
Hay una tendencia en el cine de Hollywood a mostrarnos mujeres muy empoderadas. “Barbie” y “Blancanieves” serían dos buenísimos ejemplos. Nada que objetar a que Margot Robbie y Rachel Zegles ocupen en el imaginario el sitio que un día ocuparon Paul Newman y Anthony Perkins.
Tal vez lo que me mosquea un poco sea cuando esa revalorización de la mujer va acompañada de una denigración de lo masculino. Yo creo en los compromisos y las situaciones grises, donde ni todo es reluciente, ni tampoco un asco.
Todo lo anterior viene a cuento de “Sé lo que hicisteis el último verano”, versión de 2025, donde hay algunos capones sutiles y no tan sutiles dirigidos al género masculino.
En un momento dado una de los personajes está tomando café. La taza tiene un dibujo como de gotas y en el centro la leyenda “Lágrimas del patriarcado”.
Hacia el final un personaje comenta: “Todo se arreglaría si los hombres fueran a terapia”. La principal asesina (hubo dos) era una mujer, pero son los hombres los que necesitan terapia. La observación no es del todo justa. El 7% de los varones norteamericanos van a terapia así como el 11% de las mujeres. No me parece que haya mucha desproporción en los números.
Al final las dos protagonistas que han sobrevivido a la racha de asesinatos en las que han muerto sus novios (todos los muertos son hombres, salvo la mujer asesina; se ve que el cromosoma “y” afecta gravemente al instinto de conservación. ) están charlando y una le dice a la otra “somos almas gemelas”. Tanto esta escena como la que tiene lugar tras los títulos de crédito entre los personajes de Karla Wilson y Julie James, se juega con la ambigüedad de si serán parejas románticas o no. Yo me inclino por que sí y su corolario: “¿Quién necesita a los hombres cuando nos lo podemos montar entre nosotras?”
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