
(Bandera del Estado wa)
EEUU ya habÃa detectado el papel crucial que jugaba Tailandia en el tráfico de drogas. La DEA decidió abrir no una, sino dos oficinas: una en Bangkok y otra en Chiang Mai. La CIA encontró inadmisible que la DEA se metiera en su feudo y marcó el terreno, dejando claro qué narcotraficantes podÃan ser perseguidos y cuáles no. El emergente Khun Sa parecÃa un objetivo legÃtimo para la DEA, pero habÃa un problema. La DEA no podÃa detener a sospechosos sin más. Sólo hacÃa las investigaciones preliminares y entonces pedÃa a la policÃa local que los arrestase. El problema era que la policÃa tailandesa estaba comprada por Khun Sa.
La DEA mantuvo su presión sobre Khun Sa y logró avivar su paranoia. Eso, unido al disgusto de varios oficiales de su milicia a los que molestaba que Wei fuera su niño mimado y comenzaron a sembrar dudas sobre su lealtad, hizo que un buen dÃa Khun Sa le encarcelara en una suerte de ataúd metálico subterráneo.
Eventualmente Khun Sa fue expulsado violentamente del Shanland, que habÃa creado en el interior de Tailandia, cerca de la frontera, por tropas tailandesas espoleadas por la DEA. No atraparon a Khun Sa, que se instaló en el territorio shan de Birmania y comenzó a largar sobre lo que hacÃa la CIA. La operación habÃa resultado un fiasco total.
Un poco antes de esos hechos Wei fue liberado de su encierro por sus dos hermanos, que sobornaron a quien tenÃan que sobornar, y se marchó a Taiwán para poner tierra por medio. Allà Wei sopesó sus opciones. HabrÃa podido convertirse en un empresario normal. Habilidades no le faltaban. Pero eso hubiera sido desperdiciar su principal talento y experiencia. QuerÃa regresar al Triángulo de Oro, pero tenÃa que encontrar un grupo en el que insertarse. Los comunistas que se oponÃan al opio, no eran una opción. Tampoco lo eran los Exiliados, ni, evidentemente, la milicia de Khun Sa. Su única opción era la banda con peor reputación, el Ejército Nacional Wa. A pesar del nombre grandilocuente era una banda de mercenarios que se vendÃa al mejor postor y que era leal a Shah. Wei se desplazó a su territorio y les hizo una propuesta: para progresar en el mundo del narcotráfico hacen falta contactos y Wei los tenÃa. Wei llegó en el momento adecuado, porque Taiwán acababa de cerrarle el grifo del dinero a Shah. Mejor todavÃa, llegó en el momento en el que los Exiliados, derrotados por Khun Sa, se habÃan retirado del juego. La CIA pensó que podÃan servirle de herramienta para frenar a su archienemigo Khun Sa, cuando descubrieron que no podÃa, lo dejaron caer.
Wei fue detenido en noviembre de 1988 a instancias de la DEA mientras realizaba un viaje de negocios a Chiang Mai. Todo apuntaba a que le tocarÃa pasar entre 10 y 30 años en una cárcel norteamericana. Eso era no contar con la corruptibilidad de los agentes carcelarios tailandeses: le dejaron escapar. Se refugió en su antiguo feudo, un espacio restringido de 260 kilómetros cuadrados rodeado por las fuerzas de Khun Sa. Era cuestión de tiempo que éste le aniquilase.
Nuevamente la suerte sonrió a Wei. En abril de 1989 los combatientes wa que habÃan estado luchando en el Partido Comunista de Birmania se amotinaron. HabÃan tenido bastante de servir a una gerontocracia birmana desligada de la realidad. Una gerontocracia que sólo habÃa servido para crear miseria en las tierras wa. Lai y Bao Youxiang fueron los lÃderes de quienes depusieron a la vieja gerontocracia. Ambos decidieron que los wa nunca más lucharÃan las guerras de otros. HabÃa llegado el momento de crear el Estado Wa.
El Estado Wa heredó unas arcas vacÃas del PCB. Aunque a Lai le repugnase, el Estado tendrÃa que apoyarse en el opio. El plan era que 300.000 o 400.000 campesinos wa cultivasen el opio. Los 15.000 soldados de las FFAA lo cosecharÃan y, para no molestar a China, lo enviarÃan a través de intermediarios a en la frontera birmano-tailandesa. La operación era compleja y Lai no sabÃa cómo ejecutarla. Ahà fue donde apareció Wei, que sà que sabÃa.
Para 1990 el Estado Wa se habÃa convertido en un gigante en la producción de heroÃna, que rivalizaba con Khun Sa. Ambas organizaciones procesaban juntas 2.000 toneladas de opio, cuatro veces la producción del triángulo de opio una década antes. Birmania abasteció el 60% de la demanda de heroÃna de EEUU. A Lai le preocupaba el impacto que pudiera tener sobre su Estado la Guerra contra las drogas decretada por EEUU. Él no sabÃa nada sobre Occidente. Necesitaba a alguien que pusiera leer la mente de los blancos. Se le ocurrió que esa persona podÃa ser su antiguo enemigo Saw Lu. Le hizo llamar.
El encuentro entre dos personas que se han intentado matar mutuamente puede salir muy bien o muy mal. En este caso salió muy bien. Ambos compartÃan muchos rasgos de carácter y cada uno respetaba sinceramente al otro. Además ambos eran fieramente nacionalistas y querÃan lo mejor para el pueblo wa. Y otra coincidencia, a los dos les repugnaba el cultivo del opio. Lai reclutó a Saw Lu como asesor.
Saw Lu decidió que podÃa aprovechar su condición de agente encubierto de la DEA y agente encubierto del gobierno birmano para que los wa pudieran desengancharse del comercio del opio. Su idea fue proponer un pacto a los norteamericanos. Los wa renunciarÃan a los ingresos de la heroÃna a cambio de ayuda de cooperación norteamericana. Adelanto acontecimientos: a Saw Lu no se le pasó por la cabeza que las rivalidades entre las agencias norteamericanas podrÃan dar por tierra con su plan.
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