ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs A bordo del J. S. Elcano por Gonzalo Jiménez Tapia

Viaje por el Puerto Rico español de Ponce de León

Con la visita de Elcano se unen tres conmemoraciones históricas en Puerto Rico: 500 años de la fundación de San Juan, 501 años del fallecimiento de Ponce de León y la Primera Vuelta al Mundo de Elcano en 1522

Viaje por el Puerto Rico español de Ponce de León
Gonzalo Jiménez Tapia el

Pasear por el viejo San Juan es, literalmente, descubrir las raíces comunes que unen a los puertorriqueños con la madre patria, como ellos mismos llaman a España. El Juan Sebastián de Elcano se adentra en su bahía – descubierta por Colón y conquistada (como el resto de la isla) por Ponce de León, hace ya cinco siglos – intercambiando veintiuna salvas con una pequeña batería costera del ejército norteamericano. Pero unas millas más adelante, la Historia – con mayúsculas – del pasado español de Puerto Rico se deja ver desde el buque-escuela.

Tres banderas enormes cuelgan de los balcones del convento de las Siervas de María, un edificio blanco e imponente a los pies de la costa. Es una tradición de más de 100 años, que las monjas realizan cada vez que Elcano – y un barco español – se detiene en la isla. A estas banderas se unen otras muchas rojigualdas que sostienen compatriotas desde el litoral. La respuesta de Elcano no se hace esperar y hacen sonar la bocina mientras la dotación saluda con la gorra.

Una vez atracados en el muelle número uno, al poner un pie en tierra ya se está caminando por el centro histórico. Está tan cerca que el buque parece un edificio más, incrustado en la ciudad vieja de San Juan, donde los altos techos, el estilo andaluz de los balcones y los curiosos adoquines plateados de sus calles, que trajeron los galeones españoles desde Liverpool, dan constancia de su pasado español.

El Juan Sebastián de Elcano desde la mullara del San Juan Viejo – Gonzalo Jiménez

Desde una de esas calles se desemboca en la plaza de San José donde se encuentra la estatua del explorador Juan Ponce de León, que fue derribada en enero por unos vándalos – y recuperó su lugar pocos días después del incidente – como protesta por la visita del rey Felipe VI a la capital puertorriqueña. La efigie está hecha con el acero de cañones británicos y su brazo derecho apunta a los restos de Caparra, el primer asentamiento español de la isla que fundó el explorador en 1511. Su legado queda patente recorriendo la ciudad, que recupera los mimbres de su época, el siglo XVI, para contar su propio pasado. Esta es su historia.

La existencia de la isla Boriquén (nombre taíno) se remonta, casi, veinte años atrás, durante el segundo viaje de Colón a La Española (actual República Dominicana) en 1493. En esa travesía navegaron por las costas de la ínsula, todavía inexplorada, que el Almirante de la Mar Océana bautizó con el nombre de San Juan Bautista. En ese viaje le acompañaban un joven Ponce de León, que, desde aquel momento comienza sus aventuras en territorios caribeños.

Plaza de San José y la estatua de Ponce de León. Gonzalo Jiménez

Participa en la conquista de La Española, donde alcanza un puerto de relevancia y construye una casa sobre una gran extensión de tierra que utiliza como granja y campos agrícolas. Pero ante las noticias de posibles riquezas en San Juan, un territorio todavía virgen, decide pedirle permiso a Nicolás de Ovando (gobernador de La Española) para conquistarla. En 1508 se embarca en una expedición que consigue crear el primer asentamiento en Boriquén: levanta una casa mediana y cultiva la tierra, siguiendo el modelo utilizado en La Española. Al poco tiempo encuentra 826 pesos y cuatro tomines de oro, lo que supone el pistoletazo de salida para una expansión de los dominios y su enriquecimiento personal.

La empresa pasaba también por la firma de un contrato con Ovando para repartir el beneficio entre el adelantado y la corona a partes iguales. Ponce tuvo la suerte de tener el favor de Fernando el Católico y, a pesar de las limitaciones que le puso el nuevo gobernador, Diego Colón, en 1509 el monarca le nombró gobernador interino de San Juan. Desde ese momento, la pequeña población de Caparra se trasforma en la primera capital insular, donde vive con su mujer y sus hijos.

Pero la isla de San Juan Bautista se le hace pequeña. Al poco tiempo toma el mando de una expedición para encontrar las desconocidas islas caribeñas de Bimini que, posteriormente, muchos quisieron relacionar con la fantástica “fuente de la eterna juventud´´. Pero los deseos de Ponce de León eran terrenales. Se dirige al norte, hacia Cuba, por las mismas aguas por las que navega ahora el Juan Sebastián de Elcano. Subió más al norte y allí, en fechas de Pascua, encontró una costa llena de islotes y flores a la que llamó Pascua Florida. Sin imaginarse la inmensidad de territorio que se extendía más allá de su vista: había descubierto Florida.

Regresa a la Península de inmediato para contarle en persona a Fernando el Católico su hallazgo y así afianzar la confianza del monarca. En Castilla el rey le nombra adelantado en Bimini y Florida, un gesto importante para él, pero también para la historia, porque es la primera vez que aparece reflejado el nombre de Florida en un documento. Además, Ponce de León vuelve a San Juan desde Sevilla al mando de una Armada y con un aumento de suelo, por los servicios prestados, que alcanza los 50.000 maravedís.

De vuelta en Caparra se produce un hecho importante para el devenir de la isla. Los Jerónimos y autoridades locales proponen que se cambie la capitalidad a un islote del noreste llamado Puerto Rico. El proyecto sale adelante con la oposición de Ponce de León y se abandona Caparra. Además, se intercambian su nombre: el islote pasa a llamarse San Juan y la isla Puerto Rico.

Plaza de Colón de San Juan. Gonzalo Jiménez

La actual San Juan conmemora la figura de su primer gobernador con una efigie y con la gran avenida que lleva su nombre, donde están los edificios emblemáticos como el Capitolio o la Casa de España. Además, sus restos se conservan en un altar lateral en la catedral de San Juan Bautista, aunque Ponce de León no murió en la isla. En 1521, mientras Elcano se esforzaba por completar la primera vuelta al mundo, el Adelantado regresaba a la Florida, pero los indios le recibieron con violencia y le hirieron de gravedad. Tuvo que trasladarse a Cuba, donde falleció días después.

Su único hijo, Luis Ponce de León, heredó las posesiones del padre y Carlos V le nombró regidor de la isla, convirtiéndose así en el primer gobernador interino nacido en Puerto Rico. El primogénito se encargó de que los restos de su padre reposaran en la capilla de la Iglesia de Santo Tomás, donde permanecieron hasta 1909, cuando su cuerpo se trasladó al actual emplazamiento de la catedral. Ponce de León murió sin poder crear un asentamiento estable en La Florida, pero esa aventura se contará más adelante, cuando el Juan Sebastián de Elcano continúe su singladura por aquella Pascua Florida.

Otros temas
Gonzalo Jiménez Tapia el

Entradas más recientes