Así es el servicio de sanidad a bordo del Juan Sebastián de Elcano

A bordo del buque-escuela hay un servicio sanitario para atender a dotación y guardiamarinas. En el buque-escuela está destinada la oficial enfermera, que forma parte de la dotación y es jefa de sanidad del buque.

La teniente enfermera se encarga de la gestión sanitaria del buque durante todo el año. Su trabajo empieza en tierra, donde gestiona revisiones de los equipos y medicamentos de la enfermería, coordina las desinfecciones de diversas zonas del buque y organiza a nivel administrativo toda la documentación sanitaria del personal a bordo, desde reconocimientos previos al embarque, bajas médicas o las cartillas de vacunación.

Durante la navegación el equipo sanitario se compone de un médico general y una teniente enfermera. Para el cruce del Atlántico se completa con el embarque de un cirujano y un anestesista, por si hubiera que realizar una cirugía de urgencia a bordo. Tanto la teniente enfermera, el teniente médico y el equipo quirúrgico, pertenecen a lo que se conoce como Cuerpos Comunes, que encuadran las especialidades de Cuerpo Jurídico Militar, el Cuerpo Militar de Intervención, el Cuerpo Militar de Sanidad y el Cuerpo de Músicas Militares, cuyo personal puede desplegarse en el Ejército de Tierra, Ejercito del Aire, en la Armada, la Guardia Civil, la Unidad Militar de Emergencias y la Guardia Real, según las necesidades generales, como sucedía en este caso con el Juan Sebastián de Elcano.

En la proa del buque-escuela se encuentra la enfermería. Aunque es pequeña, el espacio está muy bien aprovechado y «cuenta con una serie de equipos para diagnóstico, tratamiento y mantenimiento del paciente hasta su traslado a un escalón de asistencia superior», explica la jefa de sanidad. Además, para el cruce del Atlántico se cuenta con un banco de sangre, que entrega el Centro de Transfusiones de las Fuerzas Armadas. Para realizar un viaje de cinco meses también se necesitan muchos medicamentos de diverso tipo, que se guardan con un orden milimétrico en un pañol (almacén) muy reducido situado bajo el castillo de proa.

Todo ese material le aporta a la enfermería unas capacidades que van desde curar una pequeña quemadura a realizar una operación de apendicitis si fuera necesario. Por si fuera poco, los casi 100 años de Elcano tampoco limitan la capacidad que tiene de realizar telemedicina, gracias a un equipo que permite enviar imagen y video en directo, aunque la consulta se realice desde mitad del océano. En caso de utilizarse, el servicio médico se apoya en el de radio, que pone a su disposición todo el ancho de banda que sea necesario para conseguir buena conexión.

La colaboración entre el servicio sanitario y otros destinos es habitual. Por ejemplo, la medición de los niveles de pH de los tanques de agua es un trabajo que se realiza con el apoyo del Servicio de Máquinas. También se encargan de asesorar al equipo de cocina sobre qué dietas pueden ser más equilibradas, y, además, participan en la función didáctica del buque-escuela por medio de conferencias informativas sobre la Covid-19, las enfermedades de transmisión sexual o peligros asociados a la zona geográfica en las que se detiene el Elcano.

Aunque su principal ocupación diaria es «la consulta con pacientes, que además son compañeros y algunos de ellos amigos», afirma la teniente enfermera. Esa cercanía que genera vivir todos juntos, paciente y sanitario, en un mismo espacio, crea un vínculo, que no choca con la profesionalidad, que es diferente al que puedes encontrar en otro lugar. La enfermería es, en definitiva, un engranaje más del buque-escuela. Después de cinco meses, a título personal, solo puedo expresar agradecimiento por su capacidad y su calidad como equipo sanitario y humano.