero también muy divertido, que le había ocurrido en un tiempo remotísimo. Suso había inventado un lenguaje humorístico propio e irrepetible, para contarlo. Transcribo algunos ejemplos:

“Cuentan que en la primera comisión que la ONU formó para tratar de negociar un alto el fuego entre Israel y Palestina un comisionado propuso, con una candidez fantástica que el problema entre los estados se solucionaba si “se llevaban como buenos cristianos”. Hala, chúpate esa marquesa. Y clairo, la comisión se terminó en ese mismo instante.”

“Hay gente que no quedas para hablar unas horas, sino unas botellas.”

“Por más vueltas que daba al careto de ese tipo no caía. Tenía delante de mi un prototipo de jefe de planta de Corte Inglés, rubio, un metro noventa, sonrisa “soy yo, soy yo, soy yo, Señor, que contigo quiere hablaaaaarrrr”, adornada por unos labios que recordaban algo parecido al cartílago de un caracol, traje impecable, mirada de iglú, pero nada en él me recordaba al niño que se suponía que yo di clase. Los que yo he dado clase, aunque fuese sólo durante un año, los distingo de seguida: están tocados del ala y tienen cara así como de desorden interior profundamente deteriorado, de alguien que está buscándose en alguna parte. No falla. Cuando me los encuentro y pregunto “yo te di clase, ¿verdad?”. La contestación siempre es “SÍ”.Y una mirada lobotomizada que te observa con la curiosidad de un proctólogo.”

Canción compuesta por Suso para sus estudiantes:

“Soy tu cervatillo, Señor, y bebo de tus aguas. (Estribillo)

Aunque se me enrosquen los cuernos en las ramas,

Soy tu cervatillo.

(Estribillo)

Cuando voy por la praderilla,

Yo diviso cervatilla

¡¡¡PERDÓN, SEÑOOOOORRR!!!”

“Padres de familias hechos y derechos que les da por probar y, derrepenete, depronoto, se descubre que tiene un amante, como aquel de un colegio que le pillaron con el subdelegado del gobierno en la provincia y el tío, en pelota picada, le decía a la mujer y al suegro “¡pero si sólo era por probar!”.

“Aclaración segunda: cuando unos profesores hablan de sus alumnos, cuando están solos, no acostumbran a decir “Juanito no está motivado”, o “Manolito es hiperactivo”, o “Jacobo tiene lateralidad cruzada del conquevo de la refractaria”. No, eso no va así: lo que se dice es “Juanito me tiene hasta los cojones”, o “Manolito es gilipopllas”, o “Jacobo es más tonto que mear en un porrón”. Luego, durante la entrevista con los padres, uno ya sabe traducir los términos y convertirlos a Román Paladín.”

Suso no era solamente un cachondo mental, era una persona profunda en un tiempo en que no se llevan las personas profundas. Al salirse del Opus estaba muy perdido. Había quien le había anticipado que si se salía le esperaba un futuro de soledad y barras americanas. Casi como a Ábalos. Sabía lo que había detrás del cachondeo, “un pobre hombre, un desventurado. Un tipo atrapado en miserias y vanidades que sabía simular, esconder y mentir. Un hombre que confesaba en iglesias perdidas historias que no tenían ningún sentido y salía de ellas pensando “¡vaya mierda de vida, vaya mierda!”

Fue entonces que apareció Manuela en su vida y vivieron una de ésas historias de amor que te dan para tres vidas seguidas. “Te quiero por muchas razones, pero ésta me conmueve de un modo difícil de explicar: saber que yo no era más que un pobre cobarde, un clown de circo a cuyas mejillas iban todas las bofetadas. Y tú apareciste como aparece el amor: un fatalismo alegre que atrapa, transfigura y rompe de verdad un corazón acortezado, con una belleza insoportable, como la belleza insoportable de la música. Un amor que me comprometía hasta los tuétanos y hacía que mi vida fuese, quizás por primera vez, una auténtica historia tan hermosa, absurda, extraña y misteriosa como la mejor de la novelas, como la mejor de las películas.” Hay que tener mucha suerte para poder vivir un amor así. Y esa suerte sólo la tienen los que saben amar.

Manuela murió de ELA. Tal vez sea que hay amores que no son de este mundo.

Suso tenía un blog, ¡Qué barullo en la herida!, cuyo nombre estaba tomado de un poema de Gloria Fuertes. Era un blog que hablaba de la cotidianeidad de todos los días con una profundidad inusual. Termino esta entrada con un comentario suyo sobre un cuento de Stevenson que habla de un pájaro al que hay que buscar y escuchar.

“El canto de ese ruiseñor es el que se oye cuando de verdad estás enamorado, cuando has sentido la caricia de Dios, o la belleza de un verso, la canción que nunca cansa escuchar. Y es bueno tener esa referencia de Stevenson a la hora tomar la temperatura moral de nuestra vida: si no escuchas la nota del ruiseñor, ¡sal corriendo de ese bosque en el que te encuentras!”

 

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