Seguro que si en alguna ocasión has visitado a un nutricionista con motivo de perder unos kilos, te habrá insistido con que no te peses en casa, esto suele ser por dos motivos: uno es por el peligro que supone que se convierta en una rutina obsesiva y otro porque el dato numérico que proporciona la mayoría de las veces no es del todo real.
Desde las primeras básculas analógicas, hasta las máquinas de bioimpedancia que tenemos en la actualidad se ha visto una gran evolución, pero, ¿Quiere decir que ahora sean mejores o peores, o simplemente que nos proporcionan más información?
Hoy vamos a hacer una pequeña revisión de todas las básculas que se comercializan en la actualidad.
Las más antiguas y las que seguro que todos recordamos en el baño de nuestros abuelos o padres son las básculas analógicas. Con un rango de números y al subirnos una aguja indica el peso en el que estamos, sin embargo, la información que nos da no suele ser del todo precisa, ya que indican el peso en kg pero no los gramos exactos.
Más tarde, aparecieron las básculas digitales, que requieren un poquito más de cuidado porque necesitan pilas o baterías para funcionar, pero tienen la ventaja de que pesan menos, por lo que son más fáciles de transportar y son más precisas a la hora de indicarnos el peso, ya que generalmente estas suelen reflejar los kilos y los gramos expresados hasta en dos decimales (suele ser con uno).
En la actualidad, las que más se comercializan y más información nos proporcionan son las básculas de bioimpedancia eléctrica.
Son muchas las personas que vienen a consulta con los datos en el móvil y es que hay modelos que además funcionan con wifi o bluetooth mandándonos los datos automáticamente a nuestro dispositivo móvil.
Si alguna vez has investigado sobre este tipo de básculas habrás visto que los precios oscilan desde 30 euros hasta 10.000 euros o más, pero ¿Qué es lo que determina esta gran diferencia de precio?
Su funcionamiento se debe a unos electrodos que generan una corriente eléctrica a muy bajos amperios. El agua corporal favorece su circulación por el cuerpo y la grasa ofrece mayor resistencia, por lo que según lo que tarde la circulación de esta corriente en recorrer los diferentes tejidos refleja una medida del agua corporal total y mediante algoritmos en función de la edad, estatura, sexo… calcula de forma indirecta el resto de parámetros.
Uno de los motivos por los que suele variar el precio es en función de los electrodos que tenga la báscula.
Las más básicas tienen solo dos electrodos en los pies, pero si vamos aumentando la gama veremos que hay otras que tienen dos en los pies y dos en las manos, o algunas que tienen hasta cuatro electrodos en los pies y cuatro en las manos. Cuantos más electrodos tenga generalmente la báscula, más información nos proporcionará.
Cierto es que cada vez las básculas son más sofisticadas pero si no sabemos interpretarla esto puede ser un error. Además, hay que tener en cuenta que la evolución no suele ser lineal y esto puede desencadenar en frustración.
A pesar de proporcionarnos tantos datos, los valores que nos indican son los del momento de la medición, cosa que puede variar en función del agua que estemos reteniendo en ese mismo instante.
Elisa Escorihuela Navarro
Nutricionista y Farmacéutica
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