En pleno auge de la nutrición y de una alimentación saludable basada en alimentos mÃnimamente procesados, como muchas cosas en la vida, suelen aparecer los extremos y es por eso que, a veces, lo que es una buena intención, como la de comer más saludablemente, puede llegar a convertirse en una obsesión que nos aleja muchÃsimo de lo que realmente es salud y especialmente del equilibrio emocional.
El ‘realfood’ es un movimiento que nos invita a conocer, identificar y seleccionar aquellos productos mÃnimamente procesados y que contienen en sus ingredientes una lista muy corta de ellos. Es decir, basar nuestra alimentación (la mayorÃa del tiempo), en un patrón alimentario donde predominen alimentos frescos, de proximidad, sin aceites vegetales refinados (como el aceite de girasol o de semillas), azúcares refinados, grasas trans y un exceso de aditivos. Es una premisa que sin duda nos va a acercar a una alimentación saludable. Pero esto no debe ser un todo o nada.
Llevarlo al extremo puede hacernos caer en un control excesivo de aquellos alimentos que consumimos, deteriorando la relación con la alimentación o creando un sentimiento de culpabilidad cuando consumimos aquellos alimentos que no son 100% adecuados bajo este criterio.
Al igual que con otros hábitos diarios, lo que comemos diariamente es importante, por eso en nuestra planificación semanal deben abundar alimentos nutritivos que aporten a nuestro organismo todos los nutrientes que necesita para su correcto funcionamiento y cuanto menos procesados, es decir, frescos, mucho mejor pero eso no quita que puntualmente consumamos algún alimento que se salga de esta pauta sin llegar a obsesionarse, vamos, que si un dÃa te quieres tomar un dulce y eres una persona que tienes hábitos saludables, pues no pasarÃa nada. AhÃ, en ese equilibrio está la virtud.
No sentir culpabilidad ni obsesionarnos con buenos y malos alimentos es la clave. El conocimiento de lo que es saludable está claro que nos invita a seguir unos hábitos que proporcionan salud pero evitar eventos, alimentos u otras circunstancias que nos hacen salir de una pauta tan estricta (que nos hemos implantado nosotros mismos) no es saludable, especialmente para nuestra cabeza. Hay que seguir un patrón saludable, por supuesto, pero llegar al radicalismo nunca es la mejor opción tanto en el caso de buscar un objetivo estético o de salud recuerda, siempre no es mejor. La constancia y un equilibrio es muchas veces más importante.
Elisa Escorihuela Navarro
Nutricionista y Farmacéutica
Otros temas de interés:
Lo que tienes que saber sobre la presencia del mercurio en el pescado
Los beneficios del mankai, la lenteja de agua: asà los puedes aprovecharÂ
Torrijas súper chocolate: la receta que parece una bomba calórica pero no lo esÂ
Tres recetas para reducir los hidratos de carbono de tu alimentación
Nutrición